Por Tristan Mcconnell, ed Karim Lebhour
Adis Abeba/AFP
Los islamistas radicales nigerianos de Boko Haram se han convertido en una amenaza para la seguridad de todo el continente africano y «requieren una respuesta colectiva», sickness afirmó el viernes la Unión Africana (UA).
«El terrorismo, en particular la brutalidad de Boko Haram contra nuestras poblaciones, representa una amenaza para nuestra seguridad colectiva y nuestro desarrollo», declaró Dlamini-Zuma, en la inauguración de la Cumbre de la organización panafricana en Adís Adeba.
«Ya se ha propagado más allá de Nigeria y requiere una respuesta colectiva, eficaz y decisiva», agregó.
«Estamos consternados por la brutalidad de Boko Haram», coincidió el secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon, que le sucedió en la tribuna. El grupo extremista ha dejado más de 13.000 muertos desde su alzamiento en 2009.
La noche anterior, el Consejo de Paz y de Seguridad de la UA pidió la puesta en marcha de una fuerza regional de 7.500 hombres para luchar contra el grupo extremista, cuyo avance en Nigeria, donde conquistó vastos territorios en el noreste, e incursiones en Camerún inquietan a otros países vecinos como Chad y Níger.
Nigeria, Camerún, Niger, Chad y Benín ya habían acordado a finales de 2014 la creación de una fuerza de 3.000 hombres, que aún no está operativa por culpa de disensiones entre Abuya y sus vecinos.
Dlamini-Zuma también recordó los otros conflictos que asuelan el continente: Somalia, Malí, Libia, Sudán del Sur y República Democrática del Congo, donde el ejército lanzó el jueves una ofensiva contra rebeldes ruandeses que llevan 20 años en el este del país.
Mala señal
Respecto a otro asunto espinoso, Ban Ki-Moon pidió a los dirigentes africanos que «no se aferren al poder» y «dejen sus funciones al término de sus mandatos».
«Los cambios de constituciones no democráticos y los vacíos jurídicos no deberían utilizarse para aferrarse al poder», explicó, tres meses después de la caída del presidente burkinés Blaise Campaoré, expulsado por protestas populares tras 27 años en el poder, porque quería modificar la Constitución para seguir gobernando.
«Los dirigentes modernos no pueden permitirse ignorar los deseos y las aspiraciones de aquellos a los que representan», prosiguió Ban.
En ese sentido, la elección el viernes del presidente de Zimbabue, Robert Mugabe, de 91 años, a la presidencia rotatoria de la UA supone una mala señal.
Mugabe, que gobierna Zimbabue desde su independencia en 1980, ha sido acusado en repetidas ocasiones de mantenerse en el poder mediante la intimidación, la violencia contra sus opositores y unos comicios amañados.
Unas 15 elecciones presidenciales y legislativas están previstas en África en 2015. Los dirigentes reunidos en Etiopía intentarán evitar las violencias electorales que se temen en Egipto, Burundi o en la República Centroafricana.
También tratarán el restablecimiento económico de los países afectados por el virus del Ébola. La epidemia, que causó unos 9.000 muertos en un año, sobre todo en Liberia, Guinea y Sierra Leona, se frenó, pero aún no se encauzó, según la ONU.