Bandar Seri Begawan/AFP
Brunéi, capsule un pequeño y riquísimo sultanato situado en la isla de Borneo, health anunció que la sharia, la
ley islámica, entrará en vigor gradualmente a partir del jueves, a pesar de las críticas extranjeras y de los temores de la minoría no musulmana.
«Con fe y gratitud en Alá todopoderoso, anuncio que mañana, jueves 1 de mayo de 2014, entrará en vigor la primera fase de aplicación de la sharia», declaró el sultán Hasanal Bolkiah en un decreto real.
La promulgación del texto estaba prevista para el 22 de abril, si bien un inesperado retraso levantó dudas sobre la voluntad del monarca absoluto, quien las despejó este miércoles.
«El mismo Alá ha dicho que su ley es justa», dijo el sultán, para quien el cumplimiento del código penal islámico es un «deber» para todos los musulmanes.
Las decisiones de este monarca absoluto, de 67 años, no encuentran contestación entre sus 400.000 súbditos, quienes se benefician de uno de los niveles de vida más elevados de la región gracias a los recursos petrolíferos del territorio.
No obstante, las redes sociales acogieron por sorpresa críticas de la población no perteneciente a la mayoría musulmana de Brunéi, tras el anuncio del proyecto de reforma en octubre.
La nueva legislación prevé la amputación de miembros por robar, latigazos por consumir alcohol o abortar y la lapidación por varios crímenes.
Brunéi cuenta actualmente con dos sistemas judiciales, uno civil y otro islámico, pero este último resuelve únicamente litigios menores como diferencias matrimoniales.
El pequeño sultanato será el único estado del sureste de Asia en aplicar la sharia. En Indonesia, país musulmán más poblado del mundo, la provincia autónoma de Aceh es la única que introdujo la ley islámica.
Lapidación por sodomía y adulterio
El sultán Bolkiah, famoso por su inmensa colección de coches de lujo y por sus palacios cubiertos de oro, tiene una fortuna estimada en 20.000 millones de dólares (14.400 millones de euros), según la revista Forbes.
Brunéi se vio sacudido hace unos años por un contencioso entre el soberano y su hermano menor Jefri, acusado de desviar 15.000 millones de dólares (10.800 millones de euros) cuando era ministro de Finanzas.
El proceso reveló las costumbres poco islámicas de Jefri, de quien los rumores decían que tenían un harén de mujeres occidentales y un yate bautizado «Tits» («Tetas»).
El sultán, quien quería instaurar la sharia desde los años 1990, considera el islam como un «cortafuego» contra las perniciosas influencias occidentales, como Internet.
El islam es la religión oficial en Brunéi, país que cuenta con minorías budista (13%) y cristiana (10%).
Para Joseph Chinyong Liow, especialista del islam y profesor en Singapur, «el sultán se encuentra en un momento de su vida, en el que debe ponerse al día con su identidad religiosa».
La vuelta a los fundamentos islámicos simboliza también el cierre del capítulo colonial en la historia de Brunéi, añadió.
La aplicación de la sharia se hará progresivamente hasta finales de 2015, cuando se prevé la introducción de las penas más severas como la lapidación por sodomía o adulterio.
Naciones Unidas expresó su «profunda preocupación» y la ONG Human Rights Watch denunció «castigos medievales».