Por: Rolando Alvarenga
Ya perdí la cuenta de las veces que han desfilado los grandes cerebros deportivos por la comisión Juventud y Deporte de la Asamblea Legislativa y las “famosas” modificaciones a la Ley General de los Deporte siguen durmiendo el sueño de los justos. Y es que siempre están diciendo “ya casi”, “ya casi”, pero el humo blanco no aparece y sigue reinando la incertidumbre.
Es que, tras varios años de estancamiento deportivo, hay muchas expectativas sobre estas modificaciones, pues se espera traiga una serie de aspectos novedosos y vitales para emprender la resurrección de este cadáver deportivo.
Por ejemplo, debe incluir el libre acceso a la práctica deportiva y el uso gratuito de todos los escenarios deportivos estatales.
Lo anterior porque, a través de los años, el acceso a la práctica deportiva, salvo algunas excepciones, ha sido injustamente pagado por los atletas y padres de familia. Un sangramiento que debe parar por el bien del pueblo y porque el deporte es el mejor antídoto contra los males sociales.
Y si no se llega a concretar el “famoso” incremento presupuestario estatal, se debería subsidiar el libre acceso al deporte con el dinero que se destina para la canasta básica de los empleados del INDES y de los recursos que la gestión anterior destinaba para un grupo de periodistas anti éticos que terminaron volviéndose sordo-mudos y cómplices. ¡Ah!, y ojalá que las modificaciones a la Ley traigan la prohibición de alquilar escenarios para espectáculos extradeportivos.