German Rosa, s.j.
Los países que tienen las economías más desarrolladas aceptan la ideología del neoliberalismo económico para establecer las relaciones del mercado, el libre comercio, las prácticas financieras, etc. Sin embargo, no existe un consenso entre dichos países para establecer la democracia liberal como forma de gobierno. Esto es lo que ocurre entre Estados Unidos y China que son los países que lideran las relaciones del mercado: “De acuerdo con las estimaciones del Fondo Monetario Internacional (FMI), Estados Unidos y China, dos países que en los últimos años se han visto inmersos en una feroz guerra comercial, representan el 42% del Producto Interno Bruto (PIB) mundial.” (https://hoy.com.do/los-tamanos-de-las-economias-del-mundo-en-2021-rd-entre-mayor-crecimiento/). Hay diversas culturas y civilizaciones que tienen modos distintos de organizarse políticamente.
El historiador Yuval Noah Harari nos dice lo siguiente: “Al cierre del siglo XX las batallas ideológicas entre el fascismo, el comunismo y el liberalismo ha resultado en la agobiante victoria del liberalismo. Política democrática, derechos humanos y capitalismo de libre mercado, parecía que iban a conquistar el mundo entero. Pero como de costumbre, la historia tomó un giro inesperado, y después del colapso del fascismo y el comunismo, ahora el liberalismo está en problemas” (Harari, Y. N. 2019. 21 Lessons for the 21st Century. New York: Spiegel & Grau Trade Paperback Edition, p. XVI).
La fusión de la infotecnología y la biotecnología pronto podrían expulsar a billones de seres humanos del mercado laboral y socavar tanto la libertad como la igualdad. Los algoritmos de Big Data podrían crear dictaduras concentrando el poder en las manos de una pequeña élite, mientras que la mayoría de las personas ya no sufrirán de la explotación, sino de algo mucho peor que es la «irrelevancia». Quienes controlen la infotecnología y la biotecnología serán los que gobernarán las relaciones del mercado y el mundo laboral. Desde los años 90’s, el internet ha sido el factor que más ha cambiado el mundo. Las dos revoluciones, la infotecnológica y la biotecnológica, han ido estructurando todos los ámbitos de la vida humana (Cfr. https://medium.com/@michaozibo/common-denominator-of-biotech-fintech-and-infotech-ed2824e9703b). Esto significa que el conocimiento biológico multiplicado por el poder de las computadoras a su vez es multiplicado por los datos, y el resultado es igual a la capacidad de piratear a los seres humanos.
Tanto los gobiernos como las corporaciones, al piratear a los seres humanos nos exponen a un bombardeo con una precisión orientada a la manipulación de nuestras opiniones y emociones induciéndonos a confiar ciegamente en los algoritmos. La compra-venta de bienes y servicios, las opciones políticas, las propuestas de estudios y trabajo, e incluso las relaciones sentimentales entre los seres humanos, pueden estar manipuladas por los algoritmos y la inteligencia artificial. Si se desarrolla mucho la inteligencia artificial y se tiene muy poca conciencia humana, la muy sofisticada inteligencia artificial de las computadoras solamente servirá para empoderar la estupidez humana. Los algoritmos pueden extinguir la libertad, promover aún más las sociedades desiguales, concentrar el poder en las manos de una pequeña élite, y la población es la que sufrirá las consecuencias.
Las próximas décadas propiciarán la búsqueda intensa de nuevos modelos políticos y sociales. La cultura digital ha creado la posibilidad de tener máquinas aprendiendo y trabajando, a tal grado que se pueden cambiar casi todas las líneas de trabajo, desde la producción de alimentos hasta la educación en sentido amplio. Cuanto más se puedan entender los mecanismos bioquímicos, las emociones, los deseos y las elecciones humanas, las computadoras podrán analizar mejor el comportamiento, predecir las decisiones, y así reemplazar los conductores de los vehículos, los banqueros, los abogados, etc., por las máquinas inventadas por el ser humano. Si las emociones y los deseos humanos se pueden convertir en algoritmos bioquímicos, no hay razón para que las computadoras no puedan descifrar estos algoritmos teniendo mejores interpretaciones y mucho más rápidas que las que hacen los seres humanos.
La inteligencia artificial exige nuevas capacidades en el mundo del trabajo en el presente siglo. Por esta razón la fusión de la infotecnología con la biotecnología se está convirtiendo en una amenaza en el mundo laboral. Esto no significa que millones de individuos serán sustituidos por millones de robots y computadoras individuales, sino que billones de personas serán remplazadas por redes de trabajo integradas producto de la inteligencia artificial.
