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La mutación de Bukele: De Alcalde de Izquierda a Presidente de Derecha

Por Colectivo Tetzáhuitl* 

Promesas incumplidas en 5 años de gobierno…

Son por lo menos una veintena de promesas incumplidas por Bukele en estos cinco años de su primer mandato.

La mayoría de ellas tienen que ver con el área económica y, sobre todo, con lo social.

Por cuestiones de espacio no vamos a señalar todas las promesas que hizo Bukele siendo candidato y que no cumplió.

Nos vamos a centrar en las ofertas electorales más emblemáticas y que le permitieron venderse como un político diferente a todos los anteriores, con las que conquistó el voto de la izquierda.

En lo económico Bukele dijo que acabaría con los privilegios de los grupos oligárquicos del país.

Sin embargo, como ya hemos sostenido en otras publicaciones, no solo no acabó con estos privilegios sino que los fortaleció y aumentó, al punto que en todos estos años se ha ganado la confianza y el respaldo político y financiero de estos grupos empresariales a los que llamó en una ocasión: “Los dueños de la finca”

Grupos económicos como los Kriete, los Calleja, los Dueñas, los Regalado, los Murray Meza, los Poma, entre otros, dejaron de ser los financistas de ARENA para hacer de Nuevas Ideas su partido orgánico, su instrumento de acceso y control del poder del Estado.

Históricamente y desde que nacieron como grupos oligárquicos en la segunda mitad del siglo XIX, las familias empresariales de origen cafetalero utilizaron el Estado para acumular riqueza y controlar la economía del país.

Desde entonces recurrieron al control del aparato público para asegurar la acumulación originaria de capital que comenzó con la producción y comercialización del café, primero, y luego del algodón y la Caña de Azúcar.

Familias adineradas de la época, en su mayoría comerciantes e inversionistas, usaron los resortes del Estado para enriquecerse.

Fue bajo los gobiernos de Francisco Dueñas, Rafael Zaldívar, de la dinastía de los Meléndez-Quiñónez, de la breve presidencia de Manuel Enrique Araujo y luego del gobierno de Pío Romero Bosque que las tierras fértiles de indígenas y campesinos fueron expropiadas para ser destinadas al cultivo del café y otros productos agrícolas de gran rentabilidad.

Se aprobaron leyes que facilitaron esta expropiación y concentración de la propiedad de la tierra.

Se crearon además los mecanismos comerciales y financieros necesarios para fomentar y expandir la producción, comercialización y exportación del café a finales del Siglo XIX y de la caña de azúcar y el algodón en la primera mitad del Siglo XX.

Con los años estos grupos fueron creciendo no solo en poder, sino también en número, al tiempo que fueron diversificando sus negocios.

Fue desde ese momento que se generó el fenómeno conocido como el de “las 14 familias” en alusión a las familias adineradas que controlaban la actividad económica del país y que detentaban el poder político real .

En realidad fueron más de 40 familias o grupos económicos empresariales.

Sin embargo, los analistas e historiadores solo hablan y destacan a 14 familias, entre ellas la familia Dueñas, la de los Regalado, los Wright, los Meza-Ayau, la familia Meardi, el grupo Guirola, los Álvarez de Santa Ana, la dinastía de los Meléndez- Quiñónez, la familia Salaverría, los Hill, los De Sola, el grupo Sol Millet , los Freund y el grupo empresarial cafetalero y comercial de origen judío  Goldtree-Liebes.

La apropiación de las tierras más fértiles del país, la obtención de bienes públicos a bajos precios, la creación de instrumentos legales y financieros para conservar e incrementar su poder económico y político fue la forma como todas estas familias o grupos empresariales acabaron convirtiéndose en una Oligarquía que decidía y sigue decidiendo los destinos del país y que pone y quita Presidentes, en alianza con Estados Unidos.

Nada de eso ha cambiado con el gobierno de Bukele.

Bukele ofreció en la campaña electoral del 2019 acabar con el poder y los privilegios de estos grupos empresariales que centraron sus inversiones y negocios en el sector financiero, comercial y los servicios, además de las inversiones inmobiliarias (Hoteles, Centros Comerciales, Residenciales de lujo y Edificios de Apartamentos) y la producción industrial, sobre todo textil y farmacéutica.

En cinco años Bukele no hizo nada para acabar con sus privilegios y disminuir su poder.

Lejos de ello, los fortaleció.

