Barcelona / Madrid / AFP
Maud Watine / Álvaro Villalobos
El mandatario español Pedro Sánchez se reunió el jueves en Barcelona con el presidente regional catalán, el separatista Quim Torra, y anunció la apertura en febrero de un diálogo bilateral que será «largo».
«Lo que hemos acordado es celebrar la primera reunión de esta comisión bilateral», entre el gobierno central español y el regional catalán, «dentro del presente mes, es decir, en febrero», declaró Sánchez a la prensa tras la reunión, que duró casi dos horas.
El mandatario socialista reafirmó que quiere evitar «la judicialización del conflicto», tras la condena en octubre de nueve líderes separatistas a elevadas penas de cárcel, por su implicación en el intento fallido de secesión de Cataluña de 2017.
La reunión entre ambos dirigentes era el paso previo a la instalación de la «mesa de diálogo» entre Madrid y Barcelona.
Esta es una promesa que Sánchez le hizo al partido separatista Izquierda Republicana de Cataluña (ERC), a cambio de que éste diera su indispensable apoyo a su investidura como jefe de gobierno el mes pasado, en el Parlamento español.
El margen de maniobra de Sánchez es reducido, en un Parlamento español muy fragmentado.
Su coalición de gobierno con la izquierda radical de Podemos carece de mayoría, y para sacar adelante los presupuestos y sus iniciativas depende por tanto de otras fuerzas, entre ellas el separatismo catalán.
«He venido a hablar de esperanza, de reencuentro», dijo Sánchez, reconociendo que «estamos ante un diálogo que va a ser largo» y difícil, en una crisis que lleva una década enquistada.
El desacuerdo de fondo quedó en evidencia minutos después, cuando el independentista Torra dio cuenta de la reunión.
Según él, las «condiciones centrales» del diálogo son el «ejercicio del derecho de autodeterminación», a través de un referéndum «válidamente acordado» por ambos gobiernos, y una «amnistía» para los condenados.
Dos condiciones inasumibles para el equipo de Sánchez, quien reiteró que no hablará de secesión y que el actual gobierno autonómico de Cataluña, dentro de España, «representa mejor la pluralidad y el sentimiento de la sociedad catalana».
– Elecciones a la vista en Cataluña –
Como prueba de la bilateralidad a la que aspira el independentismo en su trato con Madrid, Sánchez fue recibido en la presidencia del gobierno catalán, en el centro de Barcelona, con alfombra roja y una guardia de honor de los Mossos d’Esquadra, la policía regional.
En otro gesto por parte de un gobierno que quiere «hablar de tú a tú» a Madrid, Torra le regaló al líder socialista un libro en inglés y otro en catalán.
El diálogo avanzará entre numerosos obstáculos, empezando por la situación de Torra, inhabilitado en diciembre por desobedecer a la autoridad electoral española.
«Lo que hoy estamos viendo en Barcelona es cómo un presidente del gobierno va a rendir pleitesía a una persona inhabilitada por sentencia judicial por desobediencia, mientras es recibido como un visitante extranjero», criticó Pablo Casado, líder del conservador Partido Popular, la principal formación de oposición.
Torra se resiste a dejar el cargo y espera que el veredicto sea confirmado próximamente por el Tribunal Supremo. De momento anunció que en estas semanas promoverá la tramitación de los presupuestos catalanes para este año, y luego anunciará la fecha de un adelanto electoral.
Los comicios exacerbarán previsiblemente la batalla que en los últimos meses se vienen librando los dos socios de gobierno de la región -la lista de Torra, Juntos por Cataluña, y ERC-, y que ha minado la confianza dentro del gobierno catalán.
Ambos partidos compiten por la hegemonía del separatismo catalán, y en la pugna tendrá su influencia el ex presidente regional Carles Puigdemont, actualmente eurodiputado y reclamado por España para ser juzgado al igual que sus compañeros condenados y encarcelados.