Isaac Bigio
Politólogo economista e historiador
El actual Gabinete de Mirtha Vásquez fue ratificado con el apoyo de todos los “moderados” que conforman la mayor parte de las izquierdas y de las derechas. Ella fue ratificada con el voto de la mayoría de 6 de las 9 bancadas de este Congreso. Estas son:
Perú Libre
Acción Popular
Juntos Por el Perú
Alianza Por el Progreso,
Somos Perú/Morados.
Podemos Perú.
Las iniciales de este sector -que son P.A.J.A.S. PODEMOS.- expresan, en cierta forma, la característica de esta nueva mega-coalición. El Gobierno trata de estabilizarse incluso construyendo una casa que solamente de pajas se haya podido edificar.
Alianza con techo de pajas
No es fácil vertebrar una alianza tan amplia y heterogénea. A fin de dar paso a esta el Gobierno ha debido ratificar a Julio Velarde (garante del monetarismo neoliberal) como director del BCR, comprometerse a no realizar ninguna expropiación o estatización, no querer efectuar ningún control de precios o aumento de sueldos, salarios o pensiones, no ir hacia el ingreso libre y gratuito en todas las universidades, no destinar un 10% del presupuesto del estado a salud y otro a educación, no combatir la delincuencia extendiendo las rondas a las ciudades (prefiriendo hacer que las FFAA entren a dar la seguridad interna, un planteo tradicionalmente opuesto por los organismos de derechos humanos y las izquierdas), y declarar que su programa fiscal va a regirse según lo que demanda el FMI y el Banco Mundial.
Muchas de estas concesiones programáticas fueron compartidas por el anterior Primer Ministro Guido Bellido, quien tampoco habló de Asamblea Constituyente en su presentación ante el Congreso para no enajenar votos. Mientras el primer Gabinete de Castillo fue ratificado por 70 congresistas (42 de izquierdas y 28 de derechas), esta vez 2 de cada 3 votos en favor por Vásquez fueron proporcionados por la oposición, la cual, a diferencia de agosto, esta vez decidió en su mayor parte darle un aval al equipo ministerial de Castillo. De los 68 legisladores que le respaldaron solo 23 son de izquierdas y 45 de derechas.
Los 16 parlamentarios cerronistas votaron junto a 40 legisladores de la derecha dura para sumar 56 votos contra Vásquez. Con ello quisieron castigar a Castillo por no haber puesto a ningún ministro de su sector en este Gabinete, con lo cual “pisaron el palito” de sus oponentes “caviares” quienes, de esta forma les aislaron y ayudaron a demostrar a la derecha “moderada” que era necesario ayudar a Castillo a estabilizarse y decantarse de los “extremos”.
Sistema europeo
El Perú tiene un sistema presidencialista, pero con muchos rasgos parlamentarios, por lo que, en estas circunstancias, la única vía que encontró Castillo para sobrevivir es emular las componendas que se hacen en parlamentos como los de Europa e Israel donde se construyen mayorías legislativas a costa de muchas transacciones. Las propuestas programáticas del actual Gabinete no son muy diferentes al del anterior (incluso incluyen a 2/3 de sus anteriores ministros), sin embargo Vásquez, la única personalidad de izquierda que ha timoneado un Congreso peruano, tiene mejores habilidades y credenciales que cualquier perulibrista en poder lograr tal equilibrio de fuerzas.
Si Keiko quiso unir a todas las derechas en una cruzada contra el comunismo, Vásquez ha querido atraer a la derecha no fujimorista prometiendo dar paso a una estabilidad y crecimiento económicos que no rompa con el modelo que sigue el país desde hace 3 décadas. El cerronismo se ha aislado y desacreditado al votar junto al fujimorismo, por lo que ahora si quiere retornar al Ejecutivo deberá hacerlo con menos influencias y cuotas de poder, y con más sumisiones.
La derecha “moderada” va a quedar hoy bajo la constante presión del ala ultra de Keiko Fujimori y Rafael López Aliaga que le demanden preparar una vacancia presidencial y que querrán tentar a Maricarmen Alva para que se torne en la primera Presidenta de la historia nacional. Por otra parte, Castillo sin ministros que se reclamen “marxistas leninistas” va a querer convencerles de que su Gobierno va a ser uno que preserve el actual sistema al cual mejore reduciendo la corrupción y las desigualdades entre clases y regiones.
Castillo ahora se enfrenta a un paro de los transportistas, cuyas demandas (como bajar los precios de los combustibles) solamente pudiesen ser materializadas plenamente si se aplican controles de precios y la nacionalización del gas y de los hidrocarburos, pero que la ultraderecha anima para que converja con movimientos en pro de la vacancia poresidencial (como la marcha a la que llama López Aliaga).
Hara Kiri por Keiko
El cerronismo al haberse coludido con Keiko se han clavado un “hara kiri”, pues más hubieran ganado manteniendo y afilando su crítica al Gabinete, pero acatando la disciplina de su bancada y haciendo que sus 16 parlamentarios hubiesen logrado que el Gobierno venciese por 84 contra 40 votos para así aislar al fuji-golpismo. Un voto por el Gabinete no implica respaldar sus políticas, sino evitar que el fujimorismo avance de cara hacia derrocar a Castillo. De esta manera, ellos hoy estarían en mejores posibilidades de llamar al Presidente a no alejarse de sus “palabras de maestro”.
La única manera que tiene Castillo para dar paso a su programa original es apelar a las mismas movilizaciones de masas que le llevaron a la Presidencia. Si las distintas alas del oficialismo no van en esa dirección no les queda otra alternativa que ceñirse a los marcos de esta constitución y seguir con una y otra concesión.
Tal como van las cosas no debería sorprendernos si es que en algún momento Castillo invita a su Gobierno a representantes de las FFAA (a las cuales les ha encargado el orden interno) o de algunos partidos de las derechas moderadas a fin de dar paso a un gobierno de “unidad nacional”. Recordemos que el Dr. Aníbal Torres, uno de los portavoces de este Gobierno, abiertamente votó por el acciopoulista Yhony Lescano en la primera vuelta presidencial.
Mientras tanto Castillo y Vásquez van a querer hacer que su nueva casa de “P.A.J.A.S.” evite ser arrasada por un nuevo ventarrón o sismo, y que, al menos, vaya tomando más cuerpo y sea reforzada con barro o cemento.
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