Tampoco les cobró más impuestos en función de sus altos y exhorbitantes ingresos.

Teniendo el control de las decisiones legislativas Bukele nunca promovió una reforma tributaria progresiva como lo prometió.

Con mayoría calificada en la Asamblea Legislativa pudo promover sin resistencia de los Diputados la aprobación de un impuesto al patrimonio que se cobraría al 10% más rico del país,  o bien, un aumento del impuesto a las ganancias de capital que hasta ahora se ha cobrado solo a las empresas que obtienen utilidades anuales por arriba de los 150 mil dólares o incluso un aumento al impuesto que hasta ahora se viene cobrando a las viviendas con un valor arriba de los 350 mil dólares.

Estos impuestos le habrían dejado al fisco una importante cantidad de recursos que algunos economistas calculan en unos  mil millones de dólares, adicionales a lo que ya Hacienda recauda cada año.

Con la reducción de ingresos y la crisis de las finanzas públicas que enfrenta el gobierno, Bukele optó por recortar el gasto social en lugar de otros gastos que representan un verdadero despilfarro como Propaganda y Defensa.

El gobierno de Bukele cerró una docena de Programas Sociales y desfinanció otros diez más, entre ellos programas emblemáticos como “Ciudad Mujer”, la “Pensión Básica Universal para Adultos Mayores”, el vaso de leche, la merienda escolar así como la entrega gratuita de Uniformes, Zapatos y Útiles Escolares.

La prioridad de Bukele siempre ha sido proteger los intereses de los Grupos Oligárquicos sobre quienes debería recaer el mayor peso de la fiscalidad.

Para enfrentar el problema de los bajos ingresos fiscales, Bukele hace pagar los platos rotos a las familias más pobres del país que se han visto afectadas con la decisión de cerrar algunos Programas Sociales y los recortes al Presupuesto de Salud y Educación en lugar de reducir los privilegios fiscales de los más ricos.

Para el caso, en estos cinco años de su primer mandato, Bukele ordenó cerrar varios Equipos Comunitarios de Salud Familiar del área rural, conocidos como ECOSF.

Dejó de abastecer de medicamentos a las farmacias de los Hospitales Públicos.

Prefirió construir por razones propagandísticas un Hospital para Mascotas en lugar del nuevo edificio del Hospital Rosales y el Hospital de Nejapa, que ya enfrentan ambos un atraso de casi 5 años desde que se aprobó su financiamiento por el BID a finales del Gobierno de Sánchez Cerén.

No ha reconstruido ni remodelado las 5 mil escuelas que prometió ni tampoco las 4 sedes regionales de la UES que dijo que iba a construir.

Este incumplimiento de sus promesas sociales ha provocado un aumento de la pobreza y una mayor concentración de la riqueza.

Se apropió de los recursos del FODES, lo que ha repercutido en una baja inversión territorial en municipios que requerían de obras de infraestructura social.

Esta decisión contaría su promesa de fortalecer la autonomía y la capacidad ejecutiva de los gobiernos municipales.

255 mil nuevos pobres surgieron en estos cinco años del gobierno de Bukele, con lo que la pobreza extrema volvió a los niveles como los había dejado el último gobierno de ARENA en el 2008.

En contraste, ya para finales del 2023 y según un informe de Oxfam Internacional, 160 millonarios del país concentraban el 90% del ingreso nacional.

La mayoría de promesas  del área económica tampoco han sido cumplidas.

No existe un plan de reactivación y desarrollo económico como dijo que lo presentaría a la Nación.

La mayoría de las ofertas de infraestructura no fueron cumplidas.

No hay “Tren del Pacífico”, tampoco “Aeropuerto de Oriente” y menos la tan cacareada “Ciudad Bitcoin” en Conchagua, La Unión.

Nunca se presentó el proyecto y menos se licitó el lanzamiento al espacio del Satélite “Cuscatlán”.

La innovación tecnológica no pasó de la entrega gratuita de Tablets y Laptops a estudiantes de Primaria y Secundaria.

Hace unos días fueron inauguradas las instalaciones de Google en un edificio propiedad de la familia Safie, las que han sido presentadas por el gobierno como el inicio de la informatización del país.

La verdad que no se trata de una nueva inversión extranjera, sino de la compra de servicios informáticos por unos $500 millones de dólares, de los que no se tiene ni idea de dónde van a salir.

