Por: Waldemar Romero
Durante la primera fase de la reapertura económica el 16 de junio 2020, transcurrieron muchos días de gracia, generando así un atraso de esta. Las calles a comparación de la primera semana del Estado de Excepción lanzado en marzo pasado, lucen mucho más congestionadas, podría decirse que hasta en cierto modo el caos habitual del microcosmos llamado San Salvador regresó a su habitualidad, con una única diferencia, las cafeterías y centros comerciales aun cerrados para el transeúnte común y más que corriente, esto resulta un verdadero conflicto ya que no se tiene un lugar en específico donde poder sentarse, escribir, leer algo o terminar una crónica.
Te encuentras en esa encrucijada de seguir “vagando” por las distintas calles, los parques y plazas públicas aun desoladas y el centro de San Salvador todavía se mantiene despoblado. Para la mayoría de sus habitantes esto significará seguir así hasta final del año. A pesar de estas circunstancias, en su mayoría se puede percibir la restauración de otra clase de turistas, así como a los medios de comunicación, que hacen tomas dispersas de vez en cuando de la zona, visitantes de zonas pudientes de la capital que sólo tiene una visión monótona y superficial del contexto social de la periferia, pareciera ser que otros ojos vigilan el Centro Histórico.
Es muy extraño observar como los caminantes habituales de la ciudad regresan, tal vez algunos resguardos durante la emergencia en sus casas o hasta de centros de contención, ahora están de nuevo para poblar otra vez la urbe, regresan de a poco en poco…
Algo que muchas veces no hay que pasar desapercibido es el hecho de cómo afrontar algunas situaciones: la falta de transporte, caminar o trasladarse en bicicleta etc. Esto demanda nuevas formas de readaptación a la capital y porque no decir a El Salvador entero. En esa misma idea, los vendedores del centro capitalino se acoplan a las nuevas medidas sanitarias, pese a tres meses de paralizar económicamente al país y no ofrecer ninguna opción para solventar las perdidas en las que se ha entrado, lo que podría considerarse como la nueva normalidad sólo funciona para paralizar un desastre económico que se aproxima en los últimos meses del año.
Los caminantes son frecuentes como también las bicicletas. El ciudadano común se las ingenua dentro de esta travesía para generar ingresos, trasladándose con su mercancía o para ofrecer diferentes tipos de servicios, al fin al cabo, es lo que nos queda como contribuyentes de este micro cosmos social —post emergencia— y pensar que unos meses atrás, algunos visualizando un apocalipsis zombi muy propio de la conocida serie The Walking Dead, no obstante, dentro de un año la bitácora cronológica llamada: Facebook nos recordará los racionales o los absurdos que hemos resultamos ser en esta brillante época de la desinformación.