Por Chris Wrigth/París/AFP
La OCDE recortó el jueves tres décimas su previsión de crecimiento mundial en 2016, cure que será de 3%, alertando sobre la ralentización de países emergentes, la caída de la demanda y un alto riesgo de inestabilidad financiera.
«Los riesgos de inestabilidad financiera son sustanciales», advirtió la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), que urge a una respuesta colectiva para dinamizar la economía del planeta.
La OCDE, una entidad de 34 países, en su gran mayoría del mundo desarrollado, ya había recortado en noviembre en tres décimas, a 3,3%, su previsión sobre el crecimiento del PIB mundial en 2016.
Con el nuevo recorte, a 3%, la expansión debería ser este año la misma que en 2015.
La organización, con sede en París, también recortó tres décimas (de 3,6% a 3,3%) su proyección para 2017.
«Las perspectivas de crecimiento global prácticamente se han estancado y los indicadores muestran una ralentización del crecimiento en las principales economías, pese a los bajos precios del petróleo y a las bajas tasas de interés», dijo en una rueda de prensa la economista jefa de la OCDE, Catherine L. Mann.
Riesgos de emergentes
La OCDE prevé ahora que Estados Unidos crezca un 2% este año y un 2,2% en 2017 (con recortes de 0,5 y 0,2 puntos porcentuales respectivamente en relación a sus estimaciones de noviembre).
En la zona euro, el PIB debería aumentar un 1,4% este año y 1,7% el próximo (proyecciones en baja de 0,4 y 0,2 puntos porcentuales respecto a noviembre).
La revisión a la baja es particularmente fuerte en Alemania, que crecerá un 1,3% este año (0,5 puntos menos que en la previsión anterior) y 1,7% en 2017 (caída de 0,3 puntos).
Entre los grandes emergentes, la OCDE solo mejora la perspectiva de India, que este año crecerá un 7,4% (una décima más de lo previsto en noviembre) y mantuvo sin alteraciones, en 6,5%, su previsión de crecimiento de China.
Empeoró en cambio de manera sustancial sus previsiones sobre la economía brasileña, que se hundirá en la recesión, en un marco de grave crisis política y de alta inflación.
Según la OCDE, el PIB del gigante sudamericano, que ya se había contraído un 3,8% en 2015, retrocederá un 4% este año (frente a -1,2% previsto en noviembre) y en 2017 tendrá un crecimiento nulo.
La OCDE identifica riesgos mayores en países emergentes como Brasil, Rusia y Turquía, vulnerables a «choques cambiarios» por sus deudas ampliamente denominadas en dólares.
Aunque esos países disponen de un colchón de divisas más confortable que en épocas anteriores, podrían verse confrontados a «serias consecuencias financieras y económicas si esos riesgos se materializaran», subraya el informe, que se publica en vísperas de la reunión en Shanghái de ministros de Economía y gobernadores de bancos centrales del G20 de potencias industrializadas y emergentes.
Una «respuesta política colectiva»
Si las preocupaciones de noviembre se centraban en el estancamiento del comercio mundial provocado por la desaceleración de China, actualmente abarcan al conjunto del planeta y cuestionan las respuestas ideadas hasta el momento para dinamizar la economía.
«La política monetaria no puede funcionar por sí sola», destaca el informe, en referencia a la política de tasas de interés en sus mínimos, e incluso negativas, implementadas por los bancos centrales de las economías industrializadas para incentivar el crédito y el consumo y alejar el espectro de la deflación.
«Se necesita una respuesta política colectiva más vigorosa para fortalecer la demanda», proclama el informe, que apunta a las políticas fiscales «de contracción» de muchas economías avanzadas y al menor ritmo de las reformas estructurales.
La OCDE alerta igualmente sobre la agitación de los mercados financieros, cuya volatilidad ha provocado derrumbes bursátiles desde inicios de año.