Entrevista al poeta y estudioso Alfonso Velis Tobar
Wilfredo Arriola
Poeta
La tarde es amenizada por las letras del poeta y crítico Alfonso Velis Tobar. Con su tenaz voz muestra con tesón su amplio argumento literario, sus opiniones, su manera tan lúdica de ver la actualidad literaria salvadoreña. Nació en Apaneca, El Salvador, 1950. Es académico de las letras, poeta, escritor e investigador de la Literatura Salvadoreña e Hispanoamericana. Profesor de Literatura (Universidad de El Salvador, 1984) y Master en Artes (1996, Literatura Hispánica, estudios de Historiografía Literaria y métodos de investigación, Carletón University, Ottawa, Canadá donde fungió como profesor e investigador. Ha publicado poesía, ensayo y crítica literaria en Revistas literarias nacionales y extranjeras. Obtuvo mención de honor con “Las Estaciones y otras cosas” en los “Juegos Florales de Zacatecoluca” (El Salvador) en 1981. Acreedor a “Moneda de Bronce Dorada y Diploma al Mérito” como triunfador en tercer lugar en la “The North American Open Poetry Competition”. Forma parte de la Antología “Beyond the Horizon” (“Más allá del horizonte”) titulada “The Sound of the Silence”. Otras plaquettes de poesía: “Desde un Cuerpo de mujer” (1983 y 2006), “Poesía colorada” (1985, junto con el poeta Joaquín Meza), “Los días y la Guerra” (Poesía 1979-1990). “Poemas de exilio” (1987), “Diario de un poeta desesperado” (1990- 92), “Palabra Ardiente” (2007-2010), “Poemas en prosa”. (2005) Su poesía ha sido traducida al Inglés por Tamara Crespín, Phd. Western Ontario University. Actualmente trabaja en estudios sobre el proceso histórico crítico de la Literatura Salvadoreña.
Es sobre tantas cosas poeta de la vieja escuela pero siempre con algo punzante por decir que lo convierte en contemporáneo, ameno, intrigante, dueño de todas sus palabras; su juicio de intelectual lo avala. Con el lucido recuerdo del pasado como trinchera para desafiar siempre la realidad, su realidad expuesta en cada uno de sus poemas, en paralelo a ello el basto material inédito que en futuro podremos apreciar como un excelente aporte al presente literario de nuestro país. Velis Tobar tuvo la elegancia de conversar en una de estas tardes colmadas de incertidumbre, con este servidor que tuvo a bien hacerle una serie de preguntas, que el poeta con su mirada profunda y lengua depurada supo contestar a su peculiar manera, a continuación un panorama que dan fe de aquella tarde.
P- ¿Será la poesía contemporánea una respuesta a lo que se vive en nuestro país El Salvador?
R-La poesía no puede ser salvadora de esta realidad dolorosa que vivimos, después de un conflicto armado donde la poesía misma se integró a la lucha por la liberación nacional. Claro dentro de esta lucha de clases que enfrentamos ella contribuye a ese cambio con su mensaje a favor del pueblo. Por ello la poesía debe tomar postura moral, esperanzadora dentro de esta desesperanza de frustraciones sociales en este periodo de postguerra. Esta inseguridad ciudadana como consecuencia de una crisis económica, desintegración social que enfrentamos. Si queremos salvar al país de esta crisis, tanto los que hegemonizan el poder económico, político y aquellos donde radica la fuerzas de trabajo debemos acceder a ese cambio en beneficio de una causa común para todos, creando fuentes que contribuyan a ese desarrollo del trabajo bien remunerado, para erradicar el hambre y la miseria, alcanzando niveles mejores de vida. Con derecho a la educación, la salud y al goce de la cultura y a una vejez digna como país civilizado. Pues la riqueza y el bienestar de unos es la pobreza de otros que caminan desesperados. Aquí sálvese quien pueda ante esta violencia que padecemos, ante los ojos la noticia sensacional de ser catalogado un país violento en el mundo. Por ello la respuesta de la poesía contemporánea debe criticar todo mal estado de cosas. Esa respuesta debe ser toda una facultad creadora donde la poesía no pierda esa esperanza, esa magia, esa fantasía lo fantástico de inventar una realidad utópica, esa imaginación al servicio del cambio, por la felicidad de nuestro pueblo, ya lo bastante sufrido, mangoneado por las clases más pudientes. La poesía como una forma de la conciencia social debe buscar ese cambio a conformar esa sociedad más justa y más humana, creo que esa debe ser la misión de la poesía en todo tiempo. Ser como todo arte una respuesta a los problemas del hombre y la sociedad y El Salvador no es una excepción.
