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LA NIÑA DE LOS RIZOS

SAUL GUEVARA

Saúl Alfredo Guevara

 

La niña, pasaba todas las mañanas con su canasto completamente lleno con francés, anunciado a todos los vecinos su producto de venta; con las ganancias que le daba el dueño de la panadería, ayudaba a sus padres para poder comprar lo necesario, por la tarde debía ir a estudiar a la escuela, ella guardaba en su mente el día que su madre, una joven de unos veintinueve años, quien llegó a matricular a la niña de los rizos ante la profesora encargada

  • ¡¡¡Buenas tardes, profesora!!!
  • Buenas tardes,
  • ¿Puede matricular a mi hija, por favor?
  • Si claro deme su nombre
  • La niña se llama… ¡¡¡Rosario del Carmen!!!
  • Deme el certificado anterior, nota de conducta
  • ¡¡¡Aquí están, señorita profesora!!!
  • Está bien, ya se encuentra matriculada
  • Gracias se lo agradezco
  • Se presentará a clases el próximo veintiséis del mes de enero
  • De acuerdo, señorita sabe, le confiaré un secreto, espero no quitarle mucho tiempo…
  • ¿Qué, secreto?, dígame
  • Me iré a los estados con mi esposo, ella se quedará con mi madre, mi niña, no debe saberlo, ella nos ayuda vendiendo francés por la mañana, con eso nos mantenemos; yo con mi esposo no tenemos trabajo, por eso nos vamos a ir, pero la niña la cuidará mi madre entre otras palabras, ella no sabe que nos iremos mañana
  • Bien, que venga la abuelita a preguntar, por la niña sobre cualquier inconveniente, ella también podrá venir a traer las notas con los alimentos que se le den, de acuerdo…
  • ¡¡¡Gracias, señorita, se lo agradezco!!!
  • La niña, jugaba con un títere, que tenía la profesora en el escritorio
  • Carmencita, vámonos, la señorita ya te matriculó
  • ¡¡¡De verdad mamá…!!!
  • Perdón, señorita profesora ¿Cuándo me dijo que empezaban las clases
  • El veintiséis de enero, debe estar con diez minutos antes de la una de la tarde
  • ¡¡¡Está bien señorita, gracias!!!, le diré a mi madre que esté pendiente
  • Mamita, eeeeee… ¿Ella es la profesora?
  • Sí, mi vida, ella va a ser tu profesora.
  • Al llegar a la casa, la madre de Carmencita dijo a su madre
  • ¡¡¡Madre!!!.
  • ¿Qué hija? Dime
  • Mañana, nos vamos con el padre de Carmencita, ella que venda lo que pueda, cuando lleguemos a los Estados le hablo, para que esté bien, pero despreocúpese, que todo saldrá ¡¡¡Deee…Maravilla, ¡¡¡mamá la quiero mucho!!!
  • La madre, se puso a llorar de alegría mezclada con tristeza

Carmencita, se durmió sin saber, la madre se acercó le beso en la cabecita con sus rizos que le adornaban, al día siguiente, de nuevo la niña se levantó cuando cantó el gallo, dirigiéndose a la panadería que se encuentra cerca de la casa, como eso de unas tres casas, al llegar a la puerta de la panadería, a cumplir su labor cotidiana

