Buenos Aires/PL
La producción metalúrgica en Argentina retrocedió en junio 16,2 por ciento interanual, la peor merma en más de 10 años, refleja un informe de la Cámara Argentina del Acero (CAA).
La notable caída fue empujada por la crisis que vive el sector como consecuencia del exceso de oferta a nivel mundial, la caída del precio del petróleo, la recesión en Brasil y la menor demanda existen en la cadena metalmecánica local.
Las siderúrgicas produjeron en junio 372 mil 400 toneladas de acero crudo que implicaron una reducción de 1,8 por ciento con respecto a mayo, cuando se elaboraron 379 mil 100 toneladas, y una caída de 16,2 por ciento en relación con las 444 mil 600 toneladas registradas en el mismo mes de 2015, según precisa el reporte de la CAA.
La producción acumulada de los primeros seis meses fue de dos millones 56 mil 600 toneladas, equivalente a una merma de 15,4 por ciento frente a los dos millones 431 mil 700 toneladas del mismo período del año pasado.
Por otro lado, el Centro de Economía Política Argentina (CEPA) analizó que el impacto en el salario real de la devaluación, la inflación y los tarifazos generaron una caída pronunciada de la demanda interna.
Esos tres elementos derivaron en que el salario real privado registrado haya retrocedido 11 por ciento respecto a octubre del 2015 y ubicándose en niveles del año 2011. Del mismo modo, el sueldo mínimo experimentó los mismos efectos y se encuentra por debajo de los niveles del año 2006.
Desde la Cámara Argentina de la Mediana Empresa (CAME) advirtieron que desde que la alianza Cambiemos gobierna, las ventas minoristas nunca tuvieron una variación positiva. De hecho, en mayo la caída fue del 9,2 por ciento.
Y la producción industrial, registrada por la misma entidad, muestra que en el mismo mes cayó 5,2 por ciento en un contexto de baja promedio del 4,1 por ciento en lo que va del 2016.
El CAME considera que entre los factores que hicieron estallar la crisis en este importante sector industrial que constituye la principal cantera de trabajo del país están la apertura comercial y la eliminación de los controles sobre la importación.
También mencionó la fuerte suba de costos por los tarifazos, los alquileres y el combustible y el hecho de que el crédito se volvió prohibitivo, anclado en una tasa de interés que beneficia más a la especulación que a la producción.
Y finalmente agregó la crisis de crecimiento brasileña, que lleva tres años de caída de su producto y sin novedades de reversión ante la actual crisis política.
Esta situación general de la economía y en particular de la industria, impactó en el mercado laboral de manera manifiesta; son 180 mil despidos y suspensiones al cabo de sólo un semestre de gobierno.
El 40 por ciento de la destrucción del empleo privado formal fue de la industria, a razón de 15 mil por mes, aproximadamente. Del mismo modo y según la Administración Federal de Ingresos Públicos, ya son mil 700 las firmas que dejaron de existir en el primer semestre del año.