José M. Tojeira
No siempre las apariencias engañan. Pero es evidente que pueden engañar. Recientemente hemos visto que el nuevo Fiscal General ha iniciado proceso contra el expresidente Flores, contra Mauricio Samayoa, presidente que fue del antiguo Banco Cuscatlán, contra el expresidente Saca y contra los señores Balzaretti Kriete y Juan Wright. Acusado de nombramiento inconstitucional por su cercanía al partido ARENA y todavía con peticiones de inconstitucionalidad de su nombramiento pendientes; pareciera que con esta decisión deja clara su independencia respecto al mencionado partido. Sin embargo existen algunas circunstancias que hacen dudar de que este nuevo proceso justifique la independencia del Fiscal.
Para empezar dos de los procesados han fallecido ya y por tanto el Fiscal pide inmediatamente el sobreseimiento. ¿Pero pide responsabilidad civil, extensible a los familiares de los procesados y sobreseídos? no parece. Otro de los acusados, el expresidente Saca, está en la cárcel y ARENA hace tiempo que lo ha rechazado y excluido de sus filas. De modo que en el caso de estas tres personas mencionadas, no se está manifestando una especial independencia del partido con el que en algún momento se le vio tan cercano. En los casos de los señores Gerardo Balzaretti y Juan Wright se dan otros elementos. El primero de ellos fue inicialmente el único sincero, reconociendo haber recibido la millonaria suma de los dólares de Taiwán en una cuenta del partido ARENA. El segundo fue tesorero de ARENA en aquel momento, pero más que un acusado debía ser un testigo de la malversación del dinero recibido, puesto que se supone recibía órdenes, entre otros, del COENA de aquel entonces. Por otro lado, un hijo del señor Wright está fundando un nuevo partido que puede robarle a ARENA bastantes adeptos, dada su mayor apertura ideológica.
En este contexto y dado lo retorcida que es la política de la derecha política, cabe otra suposición paralela a la de la independencia del Fiscal General con respecto al partido ARENA. El fiscal está acusando a personas que o bien no son importantes en ARENA en la actualidad (los ya fallecidos y el expresidente Saca), o bien se han alejado del partido de derechas, diciendo uno la verdad que otros negaban, o estando cerca de un nuevo partido que podría rivalizar con el hasta ahora principal exponente de la derecha salvadoreña. Podría suponerse entonces, con la misma legitimidad que la teoría de la independencia respecto a ARENA, que el Fiscal General está haciendo una jugada favorable al mencionado partido. Los muertos quedan sobreseídos, los familiares de los fallecidos no quedan sujetos a responsabilidad civil, Saca no es de ARENA y a los dos restantes se les envía el aviso que no vale ser sincero si se perjudica al partido, ni se puede apoyar al propio hijo si éste desea mejorar la racionalidad y comportamiento de la derecha salvadoreña. Y de paso, el Fiscal queda con el aura de independencia política, que le puede proteger ante demandas pendientes de inconstitucionalidad de su nombramiento.
Con demasiada frecuencia la justicia funciona dependiendo de intereses. Y en los temas de corrupción son más los que andan sueltos que los que son denunciados. Muchos son los que pierden la confianza en las instituciones, precisamente porque ven lo tardíamente que estas actúan o la facilidad con la que atacan a unos y dejan en la impunidad a otros. Es cierto que hay que hacer justicia y lo dicho hasta ahora no trata de exculpar a nadie. Si la fiscalía tiene pruebas, debe proceder y nadie se lo reprocha. Pero cuando las circunstancias son tan irregulares, cuando quedan en la impunidad muy diversos beneficiados de los cheques de Taiwán, las soluciones aparentes pueden esconder intenciones no tan perfectas. ARENA debe hacer una investigación interna y publicar toda la trama de corrupción y desorden que hubo en torno a los cheques de Taiwán. Todo el uso que se les dio y todos los beneficiados al respecto.
Desde ahí es que hay que establecer responsabilidades. Hasta ahora que sepamos, el dinero llegó a muy diversas manos. Y nadie ha devuelto voluntariamente lo robado.