Ramón D. Rivas*
Recién hemos presentado, medical la Revista Cultura 112, primera en esta gestión de gobierno que preside el Sr. Presidente de la República, profesor Salvador Sánchez Cerén. Claro está que se necesita de una cultura crítica e incluyente, y que sea más incisiva en el proceso de transformación social que se impulsa en nuestro país; y esto solo es posible cuando en una sociedad existe el compromiso y voluntad de todos los sectores artísticos, sociales, políticos, económicos e intelectuales para lograrlo. Eso no es tarea de solo unos pocos. En este sentido, si nos referimos concretamente a la cultura para el buen vivir de una nación se trata de crear políticas culturales incluyentes, equitativas y eficaces para impulsar ese proceso y lo recalco, proceso, transformador en donde la cultura sea asumida como un derecho y en una herramienta para el desarrollo humano de todos los salvadoreños. Se trata de un proceso pues cuando existe en una sociedad una cultura, dígase del mal vivir y con una visión distorsionada de la misma, hay que trabajar constantemente para lograr esa transformación y lo recalco, para el buen vivir. Soy conscientes del arduo trabajo que una transformación implica pero sí creo firmemente que cuando se quiere se puede y con ello muy bien se puede avanzar para alcanzar lo propuesto. Es interesante cuando se lee y reflexiona sobre las metas y compromisos planteados en el eje nueve del programa de gobierno “El Salvador adelante”, ya que ahí hay lineamientos de juicio muy bien fundamentados que, sin lugar a dudas, toda vez exista unidad y una visión integradora, alejada de prejuicios y con un solo sentir y pensar muy bien se puede caminar hacia la construcción de una sociedad culturalmente educada y con valores que lleven a su gente a la construcción de una sociedad sana e incluyente y con deseos de buscar el desarrollo no solo material sino humano que es lo que genera la razón de ser y con fundamentos sólidos de solidaridad en el individuo. Todos queremos que se fortalezca nuestra identidad, y que la cultura y las artes se conviertan en fundamento para la transformación del país; pero esto no será posible si el espíritu de la exclusión e intolerancia penetra en nosotros, impidiéndonos avanzar hacia el cambio social y cultural que tanto deseamos. Tenemos que romper las estructuras culturales excluyente y los tipos de gestión pública donde solo se premiaba o atendían las opiniones de estructuras de poder que en nada beneficiaban a las mayorías; como bien lo expresa Lorena Peña en una de las entrevistas publicada en la Revista CULTURA 12 cuando afirma que “una sociedad nueva requiere de una nueva cultura, porque no podemos pretender la construcción de una sociedad justa cuando los valores dominantes… promuevan la injusticia y la desigualdad; no podemos promover una sociedad inclusiva cuando a nivel cultural hay un sentido de exclusión hacia ciertos sectores del país”. Y es que desde esa visión es la que hemos trabajado en los primeros ya casi seis meses de gestión pública. Y seguiremos trabajando con una visión integradora y solidaria para promover un cambio cultural que facilite el camino para una revolución cultural ciudadana. Tenemos que construir una sociedad que reconozca la unidad en la integralidad. Sin duda alguna, el iniciar la construcción de una nueva sociedad requiere de acciones culturales ejemplarizantes e inmediatas que nos encaminen a obtener el Buen Vivir. Y esto no solo es un trabajo de un determinado sector cultural de la sociedad, cuidado, pues los académicos, investigadores y escritores muy bien pueden aportar mucho para alcanzar este objetivo. Pero también los indígenas, los obreros, los campesinos. Y es que todos hacemos cultura y la pregunta es ¿Cómo podemos hacer que esa cultura que producimos sea una cultura para el buen vivir? Muestra de ello es la publicación de la Revista Cultura, la cual es un medio para integrar todas las visiones y pensamientos de los diversos sectores sociales de nuestro país. Con esto estamos propiciando la reflexión de temas sociales y culturales que de una u otra forma generan conciencia social. La revista Cultura es un mecanismo para organizar a nuestra sociedad intelectual pero también ahora es un instrumento para plasmar pensamiento que contribuya al cambio. En Cultura 112 podemos encontrar historias reales y emprendedoras como es el caso de Sergio Sibrián, el cual con mucho esfuerzo y con pocos recursos produjo cine comunitario, y sin imaginárselo, ha puesto con su obra a El Salvador en sitiales de honor internacionalmente. Pero en la revista no solo se deja ver sus logros, sino también sus aspiraciones y quejas por el poco apoyo estatal para hacer cine. También se conoce sus propuestas para que más jóvenes puedan acceder a este tipo de proyectos emprendedores. Encontramos también el ensayo de David Hernández, quien hace un planteamiento muy claro para iniciar los cambios económicos estructurales en el país; cambios de paradigmas en la forma de contar y conocer la historia de nuestro país, donde la visión de la derecha y ultraderecha ha predominado sobre la verdadera historia de los salvadoreños, entre otros aspectos de vital importancia para la sociedad salvadoreña. El planteamiento político de Lorena Peña se destaca pues nos habla sobre las políticas culturales que el FMLN plantea para impulsar los cambios culturales en El Salvador. En la entrevista, la diputada Peña enfatiza en la importancia de impulsar procesos de expresión local autónoma. Ella dice: “vamos a expresar la controversia, la creatividad y la estética de las comunidades mismas y eso va a contribuir a generar una identidad arraigada en nuestros orígenes, en nuestras situaciones, recuperando los valores comunitarios”. En resumen, tenemos una revista con planteamientos claros, científicos y reflexivos que nos ayudan a impulsar la transformación cultural crítica y creadora. Debemos partir que todo cambio de paradigmas parte de ideas, planteamientos, reflexiones y concepciones sociales. Por eso, vamos junto al equipo de la Dirección de Publicaciones e Impresos y con los académicos de este país que quieran contribuir a impulsar un pensamiento crítico que logre romper con los paradigmas de desarrollo hasta hoy vigentes; tenemos que empezar a construir nuevas ideas, conceptos y modos para relacionarnos con la naturaleza y nuestros congéneres, para generar y distribuir riqueza, para desarrollarnos y disfrutar de nuestro trabajo. En fin, tenemos que construir los fundamentos para alcanzar el Buen Vivir en El Salvador. Esa es la tarea y mi equipo de trabajo y yo, y en eso estamos comprometidos.
*Secretario de Cultura de la Presidencia