  • Buenos días, aquí vengo a traer el francés para ir a vender
  • Ya vino esta vicha, feíiiilla la condenada, ¡¡¡Sí, Carmencita, espérame unos minutos!!
  • Carmencita, se sentó a esperar en la grada de la puerta, terminando de peinar sus rizos, después de diez minutos de espera
  • Aquí, tienes Carmencita, ahora te doy a que vendas treinta dólares de pan, así te ganarás seis dólares
  • Comenzó Carmencita, con su vocecita con tono bastante afónica
  • ¡¡¡El pan francés, pan, pan francés, el pan!!!
  • De pronto, pasó por la escuela, vio entrar a los niños, diciendo en su mente
  • ¡¡¡A la una, vendré yo!!!… ¡¡¡Queeee.. bueno…!!!
  • Siguiendo con su venta, este día, Carmencita terminó rápido su mercadería; pronto volvió a casa donde su abuelita,
  • Abuelita, abuelita ya se llegará el día que vaya a la escuela, dígame ¿Qué día es ahora?,
  • Ya solo faltan dos días, para que vayas hijita
  • La abuelita pensativa con voz baja decía
  • ¡¡¡Dios mío, ayúdame, ayúdale a mi hija, que todo le salga bien
  • Llegado el día de asistencia a clases, después de la venta se fue Carmencita a la escuela toda requemada de su carita, llegada los doce treinta minutos, después de almorzar, Carmencita tomó sus cuadernos dirigiéndose a la escuela, al verla los demás niños comenzaron a decir susurrando
  • Miren esa tipa, toda requemada, negra, china, colocha, ojos de sapo, seca tostada, como que sanate con hambre mal comido
  • ¡¡¡Miráaaa, si es la vendedora de pan, quien pasa por la casa gritando, ¡¡¡El pan, el pan, el pannn frannnnnceeeés ¿Vaaaa, queeeereeer?, ¡¡¡Pan-pararampán-papán!!! con esa voz de macho, guacala!!!
  • ¡¡¡Semejante fea, parece carbón la horripilante de negra!!!
  • La profesora se dirigió a todos
  • Vaya, niños pasen al aula, vamos a clases, dios guarde, ¿Bueno, usted quién es niña?
  • Buenas tardes, profesora, soy Rosario del Carmen, mi mami vino a matricularme ¿No se acuerda?
  • ¿Qué no te bañas muchachita?, ¡¡¡Mañana te bañas!!!
  • Carmencita se quedó pensativa, mientras las demás compañeritas
  • Esa vicha parece mono, miren como camina, como si fuera, hombre feo, horripilante, jajajajajajajaja- jajajajajajajaja
  • Al verlos reír, Carmencita también tendió a reírse,
  • ¡¡¡Jajajajajajajaja-jajajajajajajaja!!!
  • Ándate de aquí, ni te acerques a nosotras,
  • Vos, eres macho, no eres como nosotras, que somos sexis
  • Todas las compañeritas, le lanzan indirectas a cada momento, Carmencita, no dice nada, quizá porque la lleva de perder.
  • Un martes, Carmencita vendió su mercadería con prontitud, se fue corriendo para la casa, diciendo a su abuelita
  • Abuelita, abuelita, ahora vengo temprano, porque vendí rápido el pan, aquí tienes los seis dólares que gané
  • A la abuelita se le enredaron las lágrimas en su garganta, abrazó a su nieta, quien se fue a bañar, luego alistó los cuadernos en su bolsoncito de tela color azul, en seguida almorzaron lo poco que tenían de comida, al termina le almuerzo
  • Hasta la tarde abuelita,
  • Que te vaya bien hijita linda
  • Al llegar a la escuela
  • ¡¡¡Allí, viene la macho ya la vieron, se viene riendo la horrorosa!!!
  • Le preguntó la profesora,
  • ¿Te bañaste?, verdad que es bueno bañarse, para andar bien fresquecita, arreglada, hasta se ve bien bonita la niña
  • De pronto, se llegó el mes de marzo dándose la gran noticia, que se suspendía las clases por una epidemia, a su vez las personas no salieran de casa, la abuelita de Carmencita pudo ver en noticias de televisión, que había chocado un tráiler en carretera a México, donde anunciaban varios lesionados, sin mayores detalles de información, la señora se quedó pensativa

 

  • En la escuela, la profesora había comentado con los profesores de la estadía del hogar de Carmencita, cuando lo hizo escucharon algunos niños,
  • Mire señor director, esa niña como si fuera varón, con eso más que le ayuda lo fallita que es, colocha, negra, seca, requemada de la cara, no se peina ni se baña quizá, no sé cómo la matriculé, todo para ayudarle a la señora, por eso lo hice, menos mal que ya vino esta pandemia, solo espero de lo que estoy pasando ya no venga esta niña varón, a parte que anda en la calle vendiendo francés,  eso sí, pero dicen que a veces se pone el canasto en el hombro, algo tiene de varón esa muchachita, mire señor director si a veces me he equivocado diciéndole, ¡¡¡Niño…!!!, solo véala  que tiene cara de vicho horrible pero horrible, horrible, cuando venga se la enseño
  • Ya veremos, pero no diga más profesora, porque usted es mujer que también tiene su tono de voz fuerte, no se diga más
  • Siguió la profesora
  • Sus compañeritos, cuando le ven por la calle vendiendo a la niña le dicen
  • ¡¡¡Niñoooooo, véndanme pan!!!, luego se esconden, Carmen se llama, pero ella sigue diciendo con su vocecita bastante afónica de macho,
  • ¡¡¡El pan, pan-pararampán-papán!!!, panito-panito-panito-panitopannnnn….!!!, ¡¡¡Pan-parrampán-papán!!!. yo, ya no hallo que hacer.

¡¡¡El pan, pan-pararampán-papán!!!, panito-panito-panito-panito pannnnn….!!!, ¡¡¡Pan-parampán-papán!!!. yo, ya no hallo que hacer.

 

 

Categories: Suplemento Tres Mil | 3000
Tags: Cuento
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