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La semana pasada se realizó el “Tercer Encuentro Mundial de Movimientos Populares” en Roma, Italia, en el cual participaron representantes de organizaciones sociales de 60 países de los cinco continentes, entre éstas la Asociación Latinoamericana de Educación Radiofónica (ALER) y la Asociación de Radios y Programas Participativos de El Salvador (ARPAS).
La actividad fue auspiciada por el Consejo Pontificio para la Justicia y la Paz, por instrucciones directas del Papa Francisco. De hecho, el evento concluyó con un encuentro con el Sumo Pontífice la tarde del sábado 5 de noviembre en El Vaticano, donde los movimientos le entregaron sus conclusiones y propuestas de acción para cambiar este rumbo suicida que lleva la humanidad.
En su célebre discurso, pronunciado luego de recibir las propuestas de las organizaciones, el Papa confirmó su total respaldo a los movimientos populares que buscan transformaciones estructurales en los ámbitos económico, político, ambiental, social y cultural que favorezcan a los “excluidos y descartados del planeta”.
“Más que en manos de las potencias económicas o de las élites políticas, los cambios que necesita la humanidad están en manos de los movimientos populares”, dijo Francisco a los representantes de los movimientos sociales, a quienes instó a seguir luchando en la defensa de la Madre Tierra, los derechos y la dignidad humana.
Los debates, organizados en la lógica reflexiva de las tres “T” (Tierra, Techo y Trabajo), incluyeron tres paneles de discusión y mesas de trabajo sobre Democracia y pueblo, Tierra y territorio, y Migración y refugiados. El derecho a la comunicación y la democratización de los modelos mediáticos fueron incluidos en los debates sobre “pueblo y democracia”.
Los movimientos populares acordaron acciones coordinadas para incidir mundialmente y empujar en cada país propuestas como la ciudadanía universal, la no privatización del agua, el trabajo digno y otras reivindicaciones que el Papa también promueve.
En sintonía con la encíclica Laudato Sí, Francisco señaló las hipocresías del “imperio del dinero” y reiteró el llamado urgente a cuidar la Casa Común, cambiando radicalmente el actual “sistema del descarte”. El Papa condena las guerras, el consumismo y las precarias condiciones de vida de millones de personas en todo el mundo, como ninguno de sus predecesores lo hizo.
Por eso Joao Pedro Stédile, dirigente del Movimiento de los Trabajadores Rurales sin Tierra (MST) de Brasil, quien participó en el encuentro, considera que “la posición del Papa Francisco es la prueba de que Dios existe”.