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Monseñor Romero pronunció en cada una de sus homilías palabras de ánimo y esperanzas al pueblo que vivía momentos difíciles, medicine de incertidumbre, pills momentos de desesperanza, viagra sin una luz que iluminara la oscuridad, su voz surge contra la opresión como una espada que hiere con la verdad y con la autoridad que solo Jesús puede darle a un enviado suyo.
El padre Salvador Melgar dijo durante la eucaristía de ayer, que Monseñor Romero con su palabra iluminó la realidad política, económica y social del pueblo, porque al no hacerlo, no cumpliría su misión profética.
“Esta es la meta hermanos, meta que señalaron los profetas, meta que sigue señalando la Iglesia. Los enemigos, los que tratan de que la Iglesia no hable, la desacreditan y dicen que predica violencia, predica política, comunismo, son las distorsiones del pecado”, afirmó monseñor Romero en una de sus homilías.
El beato Romero replicó que quienes superando las fuerzas del mal oyen a la Iglesia auténtica, oirán siempre el eco de Isaías, el eco de Cristo, el eco de los profetas. “Jamás hemos predicado violencia, solamente la violencia del amor, la que dejó a Cristo clavado en una cruz, la que se hace cada uno para vencer sus egoísmos y para que no haya desigualdades tan crueles entre nosotros”, dijo.
Recuerdan martirio del padre Rutilio Grande
En la misa celebrada en la Cripta de Catedral Metropolitana los feligreses recordaron el martirio del padre Rutilio Grande, quien murió el 12 de marzo de 1977, acribillado en una emboscada tendida por desconocidos cuando se dirigía a El Paisnal para dar misa. El padre Grande acompañado por Manuel Solorzano, de 72 años, y Nelson Rutilio Lemus, de 16, manejaba su vehículo por unos campos de caña de azúcar, cerca del pueblo de El Paisnal hacia la parroquia de Aguilares para celebrar la misa vespertina, cuándo los tres fueron emboscados y ametrallados por los escuadrones de la muerte de la dictadura militar.
Rutilio Grande fue sacerdote jesuita, promotor de la Teología de la Liberación, y amigo de Monseñor Oscar Arnulfo Romero, también fue párroco de Aguilares, zona en la que ayudó a establecer Comunidades Eclesiales de Base y en la organización del campesinado.
En la misa, los miembros de la Comunidad Monseñor Romero de la Cripta de Catedral Metropolitana presentaron un afiche con el rostro del padre Rutilio Grande, como símbolo que su entrega aún sigue fructificando, a pesar de los que le asesinaron pensaron truncar su predicación liberadora.