Gloria Silvia Orellana
@DiarioCoLatino
RETAR y ACOPANCHI son dos cooperativas de mujeres en los cascos urbanos de los municipios de Zaragoza y Panchimalco, y cuyas aspiraciones en común por congruencia son impulsar sus emprendimientos para generar un cambio en sus economías familiares.
“Es un proceso cooperativo de las organizaciones de mujeres que buscan mejorar sus economías familiares, pero, también, conocen sobre sus derechos laborales y lo que están promoviendo con sus productos desde un enfoque empresarial”, dijo Xenia Marroquín, integrante de ACUA, a cargo de la comercialización de los productos artesanales en este proyecto.
“En ese sentido, ACUA apoya estas iniciativas que son de impacto social y busca a la vez fomentar la empresarialidad de las iniciativas de las mujeres y su autonomía económica. Es un proyecto que ejecuta la Asociación ACUA con el apoyo financiero y técnico de Fundación Capital Social”, reiteró.
CLARAS : Café y Tienda de Artesanías
La Cordillera del Bálsamo en la región costera y montañosa recorre los departamentos de Sonsonate y La Libertad, y da cobijo al emprendimiento de un grupo de mujeres que integran la Cooperativa Red de Economía y Turismo Alternativa Rural de R. L. (RETAR), en el corazón de Zaragoza.
En Claras también se encuentra el taller de trabajo en donde la manufactura de las cáscaras de la mazorca ha dado nombre a las “MUJERES DE TUSA”, quienes elaboran infinidad de adornos, elementos decorativos y muñecas de este material.
Marta de Solís, presidenta de la cooperativa RETAR, indicó que el fin de esta iniciativa era vender los productos en colectivo y unir diversos emprendimientos de distintos municipios de La Libertad, para ampliar la oferta de productos que van desde la cosmética natural, artesanías en tusa, textiles bordados, textiles pintados a mano, joyería con semillas, gastronomía y un espacio para degustar café gourmet de varias zonas de la Cordillera del Bálsamo.
“Estamos conformadas en tres iniciativas económicas en diferentes rubros, comenzamos con 18 mujeres para formar la Cooperativa RETAR, pero detrás de cada iniciativa nuestra están 2 o 3 mujeres más, que trabajan con las artesanías y otras aunque no están asociadas trabajan con nosotras”, comentó.
Las “mujeres huizucareñas” (Huizúcar) la integran 10 mujeres que preparan vinos, dulces artesanales y gastronomía típica. En Zaragoza, otras 10 mujeres se encargan de la tusa para adornos artesanales. A la que se suma la confección de ropa de San José Villanueva, que suman más de 10 mujeres, que consideró de Solís, sumaban alrededor de 60 mujeres.
La Cooperativa RETAR nació luego de una invitación que les hiciera la Asociación ACUA (2013), para que formaran parte de esta red de emprendedoras, y se integraban a un proyecto de “Iniciativas Económicas Solidarias”, con el resultado de consolidarse legalmente en el año 2018.
En la mesa de trabajo las manos veloces de Roxana Vides y Reina Martínez se mueven hábilmente clasificando, midiendo y preparando la materia prima para la confección de artesanías de tusa, las de color morado son de maíz negrito y la blanca del elote común.
“La tusa se escoge dependiendo para que será utilizada, si es para confeccionar un mantel individual, flores o muñecas, la tusa tiene que estar bien nítida y limpia. Y si es para canasta o coronas no importa que se rasguñe porque se hacen pompones de las tiras”, explica la artesana Roxana Vides.
Y agrega: “la tusa se corta en la mata cuando está para -tapiscar el maíz- nos avisan la gente que nos vende la tusa porque en ese momento es óptima. Y con cuidado cortamos cada mazorca lo que nos puede tomar todo un día el proceso y es que, últimamente están utilizando desgranadoras, entonces, la tusa sale muy picada y no se puede utilizar para nada. Luego, la tusa se pasa al secado de forma natural y esto tarda 2 meses”, narró Vides.
