Bruselas / AFP
Toni Cerdà
La flamante presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, advirtió el miércoles del «costo de la inacción» en la lucha contra el cambio climático, al presentar la «nueva estrategia de crecimiento» de la Unión Europea: el Pacto Verde.
«Algunos dicen que el costo de esta transformación [verde] es demasiado alto. No olvidemos nunca cuál sería el costo de la inacción», dijo Von der Leyen ante la Eurocámara, poniendo como ejemplo catástrofes naturales como sequías e inundaciones.
El objetivo principal del «Green Deal», una de las prioridades de la nueva Comisión para los próximos años, es alcanzar para 2050 la neutralidad carbono mediante la reducción al máximo de las emisiones de CO2 y la compensación del resto con dispositivos de absorción.
Los tiempos son propicios máxime cuando el clima toma protagonismo en la agenda. En Madrid, la comunidad internacional debate cómo intensificar su respuesta contra el calentamiento del planeta y, en noviembre, los eurodiputados declararon la «emergencia climática» en Europa.
Pero, en una Unión Europea tan compleja y diversa, ese objetivo no logra la unanimidad de los países del bloque reunidos en el Consejo Europeo, que, en una cumbre el jueves y el viernes en Bruselas, intentarán de nuevo confirmar esa ambición.
La tarea de Bruselas se anuncia titánica. Las acciones previstas en este «Green Deal» para luchar contra el cambio climático abarcan áreas como el transporte, la energía, la contaminación, la agricultura, la industria y los modos de consumo, entre otras.
La titular de la Comisión, que asumió el cargo el 1º de diciembre, considera que este programa transformará el estilo de vida, de consumo y de trabajo de los europeos, pero debe proteger además a aquellos que se vean más afectados por los cambios.
El plan para la descarbonización de la economía europea puede no obstante aumentar los temores sobre la situación social y laboral en varios países de Europa, confrontados ya a la inquietud sobre la globalización y digitalización.
El jefe del Consejo Europeo, Charles Michel, para quien sería «importante» un apoyo unánime el jueves de los dirigentes europeos al objetivo de 2050, se debe tener en cuenta las «consecuencias sociales», «las capacidades de inversión».
«No todos los [países] europeos tienen la misma situación de salida tanto a nivel económico como respecto a la ambición climática», agregó Michel que deberá desactivar los temores de los líderes de países como Polonia y Hungría, más dependientes de las energías fósiles.
Para convencer a los países más reticentes, la presidenta de la Comisión Europea propone la creación de un mecanismo de «transición justa» que permita la movilización fondos públicos y privados de hasta 100.000 millones de euros entre 2021-2027.
El primer ministro checo, Andrej Babis, urgió ya este miércoles a la UE a asumir los costos «astronómicos» de la transición climática en su país y defendió que la energía nuclear se considere en la UE como una energía «limpia».
Este último llamado no es baladí. Los 28 países del bloque se encuentran divididos sobre si considerar el sector nuclear como una energía verde y, por tanto, susceptible de recibir subvenciones y exenciones fiscales.
– El «quid de la cuestión» –
La presentación del miércoles sirvió para desvelar su hoja de ruta. El pilar del «Pacto Verde» será una gran «ley climática» para fijar la fecha de 2050 para alcanzar la neutralidad carbono en la UE, que se presentará para marzo.
La Comisión también quiere unos objetivos de reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero para 2030 más ambiciosos y aboga así por pasar del 40% de reducción fijado actualmente al 50% o incluso el 55%.
Otros de los proyectos previstos es hacer extensible el sistema de comercio de derechos de emisión (ETS, por sus siglas en inglés), al muy contaminante transporte marítimo.
Su estrategia «del campo a la mesa», prevista para inicios de 2020, busca promover una agricultura sostenible y de calidad.
Y el «mecanismo de ajuste en las fronteras» previsto para 2021 quiere la imposición de los productos importados al bloque desde países con normas menos estrictas sobre las emisiones contaminantes, para no penalizar la industria europea.
Aunque la toma de consciencia de la Comisión fue celebrada por las oenegés, las críticas se centran en la eventual dificultad de aplicarlas. «El dinero será el quid de la cuestión», para el eurodiputado socialdemócrata Pierre Larrouturou.
