El presidente de la República inauguró a mediados de la semana pasada, en cadena de radio y televisión, más las redes sociales, el gigantesco, y sin lugar a duda millonario centro de reclusión, denominado por el Gobierno Centro de Confinamiento de Terrorismo (CCOT). De hecho, la cadena duró más de media hora, para demostrarle a la población lo seguro que será ese centro penal construido en un terreno rural en Tecoluca, departamento de San Vicente, cuya extensión es de más de 200 manzanas, mientras que el área de construcción mide 30 manzanas.
Sin lugar a duda, es y será la principal obra de Bukele, a pesar de que no estaba en el plan de Gobierno, es decir, nunca fue una oferta de campaña. Por el contrario, en su primer año al frente del país, cerró varias cárceles, bajo el slogan de que es mejor tener escuelas o universidades en lugar de cárceles.
Claro, en aquel momento estaba vigente y funcionando un pacto con las pandillas, lo cual ha quedado confirmado con trabajos de investigación periodística y con múltiples entrevistas concedidas a algunos medios de información por cabecillas de las distintas agrupaciones criminales, llámense pandillas o maras.
Hasta este día, Bukele no ha aceptado esas negociaciones con las pandillas ni lo que provocó el rompimiento a finales de marzo de 2021, que le costó la vida a cerca de un centenar de salvadoreños, la mayoría miembros de pandillas rivales, pero también ciudadanos que nada tenían que ver con esos grupos delincuenciales.
La respuesta de Bukele fue ordenar el Estado de Excepción para perseguir y capturar a los miembros de pandillas, primeramente contra los de la MS, y tras las críticas del porqué a las otras dos pandillas no se les perseguía, un mes después dio la orden para capturar a los otros.
Hasta el día de hoy, de acuerdo con los datos oficiales, cerca de 60 mil “terroristas” han sido capturados. Pero entre esos 60 mil hay miles de inocentes, que fueron capturados por “ser sospechosos” ante los soldados o la policía. El mismo presidente Bukele, en tono soberbio y burlón, ha aceptado que al menos el 1% de los capturados son inocentes, pero a continuación dijo que para eso era el sistema judicial, para poner libres a los inocentes.
Al presidente Bukele se le olvidó que las capturas masivas son ilegales, que de acuerdo con la Constitución, la Fiscalía General de la República y el cuerpo auxiliar, es decir, la PNC, si no capturan infraganti, tienen que realizar las investigaciones pertinentes.
En principio, pues, si se respetan los procesos, no habría necesidad de capturar inocentes, sino sólo aquél que ha cometido delitos, y de acuerdo con las leyes penales salvadoreñas ser miembro de pandillas o maras es un delito, y por eso es que estos delincuentes deben ser capturados y llevados ante los jueces, para que les apliquen la pena de acuerdo a la ley. Para eso sirve el sistema judicial, señor presidente, no para determinar seis meses después, si el capturado era inocente.
Muchos de los inocentes, por cierto, murieron en prisión. De acuerdo con datos no oficiales, más de cien salvadoreños capturados en el marco del Régimen de Excepción fueron asesinados en las cárceles, unos producto de la tortura policial y otros por los mismos reos. Muchos de los familiares de los fallecidos se dieron cuenta de que su pariente estaba muerto hasta que llegaron los de la funeraria a ofrecerles el servicio para el enterramiento. Otros, fueron enterrados en fosas comunes en los cementerios y los familiares tardaron varios meses en darse cuenta. Y el sistema judicial no intervino ni intervendrá.
De acuerdo con la cadena nacional de radio, esa mega cárcel, que nadie sabe cuánto cuesta, ni quienes la construyeron, servirá para albergar a 40 mil de los 60 mil detenidos en el Régimen de Excepción. Por cierto, de acuerdo con el presidente Bukele “jamás saldrán” de esa prisión. Es decir, sin que el sistema judicial haya intervenido, el presidente Bukele ya les decretó cadena perpetua, que también es prohibida por la Constitución.
Ahora bien, es correcto que el delincuente sea capturado, juzgado y encarcelado, independientemente que sea en “Zacatraz”, la otrora cárcel de máxima seguridad del gobierno Francisco Flores, en la mega cárcel de Bukele en Tecoluca, pero bajo los principios rectores de lo que significa el confinamiento, no con un discurso propio para la propaganda.
Es lamentable, por cierto, que se usen recursos del Estado para propagar la construcción de un mega reclusorio, como si fuera de beneficio para el desarrollo político y social del país, pues no se trató de un centro universitario, ni mucho menos un megatec, como para dedicarle tanto espacio para su inauguración.
Claro, como es la primera obra de este gobierno, tenía que poner toda la algarabía en su inauguración, pues todas las obras anteriormente inauguradas ya habían sido iniciadas por otros gobiernos, y solo faltaba pegarles el último ladrillo, que es lo ha hecho hasta hoy Bukele.