Mientras, Reina Isabel Martínez afirmó que su experiencia desde la infancia con la tusa le ha permitido ir escalando en la confección e innovación de sus artesanías. Y reitera que el proceso de selección y corte debe hacerse de forma delicada para no dañar el lienzo natural, se miden para definir el uso que les darán y luego se amarran.
“Tengo años de hacer muñecas. Por la época navideña hago angelitos que me toman como 20 minutos prepararlos, también preparo flores y cuando aplico el color solo pongo agua a cocer y le aplico tintes naturales en amarillo o rojo y luego se echan las tusas y después las asoleo para secarlas muy bien y ya están para usarse. Todo esto me encanta porque hago algo que me gusta y aporto a la economía familiar y nos permite independencia económica”, manifestó.
En el arte para elaborar bebidas especiales basadas en el café, en CLARAS Café y Tienda de Artesanías se encuentra en las manos de María Jesús Guzmán, quien se ha especializado y atiende a clientes o visitantes con la misión de deleitar los paladares de un buen café o infusiones con sus acompañantes de chocolate, canela o leche entre otros saborizantes.
María de Jesús, ahora como barista, atiende el café gourmet, sin olvidar su habilidad artesanal del teñido de telas con añil y otros tintes naturales, pero decidió incursionar en el “barismo” que centra su competencia en la elaboración de bebidas basadas en café, así como otras bebidas.
En su mostrador, junto a su máquina de café profesional, muele los granos del aromático antes de iniciar el proceso para una infusión de café gourmet, según la petición de los clientes cuando piden una tasa del aromático.
Estos granos de café que utiliza María de Jesús, son de cosechas provenientes de Comasagua, y sus proveedores son las fincas San Antonio y Santa Adelaida y Fénix, este último de una socia de la Cooperativa RETAR, que cultiva en el municipio de San Julián, Sonsonate.
“Hoy cumplo un año en mi experiencia de barista y ha sido muy bonita porque he logrado complacer a los clientes que visitan a Claras la Tienda de Artesanía. Y las bebidas que más he preparado a mis clientes es el frappé, un café expreso, más leche, saborizante, así como un poquito de caramelo y chocolate para que quede como granizado, para combatir el calor”, señaló.
“Luego, lo que más me piden son los expresos que los preparo con 2 onzas de café y agua, luego siguen los capuchinos que contiene café expreso, vapor y espuma de leche, a estos les hago dibujos como granos de café, flechas con corazones y por la temporada campanas de navidad, y los americanos, todo lo preparo al gusto del cliente”, reiteró Guzmán.
La presidenta de la Cooperativa RETAR, Marta de Solís, dijo que tienen como reto, trabajar unidas desde diferentes emprendimientos, prepararse para participar en diversas ferias o eventos abiertos con sus productos. Y lo más importante, motivar con sus iniciativas económicas solidarias a otras mujeres con sus emprendimientos a unirse a la cooperativa.
“Tenemos la reciente incorporación de un joven chef, que se dedica a la gastronomía, originario de Nuevo Cuscatlán, se ha incorporado, y si bien vendemos nuestras artesanías en la Tienda CLARAS, pero, también, como mujeres organizadas, defendemos derechos como el acceso al agua y su saneamiento porque sabemos que cuidar nuestro territorio es cuidar nuestra vida”, señaló Solís.
MUJERES de PAÑO PANCHO
A 31 kilómetros de distancia al Sur de Zaragoza se encuentra el municipio de Panchimalco, un destino turístico con su Festival de las Flores y sus fiestas patronales en septiembre en honor a la Cruz de Roma, a la que suman sus vestigios indígenas y coloniales.
Y es en la Plaza de El Sol donde se asienta la iniciativa de mujeres emprendedoras de la Cooperativa ACOPANCHI, donde se trabajan los bordados lisos, en panal y la bisutería con granos, semillas y textiles. Amplían su abanico de productos a centros de mesa, adornos de tela enguatados llaveros, pulseras y aretes.
“MUJERES de PAÑO PANCHO”, explicó, María Elena Carrillo, integrante de ACOPANCHI, se debe al rescate que han realizado del uso del telar de cintura para tejer paños, mantillas o aplicaciones tejidas a ropa, que son originarios y simbólico en su uso entre la población de Panchimalco.
