Por Béatrice le Bohec
Kiev/AF
La OTAN denunció que Rusia ha enviado nuevamente miles de soldados a la frontera con Ucrania, there view que cuenta desde este jueves con un nuevo canciller y se dispone a decretar un alto el fuego unilateral en el este separatista del país.
«Puedo confirmar que vemos una escalada militar rusa, treatment sickness miles de tropas fueron desplegadas en la frontera con Ucrania y hay maniobras militares en los alrededores de Ucrania», afirmó Anders Rasmussen, secretario general de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, en un debate en Londres.
«Si estuvieran desplegadas para sellar la frontera y detener el flujo de armas y combatientes, sería positivo. Pero no es eso lo que vemos», añadió, y consideró los movimiento como un «paso atrás lamentable».
«Parece que Rusia se reserva la opción de intervenir más», afirmó el danés, amenazando con una «respuesta firme» como «sanciones más importantes».
La alerta de la OTAN coincide con la ratificación en el parlamento ucraniano del nombramiento como nuevo jefe de la diplomacia del responsable en las negociaciones de paz en curso con Moscú, Pavlo Klimkin, de 46 años, anunciado la víspera.
El miércoles, el presidente ucraniano, Petro Poroshenko, anunció también que ordenará un alto el fuego a sus tropas en el este separatista prorruso para permitir a los rebeldes entregar las armas, y el jueves recibe a políticos y empresarios del este, en el marco de su plan de paz.
«El plan de paz comienza con mi orden de alto el fuego unilateral», declaró el miércoles Poroshenko.
«Inmediatamente después debemos recibir para ese plan de paz presidencial el apoyo de todos los participantes» implicados en el conflicto.
«Eso debería ocurrir muy rápidamente», añadió.
El ministro ucraniano de Defensa, Myjailo Koval, precisó que el alto el fuego se daría «en unos días».
«Es una buena proposición. Sin embargo, por un lado nos hablan de alto el fuego y por otro la agresión sigue», reaccionó el jefe de la diplomacia rusa, Sergei Lavrov, pidiendo negociaciones con los separatistas.
Desde el inicio de una operación militar el 13 de abril para acabar con la insurrección prorrusa, la violencia ha dejado al menos 356 muertos y amenaza la unidad de esta ex república soviética, tras la anexión de Crimea por parte de Rusia en marzo.
Rusia desea «suerte» al nuevo canciller
Rusia afirmó estar «dispuesta a trabajar» con el nuevo jefe de la diplomacia, indicó el jefe adjunto de la diplomacia rusa, Grigori Karasin, citado por la agencia Ria Novosti, quien deseó «suerte» a «uno de los diplomáticos ucranianos más experimentados».
Rusia reclamaba desde el pasado fin de semana la dimisión del antecesor de Klimkin, Andrei Deshchitsa, que provocó una crisis diplomática entre Kiev y Moscú por haber lanzado un «Putin gilipollas» para calmar a los manifestantes en Kiev.
«Las tareas que le incumben serán difíciles, con algunos temas internacionales que preocupan al mundo entero: el fin de la operación militar en el sureste y el inicio de un amplio diálogo (…) para que prevalezcan las ideas de la descentralización del poder, del respeto del idioma ruso y de todas las nacionalidades en Ucrania», añadió Karasin.
Los diputados de Kiev también ratificaron el nombramiento, por primera vez, de una mujer a la cabeza del banco central, y de un nuevo fiscal general, dos figuras clave en la administración de Poroshenko.
El país se encuentra en profunda recesión y acaba de ser salvado de la bancarrota por un plan de ayuda masivo, incluido un crédito del Fondo Monetario Internacional, y debe hacer frente al corte del gas por parte de Rusia desde el lunes.
Según fuentes del ministerio ucraniano de Defensa, citadas el miércoles por el semanario Dzerkalo Tyjnia, los combates en Lugansk, uno de los bastiones de los rebeldes, dejaron al menos 15 muertos entre las filas de las tropas gubernamental y otros 13 soldados estaban desaparecidos.
Poroshenko indicó también el jueves que firmará el apartado económico del acuerdo de asociación con la Unión Europea (UE) el 27 de junio en Bruselas.
La UE y Ucrania habían decidido firmar este acuerdo en noviembre, pero el presidente ucraniano de entonces, el prorruso Viktor Yanukovich, dio marcha atrás, presionado por Moscú, y desencadenó la crisis que provocó su caída.