El crecimiento económico del país es en promedio el más bajo de la región.

El sector agrícola fue descuidado al extremo de no contar con Seguridad Alimentaria.

El programa de entrega de paquetes agrícolas fue recientemente suspendido y en su lugar a los pequeños agricultores se les entrega una tarjeta de 75 dólares con la que pueden adquirir insumos que en el fondo son menos que los que venía entregando el gobierno al inicio de cada cosecha.

Este incumplimiento de ofertas también puede observarse en el manejo de las finanzas públicas y en el combate de la corrupción.

Bukele ganó la Presidencia en el 2019 con la bandera de la anti corrupción bajo el lema: “El dinero alcanza cuando nadie roba”

Sin embargo, ya en la Presidencia ha hecho todo lo contrario.

No hubo más transparencia en los gastos del gobierno como lo prometió.

Información sensible que debía ser del dominio público ha sido declarada en reserva por varios años.

Nadie sabe por ejemplo cuánto es el salario de un Ministro o de un Asesor Presidencial. Ni siquiera se conoce la identidad de los asesores de CAPRES.

Tampoco se sabe cuánto se gastó en vacunas en la recién pasada Pandemia del COVID o cómo se maneja el Presupuesto del gobierno en general.

Hay compras y licitaciones que ya no son del conocimiento público.

Se derogó la LACAP y en su lugar se aprobó una nueva Ley que promueve el secretismo y la falta de transparencia.

Los casos de corrupción de este gobierno y que había comenzado a investigar la Fiscalía de Raúl Melara fueron archivados por el nuevo Fiscal General Rodolfo Delgado, elegido en forma ilegal e inconstitucional.

De ser ciertas las denuncias que enfrentan más de una docena de sus funcionarios, Bukele podría pasar a la historia como el Presidente más corrupto de los últimos 30 años después de la firma de los Acuerdos de Paz.

Funcionarios como la Jefa de Gabinete, Carolina Recinos de Bernal, el Director de Centros Penales, Osiris Luna Meza, el Director de Reconstrucción del Tejido Social, Carlos “Sliptone” Marroquín, el ex Ministro de Agricultura, Pablo Salvador Anliker, el Ministro de Salud, Frank Alabí, el Ministro de Trabajo, Rolando Castro, el Secretario Jurídico de la Presidencia, Conan Castro, la Ministra de Vivienda, Michelle Sol, el Presidente de la Asamblea, Ernesto Castro, el Secretario de Prensa de CAPRES, Ernesto Sanabria, entre otros, en lugar de estar en la cárcel por los delitos cometidos, circulan libremente y se mantienen en sus cargos sin mayores reservas por parte de Bukele y el Fiscal General.

Hay casos escandalosos como el llamado “Catedral” que revela la existencia de una estructura criminal dedicada a delinquir y que es dirigida por Karim, uno de los hermanos de Bukele, la Jefa de Gabinete, Carolina Recinos, y el Presidente de Nuevas Ideas y primo de Nayib, Xavier Zablah Bukele.

También esta investigación del ex Fiscal Raúl Melara documenta el proceso de negociación que mantiene Bukele desde el inicio de su gobierno, incluso antes, con las principales pandillas del país y que le ha reportado beneficios tangibles como es la drástica reducción de homicidios a cambio de beneficios procesales y económicos para el liderazgo pandilleril.

 

Las transformaciones de Bukele…

 

Si algo define el estilo de gobierno de Bukele es su constante mutación de imagen y de concepción, según conveniencia.

Se vendió como un candidato de izquierda y al final ha terminado siendo un Presidente de derecha de corte neoliberal, más derechista incluso que los Presidentes que tuvo ARENA durante 20 años.

Pero ese cambio de rostro no inició con su llegada al poder. Se venía gestando desde antes.

Sus viejos vínculos, a través de su padre, con el capital árabe y algunos sectores de la Oligarquía, así como con José Luis Merino, jefe de las empresas del Grupo Alba, contribuyeron a esta mutación.

El programa de gobierno que presentó Bukele durante la campaña del 2019 fue todo un fiasco, fríamente calculado, para disputar el voto de la izquierda y conquistarlo rápidamente aprovechando el desencanto de muchos electores hacia el FMLN y su segundo gobierno.

Del “Plan Cuscatlán” no cumplió ninguna de las promesas hechas luego que gana la Presidencia de la República.

