@DiarioCoLatino
Iluminaron el camino con velas y antorchas, discount purchase abriendo espacio entre la oscuridad de la noche. La luz representaba el espíritu de los miles de indígenas masacrados aquel enero de 1932.
Nietos, click bisnietos, recipe incluso hijos de los asesinados, en los que la sangre indígena no deja de correr por sus venas, recordaron la presencia de los “tatas y nanas” que hace 82 años fueron masacrados por las fuerzas militares, en Izalco, ante el levantamiento para exigir mejores condiciones de vida.
Con una peregrinación con velas y antorchas, la Comunidad Indígena de Izalco, recordó uno de los genocidios más grandes en toda América Latina en el siglo XX.
Este año se visitaron por primera vez tres lugares donde fueron sepultados los cadáveres en fosas comunes, la fosa común de Guiscoyolate, la de la Violeta y El llanito. Ahí se les recordó con velas, incienso y el sonido del caracol.
Se estima que solo en Izalco fueron asesinados alrededor de diez mil indígenas, aunque no se tienen datos específicos, ya que en los municipios de Nahuizalco y Tacuba, también hubo levantamiento indígena.
A 82 años de ese 22 de enero de 1932, la Comunidad Indígena continúa demandando mayor reconocimiento de las autoridades, así como el respeto a sus tradiciones ancestrales.
“Esa herencia que nos dejaron está germinando, esa herencia está viva y a pesar que a esas alturas quisieron exterminarla no pudieron y esta es una muestra, estamos aquí para rendirle tributo a los abuelos y decirles que están vivos, que aquí está su pueblo, manifestándoles que seguimos en la lucha pidiendo justicia para que no vuelva a suceder” expreso Rafael Latin, Alcalde del Común, al momento de llegar al altar de “El llanito” la fosa común donde fueron enterrados el mayor numero de fallecidos.
Asimismo, se invocó a los cuatro puntos cardinales y al espíritu de los “tatas y nanas”, para rendirles culto en una ceremonia ancestral. El “ sagrado fuego” fue el elemento donde se centró la actividad. Con el sonido del caracol, del pito y del tambor, se recordó a los abuelos ofreciendo al fuego cosas como incienso, romero, tabaco, miel, azúcar y chicha, entre otros.
Asimismo, se hizo presente el presidente de la Asamblea Legislativa, Sigfrido reyes, quien colocó una ofrenda floral el monumento a los indígenas caídos.
“Este día hemos venido para dar un testimonio de reconocimiento a la lucha de nuestras comunidades indígenas. Debemos de honrar a nuestros antepasados y no debemos cansarnos de exigir justicia, de exigir verdad, porque todavía en este país quieren negar la existencia de los pueblos originarios, hay quienes alaban y le hacen himnos a los genocidas del 32”, manifestó Sigfrido reyes, presidente de la Asamblea.
Además, enfatizó en el esfuerzo que se está haciendo en el primer órgano del Estado para que la constitución reconozca la existencia de los pueblos originarios y los derechos a su cultura, a su religiosidad y a sus tradiciones ancestrales.