París / AFP
Brigitte Castelnau
Los sociólogos llevaban tiempo afirmándolo: la memoria colectiva influye en los recuerdos personales. Investigadores de neurociencia acaban de corroborarlo por primera vez a través de técnicas de imagen cerebral.
La lección que se extrae es que no se puede realizar ninguna investigación sobre el funcionamiento de nuestros recuerdos sin tener en cuenta el contexto social y cultural en el que evolucionamos como individuos, explica el Instituto francés de Salud y de Investigación Medica (Inserm).
La memoria colectiva se constituye de símbolos, historias, narraciones e imágenes que participan en la construcción identitaria de una población.
Transmitida entre generaciones, puede evolucionar y enriquecerse, apunta Pierre Gagnepain, coautor de un estudio publicado el lunes en la revista Nature Human Behaviour. Tal es el caso del Holocausto o del relato de la Resistencia y de la colaboración, gracias a los trabajos de historiadores y a la cobertura mediática de grandes procesos.
Para establecer el vínculo entre las representaciones colectivas y la memoria individual, los investigadores analizaron primero la cobertura mediática de la Segunda Guerra Mundial a través de los archivos del Instituto Nacional francés del audiovisual (INA).
El objetivo: identificar las representaciones colectivas comúnmente asociadas a este periodo.
Analizaron 3.766 reportajes y documentales sobre esta guerra, difundidos en la televisión durante 30 años, entre 1980 y 2010, y lo plasmaron por escrito.
– La edad importa –
Con ayuda de un programa informático, los investigadores identificaron entre este material grupos de palabras utilizadas regularmente para hablar de grandes temas asociados a nuestra memoria común de la Segunda Guerra Mundial, como por ejemplo el desembarco aliado en Normandía.
Después reclutaron a 24 voluntarios, de entre 22 y 39 años y que crecieron durante los 30 años analizados, para visitar el Memorial de Caen (Normandía, noroeste de Francia) y observar fotos.
El análisis de las palabras de los pie de foto (tren, sabotaje, maquis, bombardeos, etc.) sirvió para determinar si las fotos pertenecían a la misma temática de memoria colectiva.
Los voluntarios se sometieron después a resonancias magnéticas (IRM) durante los cuales tenían que recordar las imágenes que habían visto en el Memorial.
Los científicos se concentraron en la actividad del córtex prefrontal medio del cerebro, una región clave para los esquemas de la memoria.
El resultado: cuando las fotos se asociaban a la misma temática de memoria colectiva, estas tendían a despertar una actividad cerebral semejante en los voluntarios. Una señal de que la memoria colectiva moldea la individual.
«Gagnepain y sus colegas muestran que la organización de recuerdos en el cerebro refleja la estructura del discurso cultural compartido», comentan dos especialistas estadounidenses de psicología, Matthew Siegelman y Christopher Baldassano, en la revista Nature.
«Un hallazgo intrigante del estudio es que la fuerza de esta alineación entre las representaciones neuronales y el patrón colectivo aumenta con la edad, con efectos más débiles observados en los participantes más jóvenes», subrayan.
Los voluntarios más mayores, que estuvieron más expuestos a los relatos del periodo estudiado (1980-2010), eran los más influenciados por la memoria colectiva, explica a la AFP Gagnepain.
Este último realizó el estudio con Francis Eustache (Inserm) y compañeros del programa Matrice de investigación sobre la memoria, dirigido por el historiador francés Denis Peschanski, del Centro Nacional de Investigación Científica.