Luis Rafael Moreira Flores*
Colaboración
Cada 06 de enero, la comunidad católica celebra la tradición de la llegada de los Tres Reyes Magos al pesebre de Jesús, incluso desde diciembre se pueden observar en los nacimientos diferentes figuras alusivas a estos tres representantes de las naciones que existían en la antigüedad religiosa.
Cabe mencionar que en el mundo anglosajón estos se conocen como “los tres hombres sabios”, Melchor, Gaspar y Baltasar, que representan las naciones de Europa, Arabia y África.
Sin duda alguna, esta representación del mundo antiguo, nos brinda una visión de las naciones, llena de sincretismo religioso, del reconocimiento del Mesías ante las naciones del mundo. Es fácil pensar en la transformación del cristianismo y sus derivaciones en Europa y Arabia ya que la religiosidad no se aleja del antiguo testamento y el Corán; es decir, el sincretismo tiene un principio casi en los mismos términos de la fe.
Ahora bien, las culturas africanas únicamente se representan con los territorios de Egipto y Babilonia, sin contemplar las diferentes creencias de las tribus más escondidas del gran continente negro. Por
esto el sincretismo religioso con África es muy complejo, y requiere de su estudio ante la afrodescendencia en América Latina.
El sincretismo religioso es el proceso de mezcla de diferentes elementos sociales y culturales, principalmente en contextos históricos, en nuestro caso “la conquista” de Europa al Abya Yala (América) y la absorción de múltiples culturas anglosajonas, africanas y asiáticas, a la multi-pluri-culturalidad de los pueblos del Abya Yala.
La identidad latinoamericana se funda con el sincretismo de las culturas: americanas (nativas), europeas (dominantes) y africanas (esclavizadas), entre la conquista y la colonización de América en el siglo XV. Sin embargo, la evangelización de América (siglo XVI), implantó la cruz del cristianismo por medio de la espada, pero al mismo tiempo permitió la reinterpretación del catolicismo.
El proceso más complejo de este sincretismo católico americano lo experimentamos en los lugares con un fuerte arraigo afrodescendiente, en donde la cultura de la santería y las tradiciones católicas se unen para identificar y renombrar a las deidades africanas.
Para el caso de Bel-Sar-Utsor (Baltazar) en estas festividades es el Rey Mago o Hombre Sabio que llega a adorar y reconocer a Jesús como Mesías y lleva en alzas la representación de todo el continente africano ante el catolicismo; es decir, es el primer africano en
identificar la fe en el cristianismo y es quien en su sabiduría
reconoce el sufrimiento y muerte de Jesús el Cristo.
¿Cómo se mezcla el sincretismo religioso en la creencia de este santo negro en la iglesia católica? Bel-Sar-Utsor equivalente de “Dios protege al Rey” (Babilonia). Es mencionado en los libros del profeta Daniel como rey Baltasar y representa la juventud del hombre: “…En
vida de tu padre demostró tener una clarividencia, una inteligencia y una sabiduría propias de los dioses. El rey Nabucodonosor, tu padre, lo nombró jefe de los magos, adivinos, hechiceros y astrólogos. Se llama Daniel, aunque el rey le puso por nombre Baltasar…”.
Bíblicamente la llegada de los Reyes Magos se encuentra en el evangelio de Mateo, sin mencionar número, lugares, ni rasgos físicos: “…Nacido, pues, Jesús en Belén de Judá en los días del rey Herodes llegaron del Oriente a Jerusalén unos magos diciendo: «¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer? …”. En la alta Edad Media, la
representación gráfica del rey mago Baltasar como una persona de piel negra esto bajo el mandato del Papa León I (siglo V).
En esta visión por acercar a las naciones del mundo al catolicismo, se brindan diferentes referencias sincréticas a la llegada de un rey mago negro: en muchas representaciones va montado en un elefante, este
animal simboliza la grandeza y abundancia del continente africano; es el portador de la mirra, como símbolo de la vida y muerte del hombre, en África es utilizado para los actos fúnebres y actividades religiosas vinculadas con las estaciones de la vida, el color rojizo y la forma de gota, representa la sangre de los sacro-oficios; el color
oscuro de la piel, reflejo de la fuerza y el trabajo de su pueblo.
Cabe mencionar que no hay cultos a los reyes magos, más bien hay actos
con los que se cierra el tiempo de navidad y el inicio de la epifanía
para los católicos, son múltiples las tradiciones que cada cultura
pone a estas fechas, desde la entrega de regalos a niños y niñas, como
también el compartir la denominada “rosca de reyes”.
A pesar de la representación étnica de los tres reyes magos, no hay actos tradicionales separados, en donde se identifique su origen o definición étnica. En el mundo de la santería afrodescendiente no se reconoce a un Baltazar como una deidad. Por el contrario, el sincretismo Yoruba hace el vínculo de los dioses orishas con santos y
santas de la iglesia católica de tez blanca, ya que eran los más representativos en la Cuba y Brasil Católica de 1820 a 1840, por ejemplo, la Virgen Santísima en sus diferentes advocaciones, se representa con diferentes orishas; así mismo, Santa Bárbara en vinculada con el dios orisha Shangó por sus vestuarios dorados y por portar una espada.
El sincretismo religioso en nuestra sociedad salvadoreña se puede identificar fácilmente en los cultos a santos negros tradicionales, principalmente en lugares en donde la presencia africana tuvo un papel fundamental para la cultura y sociedad de esas poblaciones, como: San
Benito de Palermo, El Cristo Negro, La Virgen de Monserrat, San Martín de Porras, entre otros que podemos encontrar ocultos en las iglesias católicas, pero que se mantienen vivos por la visión ancestral, la cosmovisión y las tradiciones de las poblaciones originarias.
*Federación de Pueblos Originarios del Sur