La ambición medioambiental de Ursula von der Leyen dependerá mucho del dinero que la UE está dispuesta a consagrar y que todavía se desconoce, cuando los países se enfrentan sobre el próximo presupuesto para 2021-2027.
El pacto verde
A continuación, los principales puntos:
– Ley climática y neutralidad carbono –
El pilar central del Pacto Verde es lograr la neutralidad de carbono en la UE para 2050. La Comisión debe presentar para marzo del próximo año la ley que debe fijar ese ambicioso objetivo.
Las políticas actuales solo permiten una reducción del 60% de las emisiones de gases de efecto invernadero para esa fecha. «Todavía queda mucho por hacer», según Bruselas.
Antes de junio de 2020, el Ejecutivo comunitario publicará así un estudio de impacto sobre su proyecto de aumentar los objetivos de reducción de emisiones de gases contaminantes para 2030.
El actual objetivo es de una reducción del 40% respecto a los niveles de 1990 y la Comisión busca que sea de «al menos un 50%» o incluso un 55%.
La cifra actualizada, que se incluiría en la ley climática, esperan presentarla en la Conferencia de la ONU sobre Clima prevista en Glasgow (Escocia) a finales de 2020.
– Mecanismo de transición justa –
Enero de 2020. El mecanismo de transición justa contará con un fondo homónimo, incluido en el marco del presupuesto plurianual de la UE para el período 2021-2027. Varias fuentes lo cifran en unos 5.000 y 7.000 millones de euros.
Bruselas espera, no obstante, que el mecanismo global permita movilizar «100.000 millones de euros de inversiones» en siete años a través de varias fuentes de financiación tanto públicas, como los fondos de cohesión, como privadas.
– Precio del carbono –
La reforma del sistema de comercio de derechos de emisión de gases contaminantes se espera para junio de 2021.
La Comisión prevé «revisar» toda la legislación relacionada con el clima, como ese sistema conocido como ETS por sus siglas en inglés, al que esperan sumar el muy contaminante transporte marítimo.
Mecanismo de ajuste en las fronteras, en 2021. Este busca evitar las «fugas de carbono» y que los productos europeos se vean remplazados por productos importados, cuya fabricación no cumple estrictas normas sobre emisiones.
Bruselas evita denominarlo «impuesto sobre el carbono» para evitar problemas ante la Organización Mundial del Comercio (OMC).
Junio de 2021. En el marco de la revisión de la directiva europea sobre los impuestos de la energía, la Comisión también revisará las exenciones fiscales para el combustible en los sectores del transporte aéreo y marítimo.
– Inversiones –
La Comisión evalúa en 260.000 millones de euros adicionales por año la inversión necesaria para cumplir con sus ambiciones climáticas. A principios de 2020, presentará un plan de inversión para una Europa sostenible.
– Agricultura y pesticidas –
La presentación de la estrategia «del campo a la mesa» a favor de una agricultura sostenible y de calidad se espera para la primavera de 2020.
Para reducir el uso de los pesticidas, Bruselas prevé en 2021 estudiar la introducción de umbrales máximos para la utilización de productos fitosanitarios.
– Movilidad «cero emisiones» –
La Comisión buscará «opciones legislativas» para impulsar la producción de combustibles alternativos y la instalación de puntos de recarga de vehículos eléctricos.
Para 2025, se necesitarán alrededor de un millón de estaciones de recarga públicas para los 13 millones de vehículos con cero emisiones o emisiones reducidas que estarán en las carreteras europeas, según la Comisión.
Para junio de 2021, el Ejecutivo comunitario propondrá nuevos límites de emisiones de CO2 para los vehículos ligeros.
– Diplomacia climática –
La Comisión propondrá que el respeto del Acuerdo de París sobre clima se convierta en una clausula esencial de sus futuros acuerdos comerciales.
– Renovación de edificios –
En 2020, la Comisión prevé reforzar las leyes sobre el rendimiento energético de los edificios para favorecer una «ola de renovaciones».
– Economía circular –
El nuevo plan de acción debe permitir «estimular el desarrollo de un mercado líder para productos climáticamente neutros».
El ecodiseño será objeto de una política propia: la reducción y la reutilización de materiales serán prioritarias, por delante incluso del reciclaje.
La Comisión prevé también abordar la cuestión de los microplásticos, especialmente en el sector textil y en los neumáticos.
A partir de marzo de 2020, la Comisión adoptará una nueva «estrategia industrial».