Liliana Martínez-Scarpellini
Los Ángeles/dpa
La cuestión de la vida en otros planetas siempre ha sido un tema recurrente para Hollywood. Ahora, regresa con otra propuesta sobre el contacto entre alienígenas y humanos en “La llegada”, protagonizada por Amy Adams y dirigida por el canadiense Denis Villeneuve.
Aunque el sabor a cine comercial es indudable, el filme de Villeneuve pasó primero por los festivales de Venecia y Toronto antes de desembarcar en las salas de cine de Estados Unidos, con un cantidad nada despreciable de millones de dólares que remontar para recuperar la inversión: 50 nada menos.
Gran parte de ese dinero servirá para hacer frente a las nóminas de un reparto importante, empezando por Adams, la protagonista indiscutible de la cinta, y pasando por Jeremy Renner y Forest Whitaker, las otras dos piezas claves en el desenlace de la historia.
El guión, a cargo de Eric Heisserer, está basado en un relato corto de ciencia ficción de Ted Chiang y se centra en la llegada de 12 naves espaciales que aterrizan en varias partes de la Tierra. Las autoridades militares estadounidenses deciden establecer contacto con los extraterrestres y para eso recurren a la mayor experta del país en cuestiones de traducción, la lingüista Louise Banks (Adams).
Banks es una mujer de mediana edad, afectada por la muerte de su única hija, pero decidida a comunicarse con los extraterrestres para entender el porqué de su presencia en la Tierra. Aunque el consejo militar no quiere que Banks entre en la nave, finalmente optan por hacerlo junto con un matemático y científico, Ian Donnelly (Renner), para descubrir el aspecto atípico de los visitantes y su extraña forma de comunicación.
Banks hace lo posible por conectar con ellos para saber si sus motivos son violentos y evitar, de paso, que los gobiernos del resto del mundo opten por una vía violenta con los extraterrestres. Aunque a simple vista parece un intento más por plantear una guerra espacial, en realidad “La llegada” discurre por otros derroteros muy distintos: se centra en la forma de comunicación entre los extraterrestres y los humanos y en el pasado, el presente y el futuro de una forma no lineal del tiempo y, por lo tanto, muy distinta a como la conocemos.
“Esta película es sobre cómo nos comunicamos, sobre las relaciones que tenemos y sobre la forma en que nos movemos por el mundo y las decisiones que tomamos”, indicó la actriz en una entrevista reciente. “Lo que me atrajo es que tiene esta clase de existencia cerebral, emocional, el poso que me dejó después de leer el guión”.
También admite que el tema siempre le ha llamado la atención gracias a clásicos como “E.T.” o “Close Encounters of the Third Kind”, y que siempre es interesante seguir investigando. En cuanto al planteamiento del tiempo que hace la película, reconoce que le daría miedo conocer su propio destino si pudiera saber su futuro de antemano. “Quizá me calmaría el saber qué pasa, pero por algún motivo me engancho a la ansiedad en mi vida. Me encantaría poder dejarlo correr, pero parece ser un compañero constante”.
Todo eso para una mujer que a sus 42 años tiene cinco nominaciones al Oscar y dos Globos de Oro y a la que le siguen lloviendo papeles relevantes. Además de los llamados personajes “serios”, tiene al menos una cinta por delante en la piel de Lois Lane, la novia de Superman, como parte de la saga revivida del célebre personaje de D.C. Comics. Es, sin duda, un momento dulce para la actriz americana nacida en Italia. De su encuentro con extraterrestres en la gran pantalla se hablará en las próximas semanas.