Por Toni Cerdà
La Valeta/AFP
La relación con Estados Unidos sigue siendo la «máxima prioridad» para la Unión Europea, acordaron el viernes en La Valeta los mandatarios europeos, quienes aprovecharon para defender su unidad frente al presidente estadounidense, Donald Trump.
«No tengo dudas de que para todos nosotros sigue siendo la máxima prioridad política, proteger nuestra relación con Estados Unidos contra sus enemigos», dijo en rueda de prensa el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk.
La reunión en Malta, la primera desde la investidura del mandatario estadounidense, sirvió para que los 28 calmaran las preocupaciones generadas por las críticas de Trump y supuso un jarro de agua fría para Tusk.
Al término del debate con los 28, el presidente del Consejo resumió que, para los mandatarios, «la nueva situación geopolítica no es quizás una amenaza [como había asegurado en su carta de invitación a la cumbre] sino un desafío».
Tanto la jefa del gobierno alemán, Angela Merkel, como su homólogo español, Mariano Rajoy, subrayaron las «áreas de interés común» con Washington como «la lucha contra el terrorismo», pero enfatizaron que la UE defenderá en todo momento su unidad y su identidad, como su política comercial.
Esta defensa de la unidad no es baladí. Desde su elección, Trump ha celebrado el Brexit y ha llegado incluso a asegurar que otros países seguirían los pasos de Reino Unido, al tiempo que cuestionó la ayuda a sus socios de la OTAN, si no aumentaban su gasto militar nacional.
Además, el que será probablemente el próximo embajador de Estados Unidos ante UE, Ted Malloch, predijo la desaparición del bloque y estimó como «una experiencia errónea» el euro, en una entrevista que publicará este sábado el semanario alemán Der Spiegel.
«Entre socios, debe haber respeto. Si Europa ha querido construirse, no es para que algunos le pidan que se deshaga», indicó por su parte el mandatario francés, François Hollande, de lejos el más crítico con el sucesor de Barack Obama.
¿Una Europa a varias velocidades?
Los líderes europeos han elegido esta pequeña isla del Mediterráneo central para enfrentar sus retos, como la crisis migratoria, y continuar con la reflexión iniciada en septiembre en Bratislava sobre el futuro del bloque sin Reino Unido, y que deberá culminar en una cumbre en marzo en Roma.
«Hemos subrayado que Europa tiene que actuar de manera uniforme y que tenemos nuestro destino en nuestras propias manos», aseguró Merkel, antes de iniciar el debate sobre el futuro de la UE, al que no estaba invitada la primera ministra británica Theresa May.
En la cumbre de Roma, con motivo del 60º aniversario del proyecto europeo, los miembros del club quieren confirmar el nuevo impulso de un bloque más «unido», basado en una mayor seguridad interior y una defensa exterior.
En esta línea, los líderes europeos aprobaron la llamada «Declaración de Malta», su plan para frenar la llegada de migrantes a Europa desde las costas libias y luchar contra los traficantes de seres humanos, reforzando su cooperación con los guardacostas libios y con las agencias de la ONU en el terreno.
Para Hollande, Europa debe organizar además su propia defensa en el marco de la Alianza Atlántica, aunque debe disponer al mismo tiempo de «autonomía estratégica», una visión compartida por su homólogo español para quien el futuro de la UE pasa por una «mayor integración».
Esta mayor integración podría, no obstante, pasar por una unión a «diferentes velocidades», como apuntó al término de la cumbre la canciller alemana. Esta posibilidad de harmonizar las políticas a ritmos diferentes ha dividido durante mucho tiempo a los europeos.
La historia reciente de la UE mostró «que habrá una Unión Europea a diferentes velocidades, que no todos participarán cada vez en todas las etapas de integración», aseguró Merkel, para quien este principio podría incluirse en la próxima «Declaración de Roma».