Lourdes Argueta*
Como FMLN desarrollamos nuestra actividad de apertura de campaña presidencial y con un acto simbólico celebramos el 43 aniversario del partido. Una concentración cargada de alegría y esperanza, sueños y compromisos por un mejor país, aspiración de las luchas de todos, que caracteriza también a los compañeros que conforman la fórmula presidencial, Manuel el Chino Flores y Werner Marroquín.
Este proceso electoral es una gran oportunidad para seguir escuchando al pueblo y para construir junto a ellos una agenda de compromisos y frenar el retroceso que hay, sobre todo, en materia social. Hay representantes de sectores productivos que expresan su descontento con la actual administración gubernamental, gente que está convencida que hay que corregir el rumbo en el país, manifiestan sumarse y apoyar la propuesta presentada por el FMLN, reconocen que en medio de muchas dificultades en los gobiernos del Frente se atendieron sus demandas. Otros temen endosar públicamente su respaldo, por la persecución que ejecuta este gobierno contra toda voz crítica.
Lo importante es que ya han dado un primer paso, de expresar sus pensamientos, visiones, preocupaciones y valoraciones sobre la situación del país y los desafíos que podemos asumir juntos. Es un proceso gradual en el que cada vez se sumarán más personas, y lo vemos desde las comunidades, donde se resiente aún más el deterioro, nadie está resolviendo sus problemas. No por gusto dividieron en dos fechas los procesos electorales, aun cuando eso le cueste más económicamente al Estado.
El oficialismo sabe que el golpe a los gobiernos locales ha significado un desgaste incluso para sus alcaldes, y en consecuencia para la N, que ha quedado desacreditada porque no han ejecutado ninguna obra y no tiene como presentarse ante el pueblo a ofrecer lo que no han sido capaces de cumplir. La reducción de municipios quedó claro que es para amortiguar ese golpe del electorado, pero también para seguir concentrando poder de decisión y mantener un discrecional uso de fondos públicos.
La Dirección de Obras Municipales (DOM), es una de las instituciones de gobierno que desde el inicio de sus operaciones ha decidido mantener en reserva por 7 años la información correspondiente al funcionamiento administrativo, contratos de empresas, procesos de compras y demás adquisiciones. No hay ninguna razón que justifique esta decisión, es parte de las arbitrariedades de un gobierno enemigo de la transparencia, que teme a ser auditado por la ciudadanía, y más aún al tratarse de una institución que no tiene la capacidad de atender todas las demandas locales.
Todas esas prácticas generan desconfianza del uso de los recursos públicos, dejan en evidencia la falsedad que hay en la persecución a la corrupción y fomentan un escenario propicio para que esa práctica se ejecute impunemente. Por eso necesitan mantenerse por mucho tiempo en el gobierno y contar con una holgada correlación parlamentaria que les facilite colocar funcionarios en el ministerio público, cómplices de estas prácticas que son perjudiciales para el pueblo, porque es en los pueblos que la gente traga polvo o patina en el lodo por calles sin mantenimiento. Esta no es una condición digna para nuestra gente.
El descontento se ve expresado en las comunidades, por el abandono premeditado, por la marginación y exclusión de las comunidades donde no pasaran las cámaras que darán cobertura al certamen de belleza. Están concentrando recursos para maquillar las principales plazas y calles de la capital, mientras esconden la verdadera realidad, pues todo el año desde la comuna capitalina gobernada por la N, han estado desalojando a las y los vendedores sin ofrecerles ninguna alternativa para reubicarlos.
Estos son dos problemas muy relacionados, porque la centralización de fondos y de decisiones les facilita atropellar derechos, por una parte a las familias de las comunidades que tienen derecho al desarrollo local, y han dejado de invertir porque la DOM no funciona, no garantiza la atención de toda la demanda de proyectos locales en los 262 municipios; pero también, afecta a las familias que se sostienen por el comercio, y la inversión focalizada en la capital pretende dejar una ciudad limpia de vendedores en plazas y calles.
Nadie se opone al desarrollo y modernidad, lo que se exige es que a estas familias se les garanticen alternativas viables para seguir manteniendo sus emprendimientos, pero lo que han recibido son amenazas de arrestarlos bajo el régimen de excepción si se pronuncian. El silencio de los comerciantes obedece a ese temor, y debemos pronunciarnos junto a ellos. Se exige por la inversión local que ha sido descuidada y se exige transparencia en la administración del dinero del pueblo.
El oficialismo se empeña en promover una imagen superficial del país, ignora las verdaderas demandas de la población, y pondera más la inversión propagandística con la que se logra imponer. Pero el pueblo está despertando de ese engaño y está valorando de manera más consciente su decisión respecto al proceso electoral.
Como partido, seguiremos construyendo esas relaciones, seguiremos escuchando a estas familias y sectores afectados. Nuestro mensaje principal de campaña es caminar juntos, para transformar la realidad de nuestro país, conscientes que desde ya debemos trabajar las bases de una democracia participativa, promover el involucramiento del pueblo en esa transformación y evitar que en cada contienda solo sea llamado a votar y que los funcionarios electos queden arbitrariamente sin rendir cuentas y sin ningún tipo de control social.
Debemos trascender más allá de los votos, los problemas los enfrentamos todos y solo juntos daremos soluciones reales, la población merece ser escuchada, pero también ser la actora principal de las transformaciones.
* Comisión Política FMLN