Jorge Morales López, F.R.C. (No. 2)
De la Revista El Rosacruz, Abril-Mayo de 2015
Tratados de medicina siglos antes de Cristo
Algunas culturas del pasado lejano transcribieron sus conocimientos médicos en forma de códices, de papiros y en tratados. Por ejemplo, los tratados de medicina tradicional china, en 1948, en Nippur, se encontraron unas tabletas grabadas en caracteres cuneiformes que al traducirlos, descubrieron que al traducirlos descubrieron que eran unos formularios de flora medicinal. Esas tablas son de finales del cuarto milenio A.C. En el año 2100 A.C., en Mesopotamia también se utilizaron plantas medicinales y se demostró con el descubrimiento de una parte de la biblioteca real en Alepo, la cual también estaba escrita en tablas de arcilla. También podemos incluir el famoso papiro Ebbers, de más de 20 metros, que data de 1700 a.C. Fue descubierto en las ruinas de Luxor en Egipto. Los egipcios conocían aplicaciones de herbolaria o fitoterapia, y lo demuestran los papiros de Birchj Ebber, Smith, entre otros. En México, la medicina tradicional se remonta a la fundación de la vida en este país, sólo que la mayoría de los escritos o códices fueron destruidos durante la conquista; otros fueron llevados a Roma, al Vaticano, y a otros países. Los conocimientos se han legado de manera verbal. Algunos de los códices que existen son el Florentino, el Badiano, el Magliabecchi y la historia general de las cosas de la nueva España escrita por Fray Bernardino de Sahagú, entre otros.
La medicina tradicional en México
en México, la antigüedad de la botánica, la herbolaria, la medicina, y la farmacia se pierden en sus orígenes ancestrales, pero en sus inicios las causas de las enfermedades se atribuían a factores sobrenaturales, mágicos y religiosos.
Diversas fuentes históricas atribuyen a los toltecas el descubrimiento o invento de la medicina. Aseguran que los conocimientos se propagaron de ahí a las culturas mesoamericanas, hasta alcanzar su máximo esplendor con los mexicas.
Los aztecas asentados en Technochtitlán conformaron una civilización consolidada a nivel Estado con un idioma completo y complejo, escritura, calendario, ejército, religión y un sistema médico institucionalizado. Era claro el papel que jugaban las escuelas en la formación de los recursos humanos que el imperio requería para conservar la estabilidad social y la salud de sus habitantes.
La formación de los médicos estaba determinada por las necesidades socio-políticas. Es por ello que gran parte de los médicos eran al mismo tiempo sacerdotes, y aparte de los ritos religiosos, se ocupaban también de la salud de su pueblo. Existían médicos preparados en diferentes especialidades como hierberos, parteras, hueseros, odontólogos, oftalmólogos y cirujanos entre otros más.
Los invasores españoles se dieron cuenta de la gran variedad de medicamentos de origen mineral, vegetal y animal, que se vendían en las calles de la gran Tecnochtitlán, particularmente en el mercado de Tlatelolco.
La medicina azteca era holística porque así era la percepción de la enfermedad, así como también lo era la terapia. El análisis se basaba en un complejo de fueras mágicas, divinas y naturales, causantes de la enfermedad y los tratamientos eran directamente proporcionales con sus causas. De ahí que la prescripción médica tenía que ver con una cosmovisión propiamente religiosa, mágica y racional, todo interactuado para crear los remedios específicos.