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La voz de la calle: Las tribus urbanas como expresión social

Waldermar Romero

Escritor joven

 

Hoy en día sigue vigente la idea de que hay grupos que socialmente comparten una hegemonía de rebeldía transformadora. Es decir si no cambian algo a nivel social por lo menos brillan con solo vestir y pensar diferente.

Michael Maffesoli en su libro Tribus urbanas: el declive del individualismo en la sociedad de masas, diagnosis nos habla de manera escueta sobre los cambios rápidos y efervescentes en la sociedad. También toca cómo la sociedad necesita un canal de expresión dentro de un ambiente estable.

En los últimos 25 años, medicine San Salvador, El Salvador, ha sido un laboratorio social en cuanto al surgimiento y proliferación de distintos grupos juveniles que visten y mantienen un pensamiento similar. Se podría enlistar cada grupo de la siguiente manera: hippies, punks, rastafaris, emos, metaleros, hípsters, otakus, sketters, gitanos malabaristas. Y ahora ha surgido un grupo que de alguna manera conservan cierto grado de voz liberal en el plano social: los “swag”. Estos se caracterizan por divagar y establecer puntos de encuentros efímeros en los centros comerciales de San Salvador.

Ahora bien creo que se tendrían que abolir ciertos estereotipos marcados por ciertos estudiosos en materia de psicología social ya que  estos colectivos urbanos aún conservan cierto humanismo y conviven libremente, que para muchos extractos sociales se ha ido perdiendo en el transcurso de este siglo. La mayoría de estos grupos juveniles se concentran en las periferias, se introducen en las grandes avenidas, parques y alrededores de los centros comerciales. Algunos de ellos son estudiantes y los otros más simplemente no estudian. Un gran número no son independientes; por tanto viven con su familia; dependen económicamente de ellos. Hay otros casos que sobreviven de las remesas que les mandan los familiares migrantes que viven en Estados Unidos.

En la década de 1990, la urbe se expande

En la década de 1970, el hipismo cobró gran relevancia en San Salvador debido a la relación que tenían estos grupos con el consumo de drogas alucinógenas. La mayoría de estos jóvenes eran estudiantes universitarios de clase media alta y generalmente simpatizaban políticamente con la izquierda. Ya en la década de 1980, se marcó un antes y un después en la historia social de El Salvador. El surgimientos de grupos metaleros vino a establecerse como una ola nueva de grupos suburbanos. En ese entonces, en muchos espacios alternativos de la época, un conflicto armado de tintes geo políticos se extendería por doce años.

El conflicto bélico propició la migración de muchos salvadoreños a países del norte, sobre todo a Estados Unidos. Ya en el norte a los salvadoreños los trataron como a ciudadanos de segunda clase o indeseables desde que arrivaron a tierras norteñas. Con el tiempo dichos migrantes fueron deportados a El Salvador y siguieron siendo parte y ahora fortaleciendo y expandiendo grupos delictivos en su tierra de origen. Se llamaron “maras”. O sea, el crimen también se globalizó.

Los “maras” son grupos totalmente ajenos al resto de las otras culturas sub-urbanas y que ahora se les conoce como “tribus urbanas”. En la década de 1990, se asoció —de manera ingenua— a los distintas agrupaciones sociales en San Salvador. Se crearon y mantuvieron estereotipos mal infundados. Se creyó que los metaleros, hippies, punk eran la imagen indiscutible de los pandilleros. Sin embargo, sociológicamente resulta en un estereotipo distorsionado del concepto de tribus urbanas.

Por su parte, en la década de 1990, los centros comerciales se expandieron por las zonas periféricas de la capital. Con el tiempo los centros comerciales se convirtieron en incubadoras y fortaleza de las tribus urbanas en asenso. Al mismo tiempo, con la democratización de los medios de comunicación, surgieron grupos que hasta el 2000 se mantenían desconocidos.

El boom de los centros comerciales

La década de 1990 mantiene la expansión de centros comerciales debido a que los grupos juveniles de distintos extractos sociales convergían en un solo punto: el centro comercial. También se urbanizaron muchos puntos de encuentro hasta ese entonces desconocidos en las colonias y barrios. Los jóvenes comenzaron a apropiarse espacios y se volvieron más itinerantes. Iban de un centro comercial a otro. Mas también se les comenzó a ver despectivamente como indigentes, y se les conocía como “malabaristas urbanos”. Estos eran jóvenes que demostraban sus destrezas circenses en los semáforo para obtener dinero y financiar sus estudios.

