Washington/Internacionales
Funcionarios y observadores del fin del conflicto colombiano cautivaron a la audiencia durante el cierre de la XX Conferencia Anual CAF con un debate acerca del reciente acuerdo de paz entre el gobierno de Colombia y la guerrilla.
El panel “Desafíos de la paz en Colombia”, en el que participaron la canciller María Angela Holguín; el fiscal general de Colombia, Néstor Humberto Martínez; el ministro para el post conflicto, Rafael Pardo; y el presidente de la Fundación Colombia Reconciliación y director de la revista Semana, Alejandro Santos, fue parte de la jornada de cierre de la conferencia, cuya edición número 20 tuvo lugar esta semana en Washington, D.C.
Tanto Holguín como Pardo defendieron el acuerdo de paz.
“No es el que queremos tener, pero es el que podemos tener si queremos tener paz”, dijo Holguín. Para Pardo, la paz no es gratuita, “pero siempre es más costoso no tener paz”.
Martínez aseguró que la fiscalía se encargará de que la paz no signifique impunidad para ninguna de las partes y dijo que el patrimonio de las FARC no fue legalizado en los acuerdos y que no se permitirá a la guerrilla utilizar el dinero de actividades ilícitas para financiar su incorporación en la democracia colombiana.
“Las FARC no llegarán a la política en Colombia con el patrimonio habido de forma ilícita”, dijo. “Pero paz en la democracia también significa que no permitiremos tampoco dinero de la corrupción”, agregó.
Durante la mañana del jueves, y bajo la interesante pregunta “¿Está América Latina en un punto de inflexión?”, el primer panel de la jornada giró en torno a los desafíos que enfrenta la región para lograr un desarrollo pleno y sostenible, en momentos en que el fin del “superciclo” de las materias primas empieza a sentirse de lleno en las arcas públicas de varios países y se vive un escenario político decisivo en todo el hemisferio.
La necesidad de impulsar un proceso de diversificación productiva a través de reformas estructurales para ganar dinamismo económico, así como adoptar una visión y agenda de largo plazo, por encima de las ideologías, fueron puntos de coincidencia entre los oradores.
“Si América Latina quiere converger a los niveles de los países industrializados, debe crecer a tasas más altas y aumentar el nivel de inversión. Impulsar una transformación productiva es el nudo del desarrollo sostenible con inclusión social”, afirmó el presidente ejecutivo de CAF, Enrique García, quien moderó el panel. “En este contexto, es clave la integración. Porque la región no tiene posibilidad de insertarse globalmente si está fragmentada”, agregó.
El ex presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y ex secretario general Iberoamericano Enrique Iglesias hizo un balance acerca del escenario global actual, en el que conviven “una economía confusa, una sociedad enojada y una política internacional desorientada”, y se refirió a los “ajustes inteligentes y dolorosos” que la región tendrá que llevar a cabo ante este nuevo contexto.
Destacó sin embargo que América Latina está mejor posicionada que en el pasado. “Hemos vivido momentos mucho más dramáticos”, sintetizó. Además, señaló la necesidad de que haya “un gran pacto fiscal que permita encontrar el equilibrio entre lo económico y social para enfrentar los retos del mundo actual desconcertado”.
De la mesa de discusión participaron también la secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), Alicia Bárcena; el ex canciller y ministro de Finanzas de Chile, Alejandro Foxley; el director del departamento del Hemisferio Occidental del Fondo Monetario Internacional (FMI), Alejandro Werner; y el economista jefe para América latina y el Caribe del Banco Mundial, Augusto de la Torre.
Bárcena señaló que, si bien la región ha hecho muchos avances en la reducción de la pobreza extrema, que ha bajado a un 12,7 por ciento, se ha llegado a una meseta y se necesita “crecer para igualar, pero también igualar para crecer”. Para ello, destacó la importancia de subirse al nuevo paradigma tecnológico mundial y trabajar en la inclusión de género. “En nuestros países, si las mujeres tuvieran las mismas oportunidades y los mismos ingresos que los hombres, la pobreza disminuiría entre uno y diez puntos”, dijo.
Foxley habló de los grandes desafíos que enfrenta la política en América Latina ante la necesidad de reducir el gasto y al mismo tiempo responder a las crecientes demandas de las nuevas clases medias, en una región donde el 80 por ciento de los países ya puede considerarse de ingresos medios.
Werner, por su parte, llamó a sentar las bases para un crecimiento más acelerado con avances en infraestructura, educación, tecnología y estado de derecho. “Los logros de la última década, en términos de niveles alcanzados, no han desaparecido, siguen ahí. Hay que proteger esos logros” con políticas que promuevan mayor crecimiento, expresó.