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La sangre que derramó hace 39 años el sacerdote Rutilio Grande, cialis cuando fue asesinado en la carretera que conduce de Aguilares a El Paisnal, thumb germinó el sábado pasado en una masiva peregrinación para conmemorar el martirio del religioso jesuita.
Con estampas, cruces, cantos y alegría, cientos de personas hicieron el mismo recorrido que hacía el sacerdote en el momento que fue emboscado y asesinado, junto a dos colaboradores, por escuadrones de la muerte el doce de marzo de 1977.
Su legado y enseñanzas siguen vivos en la feligresía católica que le conoció en persona, y en los que posterior a su martirio supieron de él. En el lugar donde fue asesinado Rutilio Grande se erigió un monumento conocido como Las Tres cruces y es ahí donde los peregrinos reflexionaron sobre la obra y el legado del religioso y colocaron flores alrededor del monumento.
Rutilio Grande nació en El Paisnal el cinco de julio de 1928, estudio en el Seminario San José de la Montaña y el 24 de septiembre se convirtió en párroco de Aguilares. Fue cercano al beato Monseñor Oscar Arnulfo Romero, su asesinato marcó el ejercicio episcopal del entonces arzobispo de San Salvador, quien luego de este hecho empezó a denunciar con más intensidad la represión que vivían los más desprotegidos de El Salvador.
El rector de la Universidad Centroamericana José Simeón cañas, UCA, Andreu Oliva, quien participó de las actividades, recordó a Grande como alguien de entrega y dedicación total a los pobres de este país, y que puso el Concilio Vaticano Segundo en una evangelización a favor de los pobres.
“Nos dejó un gran legado, que ha sido retomado por el Papa Francisco, que la iglesia es la iglesia de los pobres, una iglesia al servicio de los pobres. La iglesia debe acompañar al pueblo para que realmente el evangelio sea fermento de vida, justicia y vida digna para todas y todos”, manifestó Oliva.
La peregrinación concluyó en la parroquia San José, de El Pasinal, que fue abarrotada por la feligresía que participó en una eucaristía concelebrada por sacerdotes de diversas partes del país. A un costado del templo católico, Francisco Recinos sostenía una pancarta con el rostro de Rutilio Grande, llegó desde san Salvador a participar por segundo año consecutivo. Aunque no conoció a Grande en persona, mantiene vivo su legado y considera que es importante retomar sus enseñanzas para lograr una sociedad de paz y armonía.
“Tenemos que seguir luchando como él lo hizo. Para que no haya más represión contra el pobre. Hay que hacer conciencia a los jóvenes que trabajen por un futuro mejor para que se acabe la violencia”, expresó.
Asimismo, considera que los que asesinaron al sacerdote no pudieron acabar con el legado de este, ya que Grande resucitó en el pueblo salvadoreño oprimido, que busca su liberación para alcanzar la paz y el bien común. “Para mi es celebrar la resurrección de Rutilio Grande en el pueblo salvadoreño, después que tanto se luchó para ver que no hubiera injusticia social para los campesinos de El Paisnal”, conluyó Recinos.
Para los devotos, el legado del sacerdote jesuita está presente en las causas justas del pueblo salvadoreño, y al igual que Monseñor Romero, Rutilio Grande es signo de veneración y símbolo de una iglesia al lado de los pobres.