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Ana Gloria Carranza
Carmen Eugenia Pinto*
Cada individuo percibe la realidad según sus condiciones.
Hemos observado que nuestra realidad actual ha tenido que pasar por un embarazo en el cual sucedieron complicaciones que pudieron interrumpir el proceso. ¿Por qué lo decimos? Porque para llegar a un feliz término, se produjeron negaciones, rechazos, desprestigios, vejaciones, especulaciones, atentados, intentos de aborto, posibilidades de nacimiento prematuro, etc. Pero contra todo pronóstico hubo un feliz alumbramiento especialmente para aquellos que habían perdido toda esperanza.
Nace sano.
Ahora bien, ¿quién o quiénes estarán a su cargo? Porque va a necesitar de mucho cuido, ya que deberá desarrollarse con todas las características para llegar a ser un hombre de bien.
Han pasado ya ocho meses y como sucede con todo recién nacido buscar las personas idóneas para su cuido no ha sido fácil. Incluso, para su madre que aplica novedosas técnicas para el desarrollo de todas sus habilidades y hacer de él una persona integral.
Este infante de ocho meses en su proceso de crecimiento va reconociendo los peligros de su entorno para no hacerse daño, y también para no preocupar a las personas a su alrededor ya que desde antes de su nacimiento ha incorporado todas aquellas expectativas de los que han depositado en su nacimiento y desarrollo, sus esperanzas.
El cuidado especial que se deberá tener será no confundir con ideas y creencias que causen desorden. Lo sepamos o no hay cosas que nos perjudican y otras que nos benefician a todos por igual.
Las distorsiones de la realidad tienen su origen en las ideas.
*Amigas CAPI.