“Ese es nuestro afán, fortalecer este rescate cultural y ese trabajo que hacemos no es fácil, mucha gente – a veces- no valora el producto artesanal, pero hay otras que si, y vienen a buscarnos por el bordado liso y ahora con el telar de cintura hacemos paños (mantillas) que es muy utilizado en la población”, señaló.
“Hace unos meses presentamos la primera colección con nuevos productos en bordado y nos orientó una especialista que facilitó ACUA, para innovar en nuevos artículos o adornos y pensamos que eso podría ampliar más nuestras ventas que es nuestro primer objetivo y pasar de tener ventas locales a internacionales”, sostuvo Carrillo.
ACOMPANCHI, que tiene cinco años de fundación, la integran mujeres “bordadoras a domicilio”, quienes se encargaban de bordar apliques de panal para vestidos infantiles que demandan algunos almacenes de departamentos de renombre.
“Venían o íbamos a traer a la empresa el material a la casa para trabajarlo -claro-, terminábamos cansadas porque entre nuestros quehaceres y el cuido de los niños, terminábamos bordando a altas horas de la noche con más tranquilidad, pero con cansancio en los ojos y espalda por bordar de noche. Porque teníamos días límite de entrega y el pago era bien mínimo”, señaló Carrillo.
Esto motivó a más de 20 mujeres bordadoras a domicilio a tomar la decisión de unirse y formar a ACOPANCHI, que se configura en su propio emprendimiento económico y evita los problemas de salud, reivindica sus derechos laborales e impacta los presupuestos familiares de forma positiva.
“Ya en la cooperativa comenzamos a hacer otro tipo de bordado, con diferentes puntadas e incorporamos el telar de cintura, unas compañeras nos capacitamos y esto no fue fácil por su complejidad en el tejido”, señaló.
“Nosotras hemos comenzando de la nada, fue una compañera que tenía una máquina de coser, casera, y así comenzamos, luego hablamos con el alcalde (Mario Fuentes) nos apoyó y nos prestaron unas máquinas y surgimos, ganamos un certamen y así compramos nuestras propias máquinas. Es un orgullo porque somos madres y trabajamos por el sustento familiar”, reseñó Carrillo.
Noemí Vásquez, sentada en un banco se ata su “telar de cintura”, el que dispuesto en 9 colores dará vida a un “paño pancho”. El proceso inicia, luego de haber escogido los hilos que vienen dispuestos en madejas por lo que debe soltarlos y formar bolitas de colores para iniciar el “urdido” que implica colocar los hilos y tensarlos en el telar.
“Sacamos el hilo tensado en el urdidor, y lo traemos a los lazos colocados en el pilar y luego, lo pasamos en el telar de cintura en donde cada pieza tiene su nombre y función específica como el empitador superior y el empitador inferior, luego va el enrollador de tela, la aguja, el corvo y dos piezas filloteras, el corazón grueso y el corazón delgado. A todo esto se le llama telar de cintura”, explicó Vásquez.
En los empitadores se encuentran amarrados en armonía diversos colores de hilos de lo que será un “paño pancho”. Son manojos de hilos dispuestos, sujetados, amarrados y cortados, que será un tejido distintivo de Panchimalco, si cuentan con el color negro será para mujeres casadas o por razones de luto. Mientras, si el rojo es predominante lo utilizarán las solteras.
“Somos mujeres de Panchimalco, que es muy tradicional con la Fiesta de las Flores y el telar que es muy antiguo era importante retomarlo. Sabemos que tejer es complicado, pero tiene su propio valor y nos sentimos orgullosas de poder hacerlo y que aprecien nuestros productos como manteles, bufandas, individuales, blusas y camisas para hombres con aplicación de piezas de tejido del paño pancho. Estamos hasta confeccionando un vestido de novia por encargo. Este será un bordado en liso, y nos enorgullece el reconocimiento de estar haciendo bien las cosas”, puntualizó, María Elena Carrillo,
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