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LA SOBERANÍA NO DA DERECHO A LA IRRESPONSABILIDAD

Carlos E. Vela
Científico salvadoreño-americano

El país es soberano, pero tiene ante todo intereses que residen en los EEUU y no en China. ¿Por qué provocar a los EEUU? Si bien EEUU quiere mucho a El Salvador, puede llegar el momento en que los abusos de poder, procedimientos amañados, el rompimiento del Estado de derecho y una relación tirante con EEUU, acoplada con el acercamiento a China, decepcione, canse, enfade a EEUU, y se considere una amenaza a su seguridad nacional. Entonces, si van a prohibir/regular las remesas, quitar la ayuda e inversiones, obstaculizar los préstamos del FMI, BID y Banco Mundial y retornar a los indocumentados. ¿Y a quién afectará todo eso? Al pueblo salvadoreño, el mismo que votó por Bukele pensando que sería distinto a todo lo anterior. Y sí, será distinto, porque corre el riesgo de convertirse en el primer presidente autócrata salvadoreño del siglo XXI que, por un capricho, rompa relaciones con los EEUU, país donde residen sus intereses, nuestros intereses y nuestro futuro.

La derecha en los EEUU apoyó a ARENA, la izquierda democrática del FDR/FMLN. Pero estos partidos mantuvieron una polarización que no permitió que el país progresara. Hoy, además, tenemos un gobierno que no tiene política de Estado ni de gobierno, que no planifica, que está endeudando al país a niveles sin precedentes, y que administra todo por impulsos y vendetas, que está azuzando un nacionalismo infantil en la población, asustando a la banca mundial y provocando innecesariamente a los EEUU.
EEUU envió a Zúñiga para hacer un re-set. En El Salvador hay unos que ven esto como una posición de debilidad de los EE.UU, no entienden la cultura americana, que ante todo se fundamenta en la confianza, el cariño y, cuando es necesario, la fuerza. En los EEUU el grande siempre da las señales de amistad al pequeño, al fuerte al débil. Que lo recibiera el presidente fue muy bueno. Pero hay una política provocativa, populista y de troleros y youtubers que está totalmente fuera de control y solo estimulan el ego del presidente.
Esta situación, si no se para y rectifica a tiempo, va a desembocar en un abismo en las relaciones entre los dos países con todas las consecuencias descritas arriba.  Esto es algo que no va a tolerar la diáspora en EE.UU y el resto del mundo occidental (no sé cuantos salvadoreños hay en la China), y consecuentemente la población salvadoreña que depende de la diáspora.  Si ayer la diáspora promovió, financió y abrió a Bukele el camino hacia el poder,  hoy, los que dirigieron este movimiento ya no lo apoyan.  Bajo una situación de relaciones tirantes y de no amistad con los EEUU será la masa anónima de la diáspora quien no vacilará en promover su sustitución y lo negará: “Yo no voté por el”.
Siempre me hago la pregunta: ¿Tiene el presidente Bukele la madurez de recapacitar y rectificar? Aunque quisiera creer que sí, sus acciones indican que no, que no medita, que no aprende, que es inmune a la recapacitación. Si es así, nos acercamos hacia un abismo, hacia un horizonte oscuro, lleno de incertidumbre para El Salvador.  ¡Coraje Sr. Presidente, medite, rectifique y gobierne!

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