A menudo se escuchan opiniones de salvadoreños diciendo que El Salvador está mejor, y que a pesar de que la economía está afectando a miles de hogares, la opinión recogida en las encuestas es que, repetimos, el país “está mejor”.
La opinión positiva de los salvadoreños se debe a dos factores: la exitosa propaganda del gobierno, que los distrae de los problemas reales y principales, a través de un mundo propio de la virtualidad, de los buenos deseos y, como dicen los analistas, el “país de la maqueta”. Y el otro factor es la percepción de una mejoría en la seguridad.
Sobre el segundo factor hay que decir, por un lado, que la seguridad está fundamentada en la aplicación del estado de excepción, que ha llevado a la cárcel, injustamente, a más de cuatro mil salvadoreños. El gobierno insiste en que la captura de los 60 mil supuestos pandilleros y/o mareros, quienes no “saldrán vivos de la prisión”, ha permitido encontrar la “verdadera” paz en El Salvador. Es decir, el gobierno combina narrativas con las capturas masivas.
A la opinión pública, por cierto, no le importa si en efecto los capturados son culpables de delitos o no. No le importa si les han violentado los derechos humanos, no les importa si ya habían pagado su delito y se habían incorporado a la sociedad. Y es que el gobierno ha logrado sembrar también, a través de las redes sociales, principalmente, un discurso de odio, que se ha vuelto en el motor de los salvadoreños identificados con el bukelismo.
Pero ya es hora de que los salvadoreños comiencen a pensar en el futuro del país, a no dejarse influenciar por la propaganda, y ponerse a analizar los problemas estructurales del país, como el tema de la pobreza.
Los salvadoreños deben comenzar a analizar por qué en el país se despilfarran los impuestos de los salvadoreños como la “inversión” en el Bitcoin, la construcción de los puntos de vacunación que nunca se utilizaron, como la construcción del galerón para la mega vacunación que presuntamente costó más de cien millones de dólares y que iba a ser el mejor hospital en América Latina, y los millones invertidos en la publicidad nacional e internacional para promover la imagen del presidente Nayib Bukele.
De acuerdo con la Encuesta de Hogares (EHPM) de 2022, elaborada por la Oficina Nacional de Estadísticas y Censos, la pobreza aumentó más del 4%, si se compara la de 2019 y 2022.
Es decir, desde el 2019, la cantidad de salvadoreños que viven en condiciones de pobreza, sobre todo los de pobreza extrema, se duplicó, según la Encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples 2022.
En una información publicada por el Grupo Maíz, en este rotativo, el viernes 14 de abril, señala que “Durante los gobiernos del FMLN (2009-2019), la pobreza disminuyó 16 puntos, del 38.8% al 22.8% de los hogares. En cambio, dice la publicación, hasta ahora en el Gobierno de Bukele la pobreza aumentó casi cuatro puntos y subió al 26.6% en 2022.
Con razón, el Grupo Maíz se pregunta que se ha hecho con los 5 mil millones 881 dólares de dólares de la deuda adquirida en el Gobierno de Bukele. Y son precisamente estas preguntas las que los salvadoreños deberían hacerse, en vez de extasiarse de la propaganda gubernamental y del discurso de odio.
El economista Rafael Lemus dijo, recientemente, que lo único que está creciendo en El Salvador, desde que Bukele asumió la presidencia, es la pobreza total y extrema.
“Dicen que este es un país de maravillas, la verdad es un país de maravillas de aumento de pobrezas, no se le ha dado respuesta al tema económico, vemos inversión pública amañada porque se dan los proyectos a dedo. Un gobierno que destituye jueces y no hay seguridad jurídica, lo más normal es que no vende inversión para el país”, afirmó durante el espacio Encuentro con Julio Villagrán, nota que podrán leer haciendo clic aquí.
Según datos del Ministerio de Economía, desde 2019 a 2022 ha subido de 4.5% a 8.6% de personas que están en pobreza extrema.
“En el 2022 la pobreza subió a 26.6%, es claro el aumento de precios, no se ha dado soluciones de más empleos en El Salvador, una responsabilidad del gobierno, en vez de destinar dinero en Bitcoin pudo haber creado programas para grupos en pobreza extrema”, enfatizó Lemus.
Lemus sostiene que este es un gobierno preocupado en sus temas y propaganda, pero no por la realidad de la población. Pareciera que desprecia y aumenta los pobres, no les da solución, sino ha estado trabajando para sus socios y amigos.
Esto debería ser prioridad, no solo en la propaganda del gobierno, si no en la creación de políticas públicas que reduzcan la pobreza, al menos hasta el nivel en que la bajaron los gobiernos del FMLN, que son reales, a pesar de que la propaganda del Gobierno no solo busca deslegitimar lo que se hizo en gobiernos anteriores, sino que busca que la población salvadoreña la olvide mediante mensajes mentirosos o con medias verdades.
Esperemos, pues, que la ciudadanía ya no se embelese con la propaganda y comience a reflexionar sobre los problemas estructurales, como la pobreza en general.