Julia Evelyn Martínez
Antonio Gramsci decía que cuando el viejo mundo tarda en morir y el nuevo mundo se demora en nacer, hay un período claro-oscuro en donde pueden aparecer monstruos. El Salvador se encuentra en este claro-oscuro de su historia, y el desafío de lo que aún queda de la izquierda, es asumir el reto de su refundación.
Refundar la izquierda no es sinónimo de cambiar a la Comisión Política del FMLN; ni siquiera es sinónimo de reformar estatutos para reafirmar el “carácter socialista y revolucionario” de este partido. Refundar la izquierda es recuperar el significado político, ideológico y ético de esta postura personal y colectiva a fin de resituarla como alternativa de transformación real frente a la revolución burguesa que propone el movimiento–partido: Nuevas Ideas.
Ser de izquierda se refiere a formar parte del conjunto de teorías y prácticas transformadoras, que a lo largo de los últimos ciento cincuenta años, han resistido a la expansión del capitalismo y al tipo de relaciones económicas, sociales, políticas y culturales que genera este sistema y que mantienen aún viva la utopía de que puede y debe existir un futuro postcapitalista, definido por una sociedad alternativa, más justa, y más libre. (1)
Una vez se ha logrado establecer el significado esencial de la pertenencia a la izquierda, y su diferencia con las diversas posturas del espectro de la derecha, y de la social democracia, se tiene que reconocer y corregir las causas que permitieron el actual debilitamiento de la izquierda salvadoreña. Esto presupone una profunda autocrítica, que no puede limitarse ni enfocarse en las causas de la derrota electoral del pasado 3 de febrero, sino más bien debería centrarse en la interrogante del cómo, cuándo y por qué la izquierda dejó de ser una alternativa creíble y confiable para la transformación económica, social, política y cultural para los sectores populares del país.
Esta autocrítica, debe a su vez estar acompañada de una valoración real del interés que se encuentra detrás de la declaratoria de refundación de la izquierda, a fin de no confundir el interés que se tiene en refundar la izquierda con el interés que se puede tener en renunciar a la izquierda.
Una valoración de este tipo debería producirse a partir de una serie de preguntas difíciles e incómodas, tales como las siguientes: ¿seguimos resistiendo al capitalismo o nos hemos acomodado a él?; ¿seguimos creyendo que la lógica del Capital es incompatible con la lógica de la Vida, o ahora creemos que es posible “humanizar” al Capital y hacerlo compatible con la aspiración a la solidaridad, la justicia y la libertad?; ¿estamos convencidos que la emancipación de la humanidad no será posible mientras exista el imperialismo y el colonialismo o ahora pensamos que ciertos imperialismos y/o colonialismos son necesarios?; ¿creemos aún en la existencia de la lucha de clases o ahora hemos rectificado y opinamos que ese es un “resabio de la guerra fría” y que no tiene sentido, porque ahora lo que importa es ponernos de acuerdo con la clase dominante para un proyecto de unidad nacional?; ¿sostenemos que las ideologías aun existen y/o importan o debemos aceptar que estamos ante “el fin de las ideologías y de la historia”?
Luego de responder a estas preguntas con la mayor honestidad posible, el reto es poder reconocer con claridad y sin ambages el lugar que a cada quien le corresponde dentro de la cartografía política e ideológica. Ello implica que si alguna persona o agrupación concluye luego de este análisis que su lugar no es la izquierda, deberá apartarse y no obstaculizar el proceso de refundación.
Finalmente, y sí después de todo lo anterior, aun se aspira a participar en el proceso de refundación de la izquierda, todavía se ha de tener el ánimo y la disposición de superar el duelo electoral del 3F y de asumir las lecciones aprendidas de este duelo. Si este duelo no se supera, no habrá posibilidad de comenzar a construir las narrativas contrahegemónicas que urgen para combatir al populismo y al posmodernismo que día a día se fortalecen dentro y fuera del país.
En un reciente artículo, Leonardo Boff hacía un llamado a la izquierda brasileña a reconocer la derrota del Partido de los Trabajadores tras la elección de Jair Bolsonaro, y a avanzar hacia la siguiente etapa de la lucha popular. Este mensaje no solo tiene una alta pertinencia al momento histórico nacional, sino que puede servir de reflexión inicial para quienes tengan algún interés de participar en la refundación de la izquierda salvadoreña.
De acuerdo a Leonardo Boff: “hay que reconocer que nuestro árbol fue mutilado: cortaron la copa, arrancaron las hojas, destruyeron las flores y los frutos, abatieron su tronco y arrancaron las raíces. ¿Qué quedó después de no quedar nada? Quedó lo esencial que el luto inducido no puede destruir: quedó la semilla. En ella están en potencia las raíces, el tronco, las hojas, las flores, los frutos y la copa frondosa. Todo puede volver a comenzar. Recomenzaremos más seguros por más experimentados, más experimentados por más sufridos, más sufridos por más dispuestos para un nuevo sueño.” (2).
(1) Boaventura de Sousa Santos (2018) ¿Unidad de las izquierdas? ¿Cuándo, por qué, cómo y para qué?)
(2) Leonardo Boff (2019) ¿Qué quedó después de no quedar nada?, wordpress, 2 de febrero de 2019.