Se aparecía en los parajes solitarios a los caminantes, se les presentaba como una bella mujer morena, cabello lacio negro, que le caía hasta la cintura, de ojos penetrantes y bellas formas torneadas de sus caderas.
En esa soledades se aparecía, por la Isla del amor en el lago de Ilopango, misteriosa su mirada, penetrante y convincente, irresistible diríamos seductora con ojos de fuego seducía a los caminantes y les doblaba la voluntad hasta dormirlos totalmente y entonces se convertía en una gigantesca sirena algunos decían que era una enorme culebra arrastrándolo hasta las orillas del lago, y después penetrar más y más y llevarlos gasta las profundidades. Testigo de esto era el viento que danzaba entre los arboles de aquella soledades ¡realidad o fantasía! . la verdad que cuando el rio suena piedras trae, a mi daría horror encontrarme con ese ser sirena o lo que sea en ese soledades del lago que son cráteres volcánicos.
En cierta ocasión fui con amigo entrando por el lado de Santiago Texacuangos, y son bajadas y subidas interminables que conducen hasta el lago nos tocaba regresar a pie con el amigo afortunadamente al regresar venia un señor en un vehículo que se compadeció de nosotros y nos trajo de regreso hasta la población de Texacuangos dicen algunos vecinos que han visto luces en el lago y seres extraños que se sumergen, y emergen todo esto puede ser realidad o fantasía, a mí me lo contaron y así se los cuento.
Carlos Andrés Villacorta