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La noche de los cuerpos. Una danza entre versos

Perla Rivera Núñez,
Poeta Hondureña

Como una ceremonia aprendida de memoria, tomé uno de mis libros favoritos que me asistiera durante el día y elegí; La noche de los cuerpos de Silvia Favaretto, del Proyecto Editorial Chifurnia, editado en agosto de 2014, y que recibí como obsequio de sus propias manos en el pasado Festival de poesía de ese año dedicado a Leyla Quintana, Amada Libertad.
Debo decir que hace mucho leí el libro, pero retomé una lectura más honda porque el libro lo merece. No me arrepiento. Silvia hizo un espacio en su poesía y me permitió reencontrar sensaciones y sentimientos que he llevado dentro como todas las mujeres y que solo esperamos un detonante para la explosión como ella misma refiere ´´ yo quiero estallar, reventar, cubrir de sangre estas paredes´´. Me conmovió profundamente como ella sabe hacerlo.
El libro tiene una estructura interesante. La danza de versos consiste en un dúo de voces entre los epígrafes de la poeta argentina Alejandra Pizarnik y ella que los conduce de forma tierna y certera. Una especie de discusiones donde se pretende debatir o conciliar puntos diversos, llamados: Coloquios.
Comienza la poeta Alejandra Pizarnik marcando cada uno de los epígrafes y Silvia haciendo eco nos regala un poema que tiene voz de mujer, voz de queja, de ternura, amor, enojo y dolor, aquello que a todas las mujeres nos aqueja.
Alejandra dice; yo oculto clavos/me visto de ceniza y Silvia escribe; yo me he visto de cenizas/ desmigajada/ impalpable.
Nos entrega un manifiesto donde renuncia a todo aquello que pueda atentar contra la libertad de espíritu y libertad de su propia libertad.
En el poema: Declaración de intentos esboza:
Hundir una y otra vez
en el pozo
una soga
para pescarme
o ahorcarme
que no sé si es
exactamente lo mismo.
El problema existencial planteado a lo largo de todo el libro, la queja hacia lo no merecido u aquello que es su constante búsqueda, el;
descubrir que existo en el dolor siquiera
verte encharcado y empapado
de rojo vivo hasta la médula
dándote cuenta por primera vez
de que existo
y sufro.
El poemario es un viaje interior por todas las sensaciones existentes en el ser, es un baile que se desliza por momentos nostálgicos y duros. Por instantes parece encontrar la muerte como un alivio pero nunca como derrota, ella misma declara:
Este libro es un recinto lleno
de espejos rotos
en el que tengo
que caminar descalza.
Y continúa su danza en medio del dolor de:
auscultar ese latido
que me sigue condenando
una vez mas
y otra
y otra
y otra.
Y en medio del clamor hay todavía luz y tiempo para pulverizar la rosa, con los ojos, como dice Alejandra. Hasta que mis ojos /empezaron a oler/Su aroma. Como dice Silvia.
El poemario La noche de los cuerpos es un libro que tiene diversos compases sensoriales; lamentos, rabia, ternura y libertad. El dolor existencial se manifiesta en la mayoría de sus poemas y sentencia para finalizar su abandono:
Pero un poema es
traducirse en palabras
y yo hoy
Solo quiero escribir alaridos.

Tegucigalpa, Honduras. 18 de agosto de 2017

 

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