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Un hombre es rociado con un químico irritante durante un encuentro entre partidarios de Trump y estudiantes que se oponen a la represión migratoria en Berkeley. [Foto Diario Co Latino/Josh Edelson/AFP/Archivo]

La «rebelde» ciudad de Berkeley protege a los sin papeles de Trump

Berkeley/AFP

Veronique Dupont

Apenas poner los pies en Berkeley, y uno se topa con un grupo de jóvenes que marchan mostrando consignas.

La protesta está profundamente arraigada en esta famosa ciudad universitaria al otro lado de la bahía de San Francisco, donde nació un movimiento por la libertad de expresión en los años ’60 que dejó un legado de activismo.

Ante la política antimigratoria de Donald Trump desde su llegada a la Casa Blanca hace un año, Berkeley «la rebelde» resiste y promete proteger a sus residentes indocumentados.

Esta localidad se convirtió en la primera «ciudad santuario» del país, cuando en 1971 «protegió a los que no querían ir a luchar a Vietnam», cuenta a la AFP el alcalde, Jesse Arreguin.

Reafirmó ese estatus durante las guerras en Centroamérica en la década del ’80 y ahora lo hace ante la intención del gobierno de Trump de construir un muro en la frontera con México y de anular el programa que protege a los «dreamers», los sin papeles que llegaron a Estados Unidos siendo niños.

«Es esencial que las ciudades se posicionen contra las políticas injustas del presidente Trump», sostiene Arreguin, de 33 años e hijo de trabajadores agrícolas latinos.

«Ningún policía o empleado público participa en una investigación o una intervención policial» del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE). «No facilitamos ninguna información, ni acceso a los edificios municipales a menos que haya una orden judicial», apunta.

La policía local tampoco pregunta por el estatus migratorio de los ciudadanos que ponen una denuncia o testifican en una investigación criminal, mientras que cualquier estudiante puede matricularse en la universidad sin importar si tiene papeles.

El ayuntamiento ha creado un grupo de trabajo que reúne a líderes de culto, militantes y juristas, entre otros, para coordinar recursos y medidas a tomar ante la amenaza de redadas, aunque todavía no ha ocurrido ninguna.

«Hay más miedo»

Pero Berkeley no está sola: California se declaró «estado santuario» y financia asociaciones que ayudan y protegen a inmigrantes.

Otras 400 ciudades o condados se han unido a esta lista en todo el país como Nueva York, Chicago, San Francisco y Oakland, en un claro desafío a la administración Trump.

El gobierno amenaza de su lado con cortar los fondos federales a las «ciudades santuario».

Las redadas abundan en el sur de California, sobre todo en Los Ángeles, aunque las detenciones y expulsiones de inmigrantes clandestinos no son nuevas: alcanzaron cifras récord bajo la presidencia de Barack Obama (2009-2017).

«La diferencia es que Trump usa a la prensa para sembrar el miedo, mientras que Obama hizo cosas con la boca cerrada», recuerda Manuel de Paz, coordinador del centro de ayuda a inmigrantes East Bay Covenant.

Valeria Suárez, una estudiante en situación irregular, reconoce que «cada vez hay más miedo» en su «comunidad».

El alcalde Arreguin subraya que los crímenes racistas han aumentado en Berkeley y, aunque las expulsiones descendieron ligeramente en el primer año de Trump en la Casa Blanca, el número de residentes con familias detenidos por el ICE ha aumentado.

La pesadilla de ser detenido

«Todos los días me despierto con el miedo de que agentes del ICE vengan a arrestar a mi familia», confiesa Juan Pietro, un estudiante indocumentado en Berkeley.

En este clima de tensión, «es muy importante para los indocumentados que sus representantes locales les apoyen», destaca Eleni Wolfe-Roubatis, de la asociación de ayuda Centro Legal de la Raza.

«Antes mucha gente venía a verme para decirme que sus familiares habían sido arrestados por el sheriff y remitidos al ICE» por no tener papeles, explica Manuel de Paz.

«No escucho tantas desde que California es un ‘estado santuario'», precisa.

Pero Valeria Suárez es más crítica. «Berkeley no es una ciudad económicamente asequible, lo que significa que nuestros familiares (…) viven en otras zonas de la región que no son ciudades refugio».

En Richmond, no lejos de la ciudad universitaria, hay «un centro de detención en el que hay detenidos miembros de nuestra comunidad», asegura Juan Prieto.

Un estudiante de Berkeley, Luis Mora, fue arrestado hace poco en San Diego, donde estaba de vacaciones, sin que la ciudad o la universidad pudieran interceder para liberarlo.

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