Naciones Unidas / AFP
Los Estados miembros de la ONU lanzaron el martes la negociación por dos años de un tratado para regular la alta mar, donde se almacenan valiosos tesoros de ADN vegetal y animal.
Por la mañana, dos lanchas con militantes de Greenpeace exhibieron pancartas en el East River de Nueva York, con las leyendas: «¡Océanos Globales – Acuerdo Global!», y «Nuestros océanos merecen un acuerdo global».
«Es urgente que creen un tratado fuerte que nos permita crear una red global de santuarios oceánicos», dijo Sandra Schoettner, bióloga marina de Greenpeace.
El debate de las condiciones del acuerdo se desarrollará en cuatro sesiones, de dos semanas cada una, durante los próximos dos años.
La pregunta clave que deberán resolver los miembros de la ONU es cómo regular áreas de alta mar, definidas como las aguas que se extienden más allá de las jurisdicciones nacionales, desde las 12 millas náuticas (22 kilómetros) desde la costa.
Las aguas de alta mar cubren 46% de la superficie del planeta.
El tratado probablemente avance en la definición de áreas marinas protegidas, y tendrá como objetivo mejorar la investigación ambiental.
Pero será vital la discusión sobre cómo compartir valiosos recursos genéticos marinos, como ADN de plantas y animales, que las empresas patentan en su búsqueda que incluye desde mejores cosméticos hasta mayores rendimientos de cultivos.
Proyecciones indican que el mercado global relacionado con la biotecnología marina alcanzaría los 6.400 millones de dólares para 2025.
En 1982, la ONU adoptó la Convención sobre el Derecho del Mar, pero dejó las aguas de alta mar libres de restricciones.
«Todos los estados disfrutan de las libertades tradicionales de la navegación, sobrevuelo, investigación científica y pesca en alta mar», dice el texto que entró en vigor en 1994, sin que Estados Unidos lo suscribiera.
Desde entonces, las rutas marítimas se han expandido considerablemente, y la pesca y minería de los recursos del océano profundo han despertado un creciente interés alrededor del mundo.