A partir del 2000, tanto los malabaristas urbanos como los otakus —es decir jóvenes que disfrutan las animaciones y cultura japonesa— visten como personajes anime y gustan de accesorios relacionados a estos. Ellos cobraron protagonismo a partir del fenómeno comercial de la caricatura Pokemon que universalizó el anime en occidente. Hasta la fecha han seguido surgiendo más centros comerciales y se pueden presenciar más diversidad de sub grupos de culturas urbanas.

Presión  y migración por el fenómeno de las Maras

A medida fueron creciendo los distintos grupos urbanos en todo plano social  en el gran san salvador, también fueron creciendo  las pandillas en distintas urbanizaciones tanto centrales como  occidentales en todo el país ,  estos grupos delictivos en un principio conformado por migrantes deportados de estados unidos, y con el tiempo  por jóvenes que crecieron entre los años 1992 -2001

Posteriormente fueron reclutados por lideres de pandillas bajo parámetros de inestabilidad tanto social como en  su núcleo familiar, así fueron presionando , oprimiendo y desplazando a otros jóvenes que no formaban parte de estos grupos, la razón evidente claro esta,  por su forma de vestir, actitudes Ideológicas (afinidades políticas)  ideales  Indie (perspectivas alternativas) dentro de nuestros contexto social y básicamente “ser diferente” dentro de un barrio , se convirtieron de esta manera  en un  foco de ataques y de extorsiones de parte de las maras,

esto obligo a muchas jóvenes en la necesidad de un éxodo de colonia en colonia y en otros casos mas severos en la migración forzada  a los Estados Unidos para proteger sus familias   y con esto queda demostrado un hecho social claro y muy tangible en este tiempo, la migración que se ha propiciado en los últimos diez años  debido a los ataques perpetrados hacia las tribus urbanas por estos grupos delictivos,  el desplazamiento urbano que ha marcado un antes y un después en la historia social en algunos países Centro Americanos, a llevado a desintegración modular de muchas familias en la capital de el salvador y tomando en cuenta los pocos mecanismo culturales emprendidos por entidades del estado para subsanar esta fisura social,

La tribus urbanas han emprendido una lucha  en pro de su identidad como voz social,  y a si también erradicar  la postura de algunos grupos mas conservadores que señalan a  muchos miembros de estas tribus, como el caso de los  Punks, Rockeros metaleros,  Skater boy, de pandilleros  y narcotraficante, se mantiene aun esa lucha por  abolir estos paradigmas  a nivel social-cultural.

La nueva era

La “era de las tribus” del profesor Maffesoli agrega que este tiempo se caracteriza por grupos gregarios o grupúsculos, donde todas las relaciones se vuelven inestables y efímeras. Esto es el resultado de la ruptura social al cual cada generación obedece y abarca un híbrido entre clase media alta y extractos sociales muy bajos. Cabe destacar que la redes sociales se han convertido ahora para todos estos “ grupúsculos” en un canal de emociones e ideologías así como también en hechos banales y triviales de sus vidas, así como rebosantes de “aventuras” en centros comerciales.

La diversidad sexual para algunos grupos se maneja de manera más suelta y con libertad total en esta nueva era. Y esta podría considerarse una parte importante de las transformaciones sociales que han experimentado alguno de estos colectivos.

Las tribus urbanas están transformándose incesantemente en el seno una sociedad de masas en un país como El Salvador. País socialmente convulsionado, políticamente miope y culturalmente ingenuo. El Salvador es un buen ejemplo de la cultura post moderna urbana. A estas alturas, creo que no existen definiciones precisas sobre las “tribus urbanas”. Es más, ahora se ha empezado a del neo tribalismo urbano. Esperemos que con el tiempo y los procesos históricos por establecerse nos podrán decir que de ciertas eran los acercamientos y definiciones de todas estas tribus.

 

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Waldemar Romero. Joven poeta salvadoreño. Fundador del Círculo literario Mishima para promoción y difusión de la literatura joven, en San Salvador. Es realizador audiovisual de dos cortometrajes y trabajó como periodista en la página Contracultura.

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Amaneceres de temblores y colores. Fotografía de Rob Escobar. Portada Suplemento Cultural Tres Mil. Sábado,16 noviembre 2024