Carlos Mauricio Hernández
Docente universitario
Hace apenas siete meses, en noviembre de 2023, se utilizaron grandes cantidades de dinero público en el evento de Miss Universo realizado en El Salvador con un derroche de glamour de primer mundo. La cantidad exacta de cuánto dinero se gastó en el aquel evento de cobertura mundial está bajo reserva como la mayor parte de las finanzas públicas desde 2019.
En junio de 2024 un fenómeno meteorológico ha afectado toda la región centroamericana y el sureste de México, lo que popularmente se le denomina como temporal. Se ha registrado más de una docena de fallecidos a causa de la lluvia en el país que tuvo la capacidad de organizar Miss Universo pero no para invertir en obras estructurales de mitigación a largo plazo que pudieron evitar algunas de las tragedias que se le achacan a este temporal. Entre ellas, la muerte de un niño de un año y medio y la de una niña de siete años.
A veces la sabiduría popular sorprende. Aunque muchas personas afectadas directa o indirectamente no conecten o no mencionen la crítica de que en lugar de gastar fondos públicos en eventos de belleza sería mejor invertir en obras que en días de mucha lluvia o de un temblor fuerte minimicen los daños a infraestructura o a la integridad de las personas.
El temor a que se aplique el régimen de excepción ha llevado a la población y a diferentes sectores a cuidarse de no criticar lo que evidentemente no se ha hecho bien, no solo desde el gobierno, sino de toda la estructura político-económica con la que funciona El Salvador. Por esto, las palabras de una habitante de la comunidad Nueva Israel, una de las zonas en riesgo ubicadas en la capital salvadoreña, son emblemáticas de la sabiduría popular crítica:
“Siempre que pasan los inviernos es así pero no hay una solución cabalmente. Nunca se ha visto que echen mano en hacer muros de contención. Yo sé y yo entiendo que son millones los que se van aquí si se hiciera el muro de contención. ¡Tanto tiempo que uno ha vivido aquí y no se le puede dar solución a las quebradas! Aquí había una gran iglesia que se fue enterita.
Si le hubieran puesto mano con tiempo, esa iglesia y las otras casas se hubieran salvador con un muro. Es como si usted tenga un granito. Si usted no se lo trata a tiempo ese grano se crece y le quitan hasta el pie. Estas calles son viejísimas y ya no se le dieron mantenimiento. En lo rajado el agua se va por bajo” expresó la habitante sin especificar su nombre en el video que se encuentra en la red social X (fuente: https://twitter.com/
En esa misma comunidad otro habitante de la misma zona expresa con resignación la decisión de no moverse al albergue: “Está de años que esto ya está inservible pero y ¿para dónde nos vamos? El alcalde no nos da casa, el gobierno tampoco. ¿Qué es lo que tenemos que hacer? Quedarnos a defendernos como sea… Dios sabe lo que él va a hacer y hay que esperar” dijo un señor al que tampoco se le especifica su nombre pero que sí tuvo la valentía de compartir su pensamiento (fuente: https://twitter.com/
Esta sabiduría o expresión popular conecta con las palabras de la diputada Claudia Ortiz del partido VAMOS, quien de manera muy precisa ha expresado que “lo que está de fondo en esta emergencia es el problema de la vivienda”. Un problema que no es de fácil solución pero que sí requiere en El Salvador tomárselo muy en serio. En esto sin duda el Estado tiene una gran responsabilidad. Aunque no es el único actor que podría solucionarlo sí podría ser el garante o el coordinador de una serie de medidas encaminadas a tomar las decisiones-acciones estructurales surgidas desde diferentes sectores como las universidades, la pública y las privadas, que con sus áreas vinculadas a la arquitectura o planificación pudieran aportar desde su experticia.
El camino está claro. La misma diputada Ortiz expresa la utopía de fondo que conlleva la crítica a esta coyuntura: “qué diferente sería cada invierno, si las familias tuvieran una casa, modesta, pero lejos de cualquier zona de riesgo. Todos vemos que cada vez hay más apartamentos de lujo, pero la vivienda de interés social apenas avanza. Y hasta para las casas más baratas, no hay financiamiento”. Y concluye de manera tajante con el desafío que no solo debería de ser del gobierno: “tenemos que asegurarnos de que todos los hogares tengan una vivienda digna. La vida de una familia no puede depender de cuánto gana” (fuente: cuenta de X de Claudia Ortiz, con disponibilidad en https://twitter.com/