Ginebra / AFP
Dario Thuburn
La OMS estimó el martes que existe una «posibilidad realista de detener» la propagación del nuevo coronavirus, que sigue siendo una «grave amenaza» para el mundo y lleva un nuevo nombre: «Covid-19».
Unos 400 científicos de todo el mundo iniciaron en la sede de la OMS en Ginebra un encuentro de dos días para intensificar la lucha contra esta enfermedad, que causó más de 1.000 muertes en China, con casos de contaminación reportados en muchos otros países.
«Si invertimos ahora tenemos una oportunidad realista de detener esta epidemia», declaró el director general de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhanom Ghebreyesus, en una conferencia de prensa.
En la apertura de los trabajos, calificó la epidemia de «amenaza muy grave» para el mundo. También anunció que el nuevo coronavirus se llama ahora Covid-19 después de llamarse provisionalmente «2019-nCoV».
La nueva denominación se eligió de manera que fuera «fácil de pronunciar», sin hacer referencia alguna al «estigma» de un país o de una población en particular, subrayó.
«Co» significa corona, «vi» virus y «d» fue elegido para «desease» (enfermedad en inglés). El número 19 indica el año de su aparición (2019).
Los científicos reunidos en Ginebra deben examinar los medios de lucha contra la epidemia, centrándose en su transmisión y en los posibles tratamientos. También comparten sus conocimientos sobre las posibles fuentes de la enfermedad, que podría haber sido originada en murciélagos, y luego migrar a otros animales antes de llegar a los seres humanos.
Tedros instó a todos los países a que demostraran «solidaridad» compartiendo los datos con los que disponían. «Esto es especialmente cierto en lo que respecta a las muestras y a la secuenciación» del virus. «Para vencer esta epidemia, necesitamos un reparto equitativo», dijo.
En los últimos días, el jefe de la OMS se quejó de la falta de intercambio de datos de algunos países, en particular occidentales, sin nombrarlos.
-Hoja de ruta-
Expresó la esperanza de que la reunión culminara en una «hoja de ruta» en materia de investigación, en la que «los investigadores y los donantes puedan alinearse».
Más de 42.600 personas han sido infectadas en la China continental, de las cuales al menos 1.016 murieron. Además, el virus mató a dos personas (una en Filipinas y una en Hong Kong) y se confirmaron más de 400 casos en unos 30 países y territorios.
Tedros señaló que «los virus pueden tener consecuencias más poderosas que cualquier acto terrorista».
Paralelamente a esta labor en Ginebra, el organismo especializado de las Naciones Unidas comenzó a enviar a muchos países equipos de protección y de detección, en particular a África.
La OMS también acaba de enviar a China una misión de especialistas encargada de trabajar con los científicos y las autoridades chinas.
A finales de enero, la OMS clasificó la epidemia como «emergencia de salud pública de alcance internacional». Sin embargo, se niega a hablar de «pandemia» en esta etapa.
La preocupación internacional se reavivó con la aparición de un caso de contaminación fuera de China, un británico infectado en Singapur que posteriormente transmitió la enfermedad a varios compatriotas durante una visita a Francia, antes de ser diagnosticado en Gran Bretaña.
Según se informa, contaminó accidentalmente al menos a 11 personas, de las cuales cinco están hospitalizadas en Francia, cinco en Gran Bretaña y una en la isla española de Mallorca. Hasta entonces, la mayoría de las contaminaciones identificadas en el extranjero habían estado relacionadas con personas que habían regresado de la ciudad china de Wuhan, el epicentro de la epidemia.
Según los expertos de la OMS, alrededor del 82% de los casos registrados de esta enfermedad se consideran menores, el 15% graves y el 3% «críticos».