P-¿Tendrá la poesía alguna característica imprescindible?
R-Pertenezco a la generación que surge en la segunda promoción de 1975. Una generación inquieta, de anhelos revolucionarios, que apoyamos tanto la gesta del Che como el de la revolución cubana. Ella no puede dar la espalda a los problemas que aquejan a la nación, una sociedad colonizada, sufrida, de una historia que siempre ha sido triste como dijo el poeta Chema Cuellar. “Que no ha conocido la felicidad ni la alegría”. Nuestra poesía la mayor parte se caracteriza, por los factores que la determinan a ser una poesía reflejo de las convulsiones sociales, esa historia violenta que padecemos históricamente a partir de los problemas económicos y políticos. Ella debe ser ojo de juicio crítico, poner el dedo en la llaga, denunciar el mal, superar el dolor social. Debe pronunciarse, manifestarse, participar con valentía creadora, con sentido de rompimiento, hacia una nueva trayectoria de la realidad, romper con su lenguaje mismo, alguien que lleve al cambio como nación independiente, libre y soberana. Así que lo imprescindible de la poesía, es que ella prescinde de su creatividad a la evocación de nuestros problemas, lo que significa rescate de nuestra identidad nacional y cultural. Debemos descolonizar la conciencia al mismo tiempo de descolonizar esta sociedad sometida y allanada por el imperio del mal.
P- En su visita más reciente al país ¿Cómo ve Ud. el panorama social y cultural que se vive dentro?
R-Tu pregunta tiene situaciones de fondo. Viendo ese panorama social y cultural a partir de una visión materialista de la historia. Lo que siento, primero la inseguridad la desconfianzas. ¡Sino mira el índice de victimas a causa del crimen organizado y en acuerdos con los poderosos! Padecemos la política neoliberal económica. El nacimiento de las maras es producto de la desintegración económica y social, crisis misma que propiciaron los vende patrias del sistema. Aquí la corrupción anda como fácil manejo del pecado. Nuestra esperanza con este gobierno revolucionario del FMLN trate de resolver la secuela de problemas que nos trajo la postguerra después de los acuerdos de paz en 1992 y luego el mal manejo estatal de los gobiernos de ARENA a quien poco le importaron los problemas del pueblo, un pueblo que se niega a morir. Puedes ver el consumismo de esta falsa imagen de progreso. Pienso que esta aparente modernización solo demuestra el “profundo atraso” en que vivimos, mientras la miseria y el hambre rondan por doquier. El Gobierno no solo debe preocuparse por la seguridad, de las mejoras del país sino reflejar honestidad, confianza y gobernar con transparencia al pueblo.