Exponemos algunos ejemplos. Dos vehículos auto-conducidos por la inteligencia artificial trabajando con algoritmos en red, pueden evitar accidentes automovilísticos, el departamento de transporte puede cambiar las rutas simultáneamente sin dificultad con impulsos electrónicos. Se registran aproximadamente 1,25 millones de personas que mueren anualmente en accidentes de tránsito. Es decir, dos veces más que el número de personas que mueren por la guerra, el crimen y el terrorismo juntos. Más del 90% de estos accidentes son causados por errores humanos: personas ebrias, escribiendo mensajes en las redes sociales, o que se adormecen conduciendo. Se calcula que los vehículos auto-conducidos por la inteligencia artificial que remplacen a los conductores por computadoras podrían reducir en un 90% los accidentes y las víctimas porque se programarían para no cometer estos errores.
La Organización Mundial de la Salud identifica una nueva enfermedad y los laboratorios producen una nueva medicina y pueden dar conocer inmediatamente a todos los médicos dicha información en pocos segundos, porque se tienen millones de computadoras monitoreando la salud de los seres humanos. Esto no impide que se pueda contactar a un doctor particular para tener una segunda opinión. Gracias a los algoritmos se puede ofrecer la atención sanitaria en lugares lejanos de difícil acceso en una jungla en dónde no existen hospitales mediante la aplicación de un Smartphone. Los cuidados primarios de la salud como diagnósticos de enfermedades y tratamientos familiares de algunas enfermedades muy probablemente pueden ser remplazados por el doctor inteligencia artificial. Los sistemas integrados de la inteligencia artificial pueden maximizar las ventajas del trabajo en red.
Los mercados financieros están cada vez más articulados con la inteligencia artificial y las computadoras en red que operan las 24 horas al día durante todo el año en las distintas bolsas financieras del mundo, y los algoritmos son cada vez más importantes para la compra-venta de títulos financieros en el mercado. Lo mismo ocurre con los publicistas de negocios que sondean los gustos de los clientes de las empresas mediante algoritmos de las redes sociales de Google.
De alguna manera la inteligencia artificial compite en el mercado laboral con el trabajo humano. Pero se están creando nuevas formas de trabajo. En consecuencia, el mercado de trabajo a mediados del presente siglo apunta a la cooperación más que a una competencia entre el trabajo humano y la inteligencia artificial.
Una cosa fundamental en la economía y el mercado es que por muy perfecta inteligencia artificial que se pueda crear, la producción automatizada de vehículos necesita los usuarios; las producciones de medicamentos necesitan los enfermos; la producción de alimentos necesita consumidores finales, etc. La inteligencia artificial más perfecta necesita los estudiantes para tener la educación en líneo o por internet; Google aunque emplee los algoritmos para llegar a convertirse en el vendedor más exitoso de helados del mundo, no puede gustar un helado y necesita a los clientes o consumidores de dichos helados.
Sin embargo, durante este período de transición en la primera mitad del siglo XXI, se vivirán potenciales disrupciones políticas y sociales por las muy probables alarmantes sistémicas masas desempleadas. Las posibles soluciones van en la dirección de la prevención laboral de los trabajos que se perderán; el despliegue de la capacidad para crear suficientes nuevos trabajos; y pensar qué hacer en el caso que los mejores esfuerzos de la creación de empleos sean superados por las pérdidas significativas del empleo.
Necesitamos un nuevo modelo social y económico para enfrentar esta realidad. Algunos proponen un ingreso básico universal a través de un impuesto billonario de los gobiernos y el control de las corporaciones de los algoritmos y los robots, de tal manera que se provea a cada persona de un generoso estipendio que cubra sus necesidades básicas. Otra alternativa es que los gobiernos puedan subsidiar y ofreces gratuitamente la educación, los cuidados médicos, la seguridad sanitaria y el transporte. El debate sobre si es mejor proveer a la población de un ingreso universal (el relato capitalista) o universalizar los servicios básicos (el relato comunista), ambas opciones, tienen argumentos a favor y en contra. Para empezar no todas las personas y pueblos tienen el mismo concepto de lo que es universal y básico, porque los contextos son tan diversos en nuestro mundo globalizado. Además, el ingreso universal y la garantía de los derechos socioeconómicos no son excluyentes.
¿Podrán los grandes relatos del siglo XX como el liberalismo político y económico, el socialismo y el comunismo, o el fascismo dar una respuesta a las consecuencias de la fusión biotech e infotech? ¿Serán los nacionalismos, los populismos o las propuestas de los movimientos sociales capaces de asumir estos cambios y reorientarlos?
Estamos ante el alumbramiento de un nuevo relato que todavía no se ha condensado, pero que intentará responder a los grandes cambios y transformaciones que van surgiendo producto de la cultura digital (Cfr. Harari, 2019, pp. 1 – 82). Ponemos sobre el tapete este tema que conviene reflexionarlo y que apunta a promover el debate y la participación sobre lo que nos espera en los años venideros y sobre lo que conviene hacer.