Al contrario, en la práctica contradijo casi todas.

Lo primero que hizo como Presidente electo fue visitar el más importante tanque de pensamiento de la derecha conservadora de EEUU, la fundación Heritage.

Fue en ese escenario que criticó la apertura de relaciones con China en el gobierno de Sánchez Cerén y llegó a calificar su política exterior como manipuladora e injerencista.

En ese momento la posición crítica de Bukele hacia el gigante asiático resultaba música agradable para los oídos de la derecha conservadora estadounidense, incluso, para los inversionistas de Wall Street a los que visitó días después.

Lo curioso es que ya como Presidente, en su primer año de gobierno, realizó una gira por Asia que comenzó precisamente en China, país con el que el gobierno de Bukele firmó varios convenios de cooperación y al que elogió después que meses antes lo había defenestrado.

Fue un cambio de posición por pura conveniencia.

A lo largo de todos los años de su primer mandato, Bukele hizo todo lo contrario de lo que había ofrecido sin importarle lo más mínimo cómo estaba siendo percibido por aquellos a los que prometió beneficiar y proteger.

De defensor de los pobres pasó a defender a los neoliberales oligárquicos con claros nexos con el capital financiero sionista estadounidense.

Recortó el gasto social y aumentó los privilegios que venían gozando los grupos empresariales oligárquicos desde el primer gobierno de ARENA.

Por ejemplo, les ha otorgado varios proyectos urbanísticos aún cuando violan disposiciones medio ambientales.

A  la empresa “Urbánica”, propiedad del grupo Dueñas, el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (MARN) le autorizó un megaproyecto urbanístico en las faldas del volcán de San Salvador conocido como “Ciudad Valle El ángel” que afectará la flora y la fauna del lugar, incluyendo una de las pocas zonas de recarga acuífera que aún quedan en el norte del Departamento.

Bukele privilegió en este caso al grupo empresarial Dueñas por encima de los intereses de las comunidades de Apopa, Nejapa, Mejicanos y Ayutuxtepeque que se verán seriamente afectadas por el impacto ambiental del Proyecto.

Lo mismo ha ocurrido con la montaña que bordea el Lago de Coatepeque donde varias empresas constructoras han sido autorizadas por el gobierno para construir complejos habitacionales y edificios de apartamentos que están deforestando la montaña y contaminando el Lago.

Una de estas empresas constructoras está vinculada a la familia de Bukele, sobre todo, a su esposa y a su suegra.

Esta misma empresa desarrolla varios proyectos habitacionales en Nuevo Cuscatlán en áreas consideradas como protegidas y que la Alcaldía en manos de Nuevas Ideas y el Ministerio de Medio Ambiente han autorizado violando la Ley.

Bukele ofreció fortalecer la autonomía municipal y los territorios.

Incluso dijo que aumentaría los recursos disponibles para el FODES.

Con el tiempo no solo redujo este Fondo sino que decidió centralizarlo y manejarlo mediante una instancia que controla desde Casa Presidencial denominada Dirección de Obras Municipales (DOM) y que destina los recursos por afinidades ideológicas y políticas.

También podemos ver una mutación de Bukele a nivel político.

Siendo Alcalde Bukele expresaba con frecuencia su rechazo a la reelección presidencial continua e inmediata.

La alternabilidad en la Presidencia, decía, es fundamental para garantizar que nadie abusará de su poder presidencial para perpetuarse en el cargo.

Ahora tiene un discurso diferente: No solo promovió una resolución habilitante de la Sala de lo Constitucional para buscar la reelección en Febrero del 2024, sino que ha promovido una reforma constitucional que se aprobaría antes que termine este segundo mandato para asegurar la reelección Presidencial indefinida.

Bukele mutó desde un supuesto compromiso con la democracia que exhibió siendo Alcalde y candidato presidencial a una posición autocrática en la que el control del poder se ha convertido en la característica más destacada de su estilo de gobierno.

Bukele es ahora un Presidente con prácticas autoritarias que basado en una fuerte campaña propagandística y en el hábil manejo de un discurso populista y demagógico detenta el poder absoluto del Estado con el apoyo de la Oligarquía y los Estados Unidos, aunque para ello deba violar la Constitución las veces que sea necesario.

 

*El Colectivo Tetzáhuitl está integrado por un grupo de periodistas y analistas de la realidad nacional sin vinculaciones partidarias ni ataduras ideológicas.

 

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