Por: Rolando Alvarenga
Muchas veces, la camándula de obstáculos que tienen que superar los pocos atletas de élite para mantenerse activos en la alta competencia, los obliga a tirar la toalla y dedicarse al estudio o trabajo. Es por tal razón que, ahora que la taekwondoista Vanessa Vásquez está “deportivamente resucitando”, nos parece un buen bálsamo para el moribundo deporte salvadoreño.
Y es que sus últimas participaciones internacionales son una muestra de que la atleta está volviendo a su nivel. Esto quiere decir que la guerrera “Vane” está recuperando el entusiasmo, motivación y ganas de volver a sacrificarse en busca del primer plano internacional, para poner muy en alto el azul y blanco de la patria querida.
Una misión muy difícil y cuesta arriba, porque bien fresco está el recuerdo que en años anteriores ella, su hermano Byron y sus padres, tuvieron que confrontar con la misma federación de este deporte en busca de condiciones y herramientas que les permitieran un trabajo fructífero con sus consecuentes resultados internacionales.
Y aunque el presidente del Taekwondo sigue siendo el mismo añejo de hace varios años, se esperaría que a estas alturas su mentalidad haya cambiado y siga los pasos de las federaciones de natación y judo que tienen a sus máximas figuras preparándose en el extranjero. Incluso, el karateca Jorge Merino y el pesista Julio Salamanca también deberían estar afuera; porque prepararse en el extranjero es lo mejor que puede pasarle a un atleta salvadoreño para fortalecer su rendimiento integral.
INDES y COES deberían interesarse por este tipo de casos, ya que en el año 2001 y con 21 años, Vanessa Vásquez llegó a situarse como la número 1 de América Latina en los 57 kilos. Lamentablemente no se pudo o no se supo capitalizar ese inédito ascenso universal y se quedó en la ruta a los Juegos Olímpicos Londres 2012 y luego a los de Río 2016. A sus 28 años, bien vale la pena cerrar filas con ella en busca de la clasificación olímpica 2020. ¿Será?
*Los conceptos vertidos en esta columna son de exclusiva responsabilidad de quien los presenta.