Un capricho de cuatro magistrados de la Sala de lo Constitucional -que quieren demostrar su supra poder-, sickness health de cuatro competidores electorales mal perdedores, y la bien diseñada estrategia de ARENA para restarle credibilidad al proceso electoral, y sobre todo, al Presidente del Tribunal Supremo Electoral, no solo hizo que se contaran los votos por segunda ocasión, sino que violó la Constitución al impedir que se instalara la Asamblea Legislativa con 84 diputados, con lo que transgredió los artículos 122 y 124 de la Constitución.
Y es que, con haber hecho el recuento por segunda vez, el número de diputados ganado por cada partido en San Salvador, o de los diputados y diputadas a quienes el TSE dio sus credenciales como diputados electos, no varió. Todo sigue igual al recuento preliminar y final.
Además, la decisión de la Sala, de ordenar por segunda ocasión el conteo de los votos de los más de 2 mil 800 paquetes electorales, no solamente violó el Código Electoral y a la autoridad suprema en esta materia (el TSE), sino que dudó de la buena fe de los más de 70 mil salvadoreños y salvadoreñas que realizaron tesoneramente y sacrificadamente el conteo preliminar de los votos.
Los cuatro magistrados de la Sala de lo Constitucional convirtieron en sospechosos, si no es que en delincuentes, a los y las salvadoreñas que participaron en el recuento preliminar, al haber sospechado que cometieron “fraude electoral”. Cada uno de los salvadoreños y salvadoreñas que participaron en el conteo de votos debería poner una denuncia ante los tribunales, contra los cuatro magistrados de la Sala que ordenaron el recuento, por haberlos convertido en sospechosos de un fraude. Lo mismo deberían hacer quienes participaron en el recuento final, porque la Sala de lo Constitucional también puso en duda su trabajo, fueron también sospechosos.
Y los que defendieron el voto a favor del partido ARENA, tanto en el conteo preliminar como final, deberían exigir a su dirigencia una explicación y un pedido de perdón, porque también los dirigentes y diputados electos de este partido puso en duda su trabajo. Casi los acusaron de haber cometido “chanchuyos”, de haberse vendido. Lo mismo hay que exigirle a los otros partidos de derecha.
Solo el FMLN confió en su gente, en esos miles de hombres y mujeres que se comprometieron a defender el voto, a vigilar que el sufragio ciudadano se respetara. Fue el único partido que se oponía y se opuso a que el TSE violara el Código Electoral abriendo las urnas como se lo exigía el partido ARENA, PDC, PCN y Cambio Democrático. Fue el único partido que se opuso a que la Sala de lo Constitucional violara el ente colegiado electoral y la Constitución de la República.
Y lo más grave, es que la Sala impidió que la Asamblea Legislativa se instalara el uno de mayo, tal como lo establece la Constitución, con los 84 diputados electos, ni con 60, como lo inventó arbitrariamente la Sala. Que bueno, por cierto, que los diputados, los 60, desafiaran a la Sala y no cumplieran la orden de instalarse como aquella lo ordenaba. Esta desobediencia a una resolución ilegítima de la Sala, es un buen paso para lo que debe hacerse en el futuro.
Por eso creemos que la Sala debe pedir perdón a la Nación, porque puso en crisis INNECESARIAMENTE la institucionalidad y estabilidad de la nación, al usurpar la autoridad electoral y transgredir la instalación de la Asamblea Legislativa.
Ya es tiempo, por todo lo anterior, que el pueblo salvadoreño se una y diga a los cuatro magistrados endiosados y prepotentes de la Sala de lo Constitucional un ¡Basta Ya! pero sobre todo, exigirles que pidan perdón.