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Han pasado 30 años desde que Lucía Barrera de Cerna y su esposo Jorge Cerna, se convirtieran en testigos de la masacre de los Jesuitas y dos mujeres, ocurrido un 16 de noviembre de 1989. Desde una ventana de la casa de su mamá, ubicada en la Calle Cantábrico, cercana a la Universidad Católica José Simeón Cañas (UCA), observó uno de los crímenes más horrendos que El Salvador ha vivido.
La madrugada de ese día quedó grabada en la humilde mujer que observó como los soldados entraron en el campus y escuchó los gritos de los sacerdotes denunciando la injusticia que estaban cometiendo. Despúes de esto no le quedó más que exiliarse con su familia, ayudada por María Julia Hernández, y divulgar lo que había ocurrido, siendo el culpable una unidad de la Fuerza Armada, en el gobierno que era dirigido por el primer presidente de Arena, Alfredo Cristiani.
Un total de ocho personas fueron asesinadas esa madrugada, por un pelotón del batallón Atlacatl de la Fuerza Armada de El Salvador, bajo las órdenes del coronel René Emilio Ponce, jefe del Estado Mayor Conjunto de la Fuerza Armada.
Los nombres de los sacerdotes jesuitas españoles, que fueron asesinados son: Ignacio Ellacuría, rector de la universidad, Ignacio Martín-Baró, vicerrector académico, Segundo Montes, director del Instituto de Derechos Humanos, Juan Ramón Moreno, director de la Biblioteca de teología, Amando López, profesor de filosofía, Joaquín López y López, salvadoreño, fundador de la universidad, Elba y Celina Ramos, salvadoreñas, empleadas domésticas.
Según el testimonio de Lucía, oyó ráfagas a unos veinte metros de donde ella estaba, “la ventana estaba abierta…”, dijo en uno de sus relatos la mujer que en ese momento quería correr a detener lo que pasaba, pero que fue detenida por su esposo.
En el testimonio de Cerna ella dice que vió a los soldados disparar contra los sacerdotes y este testimonio bastaba para no creer la versión del gobierno del presidente Cristiani y la embajada de los Estados Unidos en El Salvador, que adjudicaban el crimen a los grupos guerrilleros. Este miércoles en la UCA, lugar del asesinato, fue presentado el libro “La verdad: Una testigo de los martíres salvadoreños” escrito por Cerna y Mary Jo Ignoffo. En este se relata la historia de Cerna y su vida antes y después de la masacre y se convierte en un testimonio del “sacrificio y las esperanzas históricas del pueblo salvadoreño”. Cerna, cuenta a través de varias entrevistas su experiencia personal y familiar pero sobre todo da testimonio del doloroso proceso de exilio hacia Estados Unidos, luego de testificar que la autoría material en la masacre en la UCA recaía en efectivos del Ejército.