Buenos Aires/AFP
Gerardo Maronna
La OMC inició el domingo en Buenos Aires su conferencia bianual cuando su ideal de libre comercio está bajo el fuego de Estados Unidos, que fue otrora su adalid.
Ministros de los 164 países de la Organización Mundial de Comercio (OMC) discutirán hasta el miércoles normas para la transacción de bienes y servicios pero, por primera vez, con un gobierno de Estados Unidos decididamente hostil.
Desde que asumió el 20 de enero, el presidente Donald Trump no vaciló en plantar cara a acuerdos a los que culpa del monumental déficit comercial y de la pérdida de empleos estadounidenses.
Apenas pisó la Casa Blanca, Trump desvinculó a Estados Unidos del naciente tratado de libre entre 12 naciones de la región Asia-Pacífico (TPP) que concentran el 40% del comercio mundial.
Trump también obligó a Canadá y México a sentarse renegociar el tratado de libre comercio TLCAN, so pena de romper con ese acuerdo vigente desde hace 23 años.
La OMC está asimismo en la mira de Washington. Para la Casa Blanca es casi como un corsé que le impide sancionar debidamente prácticas comerciales que considera desleales y quiere instrumentos de defensa más enérgicos.
El director general de la OMC, el brasileño Roberto Azevêdo, dijo que pedirá al representante de Comercio de Estados Unidos, Robert Lighthiser, «compromiso político, voluntad política y flexibilidad».
«Sin flexibilidad no iremos a ninguna parte», dijo Azevêdo en la rueda de prensa de apertura de la conferencia ministerial en un hotel de Buenos Aires.
Estados Unidos es acusado de bloquear el llenado de cargos vacantes en el sistema de solución de controversias de la OMC, que es casi la razón de ser de esa entidad.
Ese sistema dirime pleitos sobre tarifas y subsidios o batallas comerciales, como por ejemplo la que enfrenta al gigante aeronáutico estadounidense Boeing con su competidor europeo Airbus.
«Es de suma preocupación la parálisis en los nombramientos», admitió Azevêdo, pero se manifestó optimista al sostener que «también lo superaremos».
Como contracara de Estados Unidos, la Unión Europea (UE) llega animada por el multilateralismo.
El viernes cerró un acuerdo de libre comercio con Japón y está discutiendo otro con el Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay).
Los emisarios de la UE hablarán con sus pares del Mercosur, pero no está claro si harán algún tipo de anuncio.
«Estamos muy cerca», dijo Cecilia Malmstrom, comisaria europea de Comercio en Bruselas.
«Nos reuniremos en Buenos Aires para dialogar sobre donde estamos, cuantos progresos hemos hecho y posiblemente ver el contorno del acuerdo final. Puede ser ahora o a comienzos de nuevo año», añadió antes de viajar a la capital argentina
– Modestas expectativas –
La propia OMC está casi paralizada, por lo que nadie espera mucho de esta reunión.
Desde hace casi una década no avanza la Ronda de Doha para la liberalización del comercio mundial lanzada en 2001. También se reprocha la OMC que no hace lo suficiente por resolver los desacuerdos de varios de sus miembros con China.
«Hay vida después de Buenos Aires», repitió este domingo en rueda de prensa la presidenta de la conferencia, Susana Malcorra, al sostener que esta cita es «un hito en un proceso de discusión continua».
Como mucho, se espera un acuerdo contra los subsidios a la pesca que causa estragos en las economías de países ricos y pobres y daña al ecosistema.
– Vitrina y enojos –
Esta reunión es la primera de la OMC en América Latina y marca el retorno de Argentina al centro de la escena de eventos mundiales.
El presidente Mauricio Macri, quien este domingo cumple dos años en el gobierno, abrirá las deliberaciones. Asimismo, Argentina preside el G20 y acogerá a finales de 2018 la cumbre de ese grupo que reúne a las economías más poderosas y a las más relevantes de las que están en desarrollo.
En prevención de disturbios, Argentina impidió el ingreso al país de 42 personas a las que les atribuyó el propósito de generar desórdenes. Esa decisión generó molestias diplomáticas.
Dos de ellos, el noruego Petter Titland y la periodista británicaecuatoriana Sally Burch fueron deportados el viernes desde el aeropuerto internacional de Ezeiza, al prohibírseles el ingreso al país.
«Es muy lamentable que las autoridades argentinas no hayan proporcionado claridad en cuanto a los motivos de seguridad específicos», dijo en una nota Malmstrom al canciller argentino Jorge Faurie.
Malcorra justificó la deportación al sostener que la lista de vedados fue difundida de manera «transparente» y se conocía desde el 2 de diciembre, y fueron hechas por «responsables de áreas que evalúan seguridad». Azevêdo no se pronunció sobre el tema.
Diversas organizaciones convocaron a una protesta que se realizará a unos dos km del lugar de las deliberaciones.
© Agence France-Presse
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