Por David Alfaro
El reciente fallecimiento de Manuel Alberto Coto Barrientos, exgerente de la Cooperativa de Ahorro y Crédito Santa Victoria (COSAVI), ha desatado una ola de sospechas, no sólo por su implicación en un desfalco de $35 millones, sino también por las circunstancias de su muerte. Coto fue capturado en Honduras, trasladado a El Salvador y llevado a la Tercera Brigada de Infantería en San Miguel, donde según su partida de defunción, falleció.
Esto plantea una serie de preguntas clave:
¿Por qué fue llevado a una base militar y no a un hospital?
La Tercera Brigada de Infantería es una unidad militar, y no un centro de atención médica especializado. De acuerdo a lo que se sabe, esta base no cuenta con un hospital especializado en trauma. En casos de emergencia o complicaciones de salud, lo lógico hubiera sido trasladar a Coto a un hospital adecuado, como el Hospital Nacional de San Miguel o algún otro centro médico cercano que contara con los equipos y personal necesarios para tratar casos de trauma. Sin embargo, inexplicablemente, fue llevado a una base militar, donde murió.
¿Cuál era el propósito de llevarlo a un cuartel militar?
Dado que la Tercera Brigada no está equipada para manejar emergencias médicas serias, esta decisión alimenta las sospechas de que su muerte no fue fortuita. La lógica dicta que una persona en custodia y con complicaciones médicas debería haber sido trasladada a una instalación médica, pero en su lugar, fue llevado a una base militar. Esto levanta dudas sobre si su muerte fue causada por falta de atención médica o si, posiblemente, fue planeada.
El hecho de que su partida de defunción indique que falleció en la Tercera Brigada de Infantería agrava aún más estas sospechas. ¿Hubo una negligencia intencionada o se le impidió recibir la atención médica que necesitaba? Además, se debe considerar su conocimiento de los manejos ilícitos de ciertos miembros del partido gobernante, lo que hace aún más plausible la hipótesis de que su muerte pudo haber sido más que un accidente.
Conclusión
La muerte de Manuel Coto Barrientos, quien sabía demasiado sobre fraudes financieros, lavados de dinero y conexiones políticas, en una base militar en lugar de un hospital, exige una investigación exhaustiva. La falta de atención médica adecuada, sumada a las circunstancias que rodean su captura y traslado, deja una sombra de duda sobre las verdaderas razones detrás de su fallecimiento.
La pregunta sigue abierta: ¿Por qué fue llevado a un cuartel militar y no a un hospital? ¿Qué se intentaba ocultar?