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LA NOBLE PROFESIÓN DEL MAGISTERIO REQUIERE POLÍTICAS DE ESTADO

Licenciada Norma Guevara de Ramirios

En ocasión del Día del Maestro y la Maestra abundan las frases pre elaboradas, como “enseñar es escribir en el corazón de un niño”.

Pero se requiere algo más que el aprecio de padres y madres de familia. Se requiere para el ejercicio de tan noble profesión, políticas de Estado que vayan más allá de la visión del gobernante de turno.

Esas políticas, o al menos acciones que perduren en el tiempo, requiere de la participación del magisterio mismo. Lo poco que existe y subsiste ha requerido esfuerzo, sacrificio de generaciones anteriores, pero la educación, a la que contribuye decididamente el maestro y la maestra, está íntimamente relacionado con la realidad social de cada país.

El funcionamiento irregular de las instituciones es parte de la realidad, y en la historia de la educación de nuestro país, existe silencio sobre el verdadero sacrificio de hombres y mujeres dedicados a formar niños, niñas, adolescentes y jóvenes.

Recuerdo en mi pueblo y familia a una de esas maestras de cantón, con carácter y conocimiento, culta realmente, que dedicó 31 años a enseñar y, a la hora de retirarse, el Estado negó o no había registrado su servicio, a pesar de los nombramientos y traslados de un cantón a otro, de un municipio a otro. Cuando salga mi jubilación te ayudaré, solía decir. Murió sin recibirla.

En Ataco, recuerdo a otra maestra contar sobre su vivencia en la huelga de ANDES 21 de Junio, cómo aguantaron hambre porque la respuesta del gobierno a su reclamo justo era la represión y el no pago del salario. En las matas de güisquil, decía ella, cortábamos y cocíamos ollas para repartir entre nosotras.

Aquella huelga tuvo victoria, lograron demostrar que el magisterio organizado no sería más instrumento de los gobiernos de turno; la frase “dignificación del magisterio” se ha repetido a lo largo del tiempo, pero el sentimiento con el cual surgió en las maestras y maestros luchadores, tenía un significado profundo, el de romper con un pasado de sometimiento.

Hay que desaparecer las aulas multigrados, sostenía un ministro de educación, y un grupo de maestros, en lo más alejado de la ciudad, nos permitió ver el entorno en el que servían bajo esa modalidad, tan alejada una de ellas de su vivienda que viajaba y se quedaba la semana, en un rincón de la escuela en la que servía, recibía el cariño de padres y niñas y niños, había estudiantes de esas escuelas que sobresalían, habían alcanzado a superar la educación media.

Junto a cada niño, niña, adolescente o joven, hay una vida particular, un carácter, una familia que incide, y penetrar en su mundo para sacar de ellos lo mejor es un arte, cada ser humano educado es una obra.

Lograr para la generalidad de las y los maestros leyes que les protejan de la arbitrariedad, hacer respetar la libertad de cátedra, contar con espacios físicos adecuados y recursos para el aprendizaje, entre otras cosas, son elementos que no deben faltar en una política educativa, considerando el binomio estudiante y maestro el centro de la educación, cambiante en el curso del tiempo y la realidad socio económica y cultural de un país.

Las universidades que investigan hoy, nos muestran que existe un deterioro en la educación, pero sin duda en ese conjunto cada maestro escribe lo mejor en el corazón de sus estudiantes, y sin duda también se necesita más.

Los gremios de maestros, que ahora en nuestro país son muchos, requieren articularse y visualizar en conjunto sus demandas prioritarias, la más común a todas esas organizaciones es la demanda de una pensión digna y el cumplimiento de la nivelación salarial, establecida en la Ley de la Carrera Docente desde 1996.

Muchos creyeron que en el cambio de gobierno habría mejoras para el magisterio y para la educación, que algo se agregaría a lo logrado, pero no ha sido así.

Nunca se había incumplido la nivelación salarial, ahora se hace; antes no se perseguía al magisterio que informara a la sociedad de las condiciones y problemas que vivieran en un centro educativo, pero ahora existe censura, amenazas.

Cada escuela tiene una edad, unas condiciones que requiere con el tiempo mejoras, adecuaciones o cambio total; la promesa de hacerlo que este gobierno hizo, sigue sin cumplirse, y las conquistas que se crearon para ayudar a la permanencia en la escuela, como el alimento escolar, útiles, uniformes y cuadernos, se ha deteriorado.

Otra vez, recuperar lo perdido y agregar algo a las conquistas anteriores, requerirá de hablar fuerte, en coro, por parte del magisterio. Mi reconocimiento a las y los maestros en servicio y retirados en nuestro país.

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