Aquí el panorama cultural parece de mucho entusiasmo, pero es desértico, falta apoyo, falta establecer una política cultural. Aunque parezca aislado, debería haber un frente cultural de escritores y artistas. Después de la guerra, la crisis nos lleva a los cambios, la influencia de la tecnología de las redes sociales, para muchos pasatiempos bobos. Veo un panorama cultural muy pobre, aunque hay entusiasmo en el quehacer artístico en general como te repito; creadores que pretenden vivir del arte con justa razón a sobrevivir en este medio en crisis [hostil al arte] y falta de oportunidades, que obligan a emigrar a mucha gente a ese sueño americano donde creen encontrar felicidad y a veces hasta la muerte. Aquí estamos acostumbrados a padecer una pobreza cultural enfrentando un sistema de injusticia social. Aquí la cultura tiene su gozo de clase privilegiado. Y también la justicia misma lo tiene “La justicia pica al que solo anda descalzo” decía Monseñor Romero con entera razón. Vemos con cinismo las escenas de corrupción, los desfalcos al pueblo que podrían servir en programas que contribuyan al desarrollo social y de la cultura. Aquí hay subdesarrollo del capital dependiente de quien nos maneja y nos empuja al cambio por medio de una política árida con la llamada “Globalización” más bien “globalización neoliberal”. Aquí necesitamos más armonía social, de oportunidades al mejoramiento de las clases pobres. Un socialismo del siglo XXI que garantice nuestra soberanía propia, no ser manejados por intereses transnacionales y consorcios económicos. Aquí falta mucho más apoyo a la cultura por parte del Estado. Se exige un Ministerio de Cultura que no solo estimule el espíritu creador. Los problemas están de fondo cuando se habla con profundidad de ese panorama cultural, falta apoyo para nuestros valores. Vaya por qué no decir, que pensionen aquellos que han contribuido y siguen contribuyendo a la cultura. Veo bastante entusiasmo con la literatura y las artes en general, la investigación antropológica, étnica, el cine que se está experimentando. Pero se necesita más apoyo del estado. La cultura debe enriquecerse en su desarrollo mismo de su identidad propia, una cultura de convivencia humana, para mayor gozo espiritual del pueblo.
P- ¿Qué arriesga un poeta en un país como El Salvador?
R- Ese riesgo dependerá de tu conducta moral que asumas en su momento histórico. Como poeta, como escritor debes actuar con un grado de compromiso en la práctica misma de esa conducta moral que a ejemplo propiciaron poetas como Roque Dalton, Alfonso Hernández y luchadores como Farabundo Martí, Anastasio Aquino ejercían militancia y compromiso. Como creador debes ser consecuente con lo que escribes, con lo que piensas en beneficio de los más necesitados. De lo contrario serás escritor comprado, amoldado como a la horma de un zapato, dotado de una conducta moral que más comulga con los intereses de los sectores egoístas y vende patrias del sistema. Donde te harán sentir que estas bien con Dios y con tu estómago. Por tanto debes ser portador de una conciencia social de participación liberadora, revolucionaria en todo momento con sentido de cambio. Muchos escritores y poetas de los 60, 70´s, como otros más jóvenes nos fuimos en apoyo de la guerra por esa liberación nacional. Se luchaba por el pan la justicia y la democracia. Aunque el riesgo era jugarte la vida, la cárcel, el exilio, el secuestro y la tortura. Era un riesgo ser poeta cuando eras justo el mismo grito con el pueblo. Se buscaba contribuir al cambio, atacando todo mal estado de cosas, una historia sangrienta que toco enfrentar de la que fuimos testigos. Nuestro pueblo siempre fue víctima de la represión de gobiernos de corte neofascista que empezó a afilar su maquinaria represiva desde 1932, implantando una dictadura de gobiernos militaristas demagógicos, pro-imperialistas. Siempre cuidaron los intereses de la oligarquía terrateniente, industrial y cafetalera, quienes vendieron el país al mejor impostor del imperio atentando hasta contra nuestra identidad cultural. Esa conducta moral del poeta, del escritor del artista debía ir en apoyo de las organizaciones democrático revolucionarias, no podías quedar aislado. Tenías que militar por lo menos a través de la poesía, con inteligencia y cuidado porque si no eras hombre muerto o venadeado. Lo mismo debes hacer en este momento en esta lucha de una nueva coyuntura política de posguerra. Poner al servicio del pueblo tu imaginación creadora, tu ficción como reflejo mismo, como testimonio de nuestra realidad salvadoreña. Esta democracia que vivimos que falta cimentar o profundizar nos ha costado sangre y muerte, por lo tanto debemos consolidarla en la práctica misma de una poética creadora aun con riesgo de la vida dentro de este nuevo medio. Aquí siempre ha sido un riesgo ser poeta cuando fuiste honesto consigo mismo, leal a tus principios y honesto con los demás. Espero que me captes que ese compromiso de conducta moral será todo el tiempo un riesgo de una u otra manera en diferentes circunstancias históricas.
P-¿Cuál es la característica personal que marca pauta de la literatura nacional en el extranjero?
