Bruselas / AFP
Los dirigentes de la Unión Europea viajarán el lunes y el martes a Pekín y Tokio para estrechar las relaciones comerciales con ambos países para formar un frente común en caso de que el presidente estadounidense, Donald Trump, desate una guerra comercial mundial.
La gira asiática de los representantes de la UE se enmarca en una iniciativa de alianzas forjadas por el bloque comunitario -28 países, 500 millones de habitantes, el mayor mercado único del mundo- frente al proteccionismo de la administración Trump, cuyo lema es «America First» (América Primero).
El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, y el jefe de la Comisión, Jean-Claude Juncker, participarán el lunes en Pekín en la vigésima cumbre UE-China y se entrevistarán con el presidente Xi Jinping, el mismo día en que Trump se reunirá con el dirigente ruso Vladimir Putin en Helsinki.
La reunión debería permitirles a los dirigentes de China y de la UE reafirmar su compromiso común a favor de una modernización de la Organización Mundial del Comercio (OMC), a la que se opone el presidente estadounidense.
Pero la UE y China deberán superar las divergencias sobre las prácticas comerciales restrictivas de Pekín, incluido el dumping de las importaciones chinas baratas, especialmente del acero.
Washington comparte algunas de esas preocupaciones.
La UE denunció ante la OMC la decisión estadounidense de imponer aranceles a las exportaciones de acero y aluminio, y demandó a China ante el mismo organismo para protestar contra «la transferencia injusta de tecnología» de las empresas europeas activas en el país asiático.
«Si los actores de este mundo no respetan las reglas, entonces el sistema corre el riesgo de derrumbarse», explicó la Comisión Europea para justificar sus denuncias.
«Señal clara»
Donald Tusk y Jean-Claude Juncker irán a Tokio el martes para firmar un acuerdo de libre comercio con Japón. El encuentro estaba inicialmente previsto en Bruselas la semana pasada, pero el primer ministro Shinzo Abe canceló su viaje debido a las inundaciones que se cobraron la vida de cerca de 200 personas en el oeste del archipiélago.
El acuerdo con Japón es «histórico» y se trata «del mayor jamás negociado por la Unión Europea», dijo el portavoz de la Comisión, Margaritis Schinas. «Ese acuerdo creará una zona de libre comercio que cubrirá cerca de un tercio del PIB mundial», explicó.
En Tokio, las conversaciones también abordarán la presentación de un frente unido contra Washington a propósito de los aranceles, que el gobierno japonés tachó de «extremadamente lamentables».
La comisaria europea de Comercio, Cecilia Malmstrom, que participará en la gira por Asia, aseguró hace poco que el acuerdo UE-Japón sería una «señal clara» contra el proteccionismo estadounidense.
Acallar los rumores
Juncker mantuvo sus compromisos en China y en Japón para acallar las preocupaciones y rumores suscitados por su estado de salud, después de que unas imágenes lo mostraran titubeante y sostenido por varios dirigentes durante una recepción celebrada el miércoles por la noche al margen de la cumbre de la OTAN en Bruselas.
El presidente de la Comisión Europea sintió dolores de espalda por culpa de una ciática, explicó su portavoz. Juncker tuvo que abandonar la velada en silla de ruedas.
Tras ese episodio se puso en duda su capacidad física para soportar largos y agotadores viajes en avión y para presidir la Comisión Europea hasta el final de su mandato en 2019.
El luxemburgués, de 63 años, ha explicado varias veces que sufre las secuelas de un accidente de tráfico, que le provoca un dolor de espalda crónico.
Tras su viaje a China y Japón, Juncker irá a Estados Unidos para negociar con Trump el final de la guerra comercial entre la UE y Estados Unidos.
El presidente estadounidense asistió a la recepción en Bruselas y se cruzó con Juncker sostenido por los primeros ministros holandés, Mark Rutte, y portugués, Antonio Costa. Pero no mostró ninguna compasión por él.