Isaac Bigio
Politólogo, economista e historiador
En su último mensaje presidencial, Dina Boluarte argumentaba que a ella no le dejan gobernar los machistas. Como veremos en esta nota, lo que cuestiona la mayoría de la población no es su sexo, sino su mandato ilegítimo y altamente sangriento. Ella es la presidenta que ha debutado en su puesto produciendo la mayor cantidad de asesinatos en toda la historia universal.
Boluarte ha superado en muertos a la única otra dictadora que ha tenido las Américas.
Hace casi medio siglo fue la primera vez que una democracia multi-partidaria en el mundo tuvo una presidenta. En 1974 Isabel Perón sustituyó a su esposo cuando él falleció. Desde entonces hemos tenido una sesentena de presidentas en todo el planeta. Ninguna de ellas, inició su mandato ordenando matar a tantos manifestantes con balas dum dum, como lo ha hecho la actual ocupante del palacio de Pizarro.
Decir que a Boluarte se le segrega por ser mujer es algo que han podido alegar antes Keiko Fujimori (quien 3 veces ha perdido una segunda vuelta) o Meche Aráoz, Maricarmen Alva o Lady Camones, quienes quisieron llegar a palacio vía vacancia presidencial. La razón por la cual las peruanas y peruanos se han opuesto a ellas no es por ser mujeres, sino por los intereses antipopulares que defienden.
Estamos en un mundo donde las damas han venido avanzando mucho. En el último medio siglo en el planeta ha habido alrededor de 150 jefas de Estado o de Gobierno femeninas. Bangla Des, una de las repúblicas más pobladas, ha estado gobernado por mujeres durante la mayor parte de sus 52 años de historia, pese a ser una nación musulmana donde las damas deben cubrirse el cabello. Jacinta Ardern, quien desde 2017 es la actual primera ministra de Nueva Zelandia, fue reelecta con uno de los porcentajes más altos de la historia de dicho país. Serbia, nación que se diferencia de sus vecinos eslavos por la predominancia del clero ortodoxo, tiene desde hace 5 años y 200 días como su jefa de gobierno a una mujer que abiertamente se proclama como lesbiana: Ana Brnabic.
En Latinoamérica ha habido 3 presidencias femeninas en Argentina y Haití, 2 en Bolivia, Brasil y Chile, y 1 en Ecuador, Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Honduras, Guyana, Trinidad/Tobago, y Barbados. Hay países donde el principal cargo es el del de primer ministro y allí han llegado algunas damas como Dominica, Canadá o Jamaica.
Además, 11 de los 35 Estados americanos y 8 dependencias insulares más tuvieron como jefa de Estado a Elizabeth II, quien duró 7 décadas en el trono. Las 3 naciones americanas que renunciaron a la corona británica (Guyana, Trinidad y Tobago y Barbados) han tenido, todas ellas, presidentas. Estas 2 últimas repúblicas siguen con damas en sus respectivas presidencias. Paula-Mae Weekes cumple en marzo 5 años como presidenta electa unánimemente de Trinidad y Tobago. La primera persona en ocupar el cargo de presidente en Barbados es Sandra Mason, mientras que su primera ministra es otra mujer: Mia Mottley.
Fuera de estos 2 países insulares hay otra república en el continente americano en tener una mandataria. En Honduras en 2021, Xiomara Zelaya fue electa con más del 51% de los votos. Weekes, Mason y Zelaya mantienen respetables niveles de aceptación popular pues, a diferencia de Boluarte, no han instruido a sus cuerpos armados a disparar a matar contra sus propios ciudadanos.
La brutalidad con la cual Dina ha iniciado su mandato, tampoco tiene precedentes en otras partes de Latinoamérica. Centroamérica ha tenido 3 presidentas del centro a la derecha: Violeta Chamorro (Nicaragua, 1990-97), Mireya Moscoco (Panamá, 1999-2004) y Laura Chinchilla (Costa Rica, 2010-14). Sudamérica ha tenido 3 presidentas que han logrado ser reelectas: Cristina Fernández de Kirchner (Argentina, 2007-11 y 2011-15), Michelle Bachellet (2006-10 y 2014-18) y Dilma Rousseff (Brasil, 2011-15 y 2015-16).
Rousseff, pese a haber llegado a ser 2 veces la presidenta más votada de la historia mundial, fue depuesta por un golpe parlamentario en 2016. Ella fue sustituida en su posición por su vicepresidente pro-derechista José Temar (un paralelo inverso al ocurrido en Perú). Sin embargo, ni Dilma ni Xiomara (quien en 2009 fue echada de palacio, donde estaba como primera dama, por otro golpe congresal) jamás ordenaron una masacre contra sus oponentes.
Cristina, además de haber estado 2 periodos en la presidencia, estuvo otros 2 en la Casa Rosada. Del 2003 al 2007 como primera dama y desde diciembre 2019 hasta hoy como vicepresidenta. En todos esos 15 años en el poder, ella nunca se atrevió a hacer lo que Boluarte ha hecho en Perú: iniciar su gobierno matando manifestantes en todas las regiones naturales y en el norte, centro y sur de su país.
Peor que Thatcher y que Añez.
En Europa, las mujeres que más han gobernado son dos derechistas: Margaret Thatcher (1979-90) y Angela Merkel (Alemania, 2005-21). Ambas han librado crueles guerras externas, pero ninguna de ellas ordenó a sus militares abalear a sus ciudadanos cuando hacían marchas. La “dama de hierro” logró quebrar una huelga general indefinida en sus minas que duró un año y muchos otros conflictos con dura represión policial y legal, pero ella nunca instruyó a sus fuerzas del orden a no emplear balas contra los británicos.
Quien sí comenzó su mandato ordenando a las FFAA repeler a tiros a demostraciones fue Jeanine Añez. A los 3 días de iniciar su presidencia, el 12 de noviembre del 2019 en Bolivia, murieron 11 en Sacaba (cuando campesinos marchaban hacia Cochabamba) y otros 11 una semana después en Senkata (El Alto de La Paz). Anhez duró 362 días en palacio, pero ahora ha sido condenada a pasar 3,6550 días en la cárcel por haber masacrado.
Boluarte, en cambio, ya a más que duplicado esa cifra de muertos. Además, no solo lo ha hecho en 2 localidades, sino en muchas más que incluyen a 7 de los 24 departamentos del Perú y que van desde las que están cerca de la playa hasta los casi 4 kilómetros sobre el nivel del mar. Ella ha ordenado disparar a matar a marchas masivas en 2 de las 15 principales ciudades peruanas: Ayacucho y Juliaca. Esto último es algo que no tiene precedentes en este milenio y que nos hace recordar a lo que hizo el fascista Luis Sánchez Cerro hace 9 décadas.