R- La literatura salvadoreña antes y después de la guerra ha tenido bastante aceptación y renombre a grado que hoy es tomada en cuenta por el “canon literario” de las universidades extranjeras y en especial de EEUU, Canadá y Europa. Quizás por tradición nuestra literatura está determinada por encausar una temática de los problemas sociales y por esa tradición de rescate de nuestra identidad cultural. Enraizados, enmarcados en acontecimientos políticos y tragedias históricas. Por consecuencia de la guerra, vino la crisis, vino el exilio o destierro forzado o voluntario y por consecuencia el promover y enriquecer la imaginación creadora. Fue el fenómeno de la emigración y causas económicas, políticas y disidencia social. En EEUU, Canadá, Vancouver vemos una literatura salvadoreña con mayor resonancia internacional gracias a los escritores salvadoreños extranjeros. Lo he podido comprobar a raíz de las fuentes consultadas como investigador experimentado.
P- ¿Qué libro hecho por un escritor salvadoreño le ha dejado las mejores sensaciones?
R-Diríamos mejor que obras de mayores facultades creadoras de nuestros escritores salvadoreños de mayor representatividad nos corroen el alma, nos golpean los ojos, la imaginación misma dándonos una imagen de nuestra realidad hecha ficción o ficción de la realidad. El propósito mismo de esas sensaciones que los meta textos en cualquier género, característicos de la literatura salvadoreña en tiempo y espacio o temática testimonial nos plasman reflejo de la historia. Facultades creadoras, que nos hagan pensar, que nos abran los ojos. Desde Salarrué con su visión costumbrista, el mestizaje que cuestiona y plantea de sus maravillosos temas y mundo utópico con su “O-Yarkandal” hasta esa estampa social de picardía e inocencia que reflejan sus “Cuentos de barro” y “Cuentos de cipotes”. Las mejores sensaciones que nos deja un escritor, son aquellas que nos hacen sentir en carne propia los problemas humanos y sucesos de nuestro tiempo como la poesía de Claribel Alegría, Claudia Lars, Pedro Geoffrey Rivas y Francisco Gavidia con esa visión de mundo en “Sooter o tierra de Preseas”. Las narraciones y la poética de militancia como reflejo de la historia como Oswaldo Escobar Velado, Alfonso Hernández, de Roque Dalton con “Pobrecito poeta que era yo” y “Las historias prohibidas del pulgarcito”, poesía socio histórica. Un novelista de la talla de Manlio Argueta con “Un día en la vida”, genial pues en un día cuenta la historia revolucionaria de un pueblo en lucha; de poetas como Roberto Cea, habla de historia y revolución con sus “Herederos de Farabundo”, “La Guerra Nacional” y “Tierra de preseas” a partir de su visión mítica desde “Todo El Códice”, luego ese sincretismo religioso de su “Misa Mitin”; así como el erotismo candente y picaresco de “Mester de Picardía”, que recrea lo lúdico de su poesía; una poesía conversacional por la manera de usar el lenguaje coloquial lo encontramos como en su nueva poesía “Xipe Totec”, el “Cantar de los Cantares y otros boleros”. También Pedro Geoffrey Rivas, rescata ese pasado histórico desde nuestros ancestros culturales, esa atmosfera cósmica en Los “Nietos del Jaguar”. Que más sensaciones causa esa visión de lo cotidiano de poetas como Roberto Armijo, Alfonso Quijada Urías, lo distinguen obras como «Las Esferas circulares». Pero quizás no tendría sentido esta respuesta si olvidamos a un escritor de mi generación de los 70s, adquiriendo relevancia internacional y característica creadora por su estilo de narrar, por su manera en usar el lenguaje urbano, se trata de Horacio Castellanos Moya; a ejemplo “La Diáspora” y “El Asco”, son novela singulares. Hasta la poesía de los 60-70 grupo Piedra y siglo, Chema Cuellar, Melgar Brizuela y la crítica de Lara Martínez, Luis Alvarenga, la poética y de Huezo Mixco, Roberto Monterrosa, Marquina, Reyes Gilberto Arévalo, Joaquín Meza, el teatro de Miguel Chinchilla y Jorgelina Cerritos, la poesía de Mauricio Vallejo, los del grupo Xibalba con la voz de Otoniel Guevara, Vargas Méndez hasta la poesía coloquial de Chamba Juárez, como los que formamos los Cinconegritos. Que te puedo decir ya después de la oleada de posguerra su poesía no cuaja, repiten muchos temas trillados, no rompen, surgen en otro contexto histórico social, de reconstrucción nacional, época de frustraciones y desesperanzas pero sin perderla. Aunque surgen buenos narradores como Menjívar Ochoa, Jorge Galán creando una novela testimonial. Bueno poeta si nos ponemos a valorizar geniales obras de nuestra literatura. De autores representativos, los encontramos con lupa. Pues tanto en teatro, cuento, novela y en cierta medida con el ensayo critico histórico nuestra literatura es portadora de obras de gran trascendencia cultural. Habría más pacientes analizar quienes y que obras son de trascendencia histórica. Lo digo por los que se escapan a mi memoria de los cuales hay otros que tienen valor que me disculpen mi olvido involuntario.
P- Además de tu creación poética gustas del ensayo crítico y se nota tu preocupación. ¿Qué más aportarías dentro de tus reflexiones acerca de los problemas del proceso histórico de la literatura en el país?
R-Creo que tu pregunta nos lleva a cuestionar la producción historiográfica de la literatura salvadoreña y ante el problema mismo de la crisis de la crítica literaria vista desde un marco centroamericano. Ya que la crítica literaria es fiel instrumento para crear el aspecto teórico del proceso creador. Este problema de crisis debe de enfocarse desde un examen crítico de lo pobre que andamos en el seguimiento del proceso histórico de nuestra literatura salvadoreña. Este problema de crisis, es parte del problema del mismo subdesarrollo de la cultura como factor determinante de la crisis de la historia literaria en el país. Aquí falta método científico en la elaboración de una nueva historia de la literatura con otra visión social del seguimiento dialectico de sus periodos históricos del pasado a lo contemporáneo. Además falta una teoría de la literatura en relación con la historia ayudado por la crítica, faltan los investigadores y críticos de la literatura para conformar ese proceso de la literatura. Pues aquí no los tenemos y si los hay donde están para lanzar ese grito a través del planteamiento del problema de la historia literaria que tanto necesitamos. Llevamos más de cincuenta años, desde que en 1957, Toruno, Gallegos Valdes, María de Membreño y últimamente Vargas Méndez junto con J.A Morasan, con sus aportes, no hay un seguimiento concreto de nuestra historia literaria y esos aportes hay que cuestionarlos pues son motivo de análisis de como organizan obras y autores, como distribuyen su discurso literario dentro del imaginario socio histórico. Además agradecer a ellos que si no se hubiera en parte preocupados en este rubro no tuviéramos nada a pesar de la falta de visión científica en que enmarcan el proceso de la literatura y el problema es de método. Y esa es mi preocupación organizar nuestra literatura en forma más sistemática del pasado al presente. Nuestra literatura debe ser rescatada pues en el pasado ha sido negada por los censores de los gobiernos dictatoriales y represivos a la libertad de pensamiento, claro por las mismas contradicciones de clase e ideológicos. Esto debe ser motivo de preocupación, de estudio, disciplina de un equipo para realizar este proyecto de investigación y análisis del problema para crear una nueva historia de la literatura de El Salvador con una nueva visión. De fondo al problema está el subdesarrollo de la cultura misma, de nuestras letras, dentro de un sistema de injusticia social que enfrentamos en todo sentido. Es necesario hacer este planteamiento. Es un reto a la Cultura oficial y “oficiosa” del Estado, a los intelectuales, “investigadores”, grupos, talleres de letras, universidades tener al día el seguimiento de la producción literaria del país. Aquí en El Salvador, apenas existen proyectos concretos en la investigación sistemática de la literatura. Salvo algunos indicios en las tesis o monografías universitarias, con deficiencias al caso ya que seguimos, sin un serio estudio de nuestra producción literaria nacional.