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Las elecciones europeas, nuevo terreno para los verificadores de noticias falsas

París / AFP

Frédéric Pouchot

Las elecciones europeas suponen un gran desafío para los periodistas dedicados a detectar las «fake news» y una veintena de medios unieron sus fuerzas para ese combate, cuya eficacia es objeto de debate.

Diecinueve miembros del International Fact-Checking Network (IFCN), entre estos la AFP y los sitios españoles Maldita y Newtral, lanzaron FactCheckEU, un proyecto colaborativo para luchar contra la desinformación y las noticias falsas durante las elecciones europeas de mayo.

Concretamente, estos medios estudian en común las informaciones dudosas y se ayudan entre ellos, sobre todo en la traducción de contenidos de lenguas que no dominan. Su trabajo se reagrupa en una web común (www.factcheckeu.info).

Este proyecto tiene principalmente como objetivo responder al problema que plantea la circulación de noticias falsas más allá de las fronteras nacionales. «Una información falsa puede viajar de un país a otro en Europa y la diversidad de idiomas hace que combatirla sea difícil», explica a la AFP Jules Darmanin, coordinador de FactCheckEU.

– Videos transfronterizos –

Darmanin cita un video de unos adolescentes que escalan un árbol de Navidad y que son presentados como migrantes musulmanes «ofendidos» por este símbolo.

Un video ya identificado hace tiempo como engañoso (fue filmado en Egipto y se trata de un acto de vandalismo sin connotación religiosa), pero que sirve como apoyo de noticias falsas anti-inmigración, tanto en España como en Rumania, Suecia y Francia.

El proyecto permite además a los internautas plantear sus preguntas a los equipos de FactCheckEU.

«Más allá de la lucha contra la desinformación, esto permitirá cubrir una falta de información sobre el funcionamiento de la UE o sobre lo que pasa en otro países europeos», según el coordinador.

También existe otra iniciativa de Google, que financia parte del proyecto, y en las últimas semanas organizó formaciones de verificación de información en Bruselas, Milán o Fráncfort.

Las elecciones europeas del 26 de mayo serán un nuevo test frente a la multiplicación de las informaciones falsas.

Darmanin estima que criticar el papel de los verificadores de información por ejemplo por su supuesta lentitud respecto a la rapidez de propagación de las «fake news» o por la dificultad de alcanzar al público que se las cree, es «como reprochar el fuego a los bomberos», cuando además se está ante un fenómeno de semejante envergadura que amenaza la democracia.

Un estudio publicado en octubre por investigadores de las universidades de Nueva York y de Stanford calculó que desde 2016 las interacciones («likes», informaciones compartidas…) relacionadas con las noticias falsas «disminuyeron significativamente en Facebook mientras que continuaban aumentando en Twitter» y sugiere que los esfuerzos de Facebook para limitar la desinformación tras la elección de Donald Trump «podrían haber tenido un impacto significativo».

– ¿Supresión sistemática? –

Pero como demostró por ejemplo recientemente la actualidad sobre los «chalecos amarillos» en Francia, Facebook continúa sirviendo como canal de difusión masiva de desinformación.

Según la oenegé Avaaz, las principales noticias falsas relacionadas con ese movimiento de protesta popular generaron más de 105 millones de vistas en 4 meses.

La red social asegura que ha logrado reducir drásticamente la visibilidad de los contenidos falsos o engañosos. Pero es contraria a su supresión sistemática, como recordó recientemente Tessa Lyon, una de las responsables de la red.

«Hay casos en que los verificadores no están de acuerdo entre ellos sobre el grado de inexactitud, hay informaciones que al final resultan que son exactas, y algunos dicen que si retirásemos contenidos se nos acusaría de alimentar las teorías complotistas», dijo a la prensa.

Estimó además que cada vez más este tipo de informaciones «no son totalmente inexactas, sino que están basadas en una verdad que se deforman y transforman de forma engañosa».

Por ello, según Lyon, Facebook debe mantener un equilibrio «entre la libertad de expresión y la necesidad de tener informaciones fiables» y defiende «reducir la difusión de informaciones falsas y dar informaciones a quienes las buscan», sobre todo facilitando vínculos hacia los artículos de «fact-checking».

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