Por Florence Panoussian
Cartagena/AFP
Cartagena de Indias, joya de la arquitectura colonial del Caribe colombiano, recibió con pompa el domingo las cenizas de Gabriel García Márquez, en un claustro cercano a la casa que el premio Nobel tenía en la ciudad.
«Es una alegría mezclada de tristeza, pero más de alegría que tristeza por ver a su hermano llegar donde ha llegado Gabito sólo puede dar alegría», dijo a la AFP Rosa Aida García Márquez, de 85 años, cuarta de los 10 hermanos y hermanas que tenía el premio Nobel de literatura.
El Claustro de la Merced, ubicado a unos 100 metros de la casa familiar, frente al mar, centralizó la ceremonia de homenaje al escritor, fallecido a los 87 años, el 17 de abril de 2014, en Ciudad de México, donde vivía con su esposa Mercedes Barcha.
Mariposas amarillas enormes, un símbolo del realismo mágico que esgrimía en sus obras «Gabo» -cariñoso apodo del autor de «Cien años de soledad»-, adornaban los árboles del Claustro.
Sillas doradas fueron desplegadas para los 400 invitados en el evento organizado por la Universidad de Cartagena, a la que pertenece el claustro.
Alrededor de su viuda, se sentaron unas 400 personas, la mayoría vestidas de blanco, en el claustro cercano a las fortificaciones de esta ciudad, joya de la arquitectura colonial ubicada en la costa del Caribe y Patrimonio Mundial de la UNESCO.
«Es un honor que la ciudad de Cartagena organice un evento así. Estamos muy felices, muy contentos», declaró a la AFP Gonzalo García Barcha, uno de los hijos del escritor.
García Barcha, que llegó esta semana de Francia, donde reside y trabaja como diseñador, explicó que hubo familiares ausentes pues «todos los que querían venir no lo pudieron hacer», incluyendo a su hijo, que «prepara el bachillerato en París».
Edgar Parra Chacón, presidente de la Universidad de Cartagena, pegada al claustro, expresó el «gran honor de recibir las cenizas de Gabo». Recordó que fue en esta ciudad que el escritor, abandonando su título de abogado, comenzó como un periodista y situó varios de sus libros.
Durante la ceremonia, actores y cuadros vivientes incluidos en «El amor en los tiempos del cólera», fueron desplegados bajo los arcos del claustro.
‘Reconocimiento’
A continuación los dos hijos de «Gabo», Gonzalo García Barcha, y su hermano cineasta Rodrigo, que vive en Estados Unidos, descubrieron ante el público el busto de bronce de su padre, creado por la artista británica Katie Murray y erigido en el corazón del claustro.
La pieza fue ubicada sobre en una pasarela de vidrio, que acogió una parte de las cenizas de García Márquez (la otra quedará en México, donde vivió desde los años 80). Las cenizas habían sido depositadas previamente por la familia, durante una ceremonia estrictamente privada, sobre la estela vidriada.
Uno de los nietos de García Márquez, Mateo, leyó a continuación extractos de la obra de su abuelo. Después de varias melodías interpretadas por la orquesta de la Universidad, incluida la «Petite Suite Nocturne» de Mozart, la ceremonia terminó al anochecer con tiros de cañón disparando miles de mariposas amarillas de papel crepé.
«Muy, muy emocionante. Era un compromiso que teníamos hacia Gabo», dijo a continuación a la AFP Gonzalo García Barcha.
El hecho de que sus cenizas descansen en Cartagena, sin embargo, no parecía conseguir apoyo unánime. «El homenaje a García Márquez (…) debe ser en su casa en Aracataca», el pueblo caribeño en el que nació el 6 de marzo de 1927, declaró a la AFP Nereira Esparragoza, de 51 años, que vino desde Barranquilla, a unos 130 km de distancia.
Katia Manjarrez, de 53 años, comerciante de Cartagena parecía lejos de regocijarse por el atractivo adicional que la presencia de las cenizas de Gabo traerá a la ciudad. Así, dijo que «deberíamos respetar el país que amaba, México (…). Para él, Cartagena y Aracataca pasaron como al segundo plano».
Sin embargo, en la plaza del Reloj, uno de los grandes monumentos de la ciudad, Gustavo Cabarcas, de 62 años, se regocijó. «Las cenizas de nuestro premio Nobel pertenecen a Cartagena. Es un reconocimiento. Para nosotros es un placer que se queden allí», añadió este vendedor de artesanías caribeñas.
De su lado, el presidente colombiano Juan Manuel Santos, quien ha calificado a García Márquez como el «más grande colombiano de todos los tiempos», finalmente no estuvo entre los asistentes, como se había anunciado previamente.
García Márquez, que describía el periodismo como «el mejor oficio del mundo», era también un ferviente defensor de las víctimas de las dictaduras latinoamericanas y admirador de la revolución cubana, lo que le fue reprochado, igual que el hecho de no vivir en su país, desgarrado desde mediados del siglo XX por el conflicto armado